SELECCIONES ESPAÑOLAS
Selecciones Ilustradas es una agencia fundada por Josep Toutain en Barcelona, en 1957, que durante varias décadas se ocupó de abastecer de historietas a editoriales de Europa y América, a veces con guionistas locales, a veces con guiones que enviaban los propios clientes, pero siempre con dibujantes españoles. Durante los años más gloriosos de S.I. (las décadas del ´60 y ´70), trabajaron a destajo para la agencia de Toutain un sinnúmero de talentosos dibujantes españoles, entre los que se destacan Pepe González, Josep María Beá, Jordi Longarón, Fernando Fernández, Enrique Badía Romero, Luis Bermejo y quien hoy nos ocupa, el maestro Carlos Giménez.
Empresario de gran habilidad y olfato comercial, en 1967 a Toutain se le ocurrió desarrollar una serie de aventuras juveniles con un héroe bastante convencional (una especie de James Bond, pero originario de otro planeta) para colocarlas en distintos mercados. Así nació la idea de Delta 99, y Toutain la puso en manos del experimentado guionista Jesús Flores Thies, que también trabajaba en su agencia. El dibujante elegido fue un muy joven Carlos Giménez, quien contaría con la asistencia de su amigo y socio Adolfo Usero (aquel que reemplazó a José Luis Salinas para terminar La Batalla de Vitoria, de la que hablamos hace unos meses en esta columna) y otros dibujantes de lo que en esa época se conocía como «Grupo de la Floresta».
POR EL MUNDO
La primera publicación de Delta 99 se vio en España, en 1968, en la editorial IMDE (Ibero Mundial de Ediciones), que la dio a conocer en una colección de 24 revistas de 48 páginas en blanco y negro. Una edición espantosa, en la que faltan diálogos, hay dibujos mutilados y, como todavía España estaba en dictadura, se le agregó ropa a las chicas que dibujaba Giménez. Más tarde, otras editoriales españolas probarían suerte con la serie, pero ninguna llegó a publicar tantos episodios como IMDE.
También lo publicó La Prensa en México y llegó a editoriales de distintos países escandinavos y hasta de la Europa Oriental, Alemania, Australia y, por supuesto, Argentina, donde algunos episodios aparecieron allá por 1972 en la revista D´Artagnan. O sea que la intuición de Toutain no falló: Delta 99 encontró rápidamente un amplio abanico de editores decididos a darle un espacio en las revistas de historietas de su época.
TIROS Y TROMPADAS
La verdad que ninguno de los guiones de Flores Thies me generó demasiado interés. Son todas aventuras bien de fórmula, en la línea de las películas de acción de los ´60, con un héroe canchero, imbatible, que vive peripecias extremas en las grandes ciudades, en el océano, en el desierto, en la nieve, en castillos medievales… lucha contra una organización diabólica que quiere dominar el mundo, femme fatales, una pandilla de motoqueros violentos, científicos malignos, un clásico villano encapuchado… todos rodeados de sicarios con pésima puntería, como para que vos siempre sepas que Delta va a salir indemne, o a lo sumo con algún raspón. El héroe pilotea autos zarpados, lanchas, motos, aviones, esquía, bucea… un capo en todas las disciplinas, cuya habilidad se explica por su origen en el espacio exterior… una idea potencialmente interesante, pero que los guionistas no utilizan como motor de las aventuras. El único personaje secundario interesante es Lu, la pirata china, y en general, los episodios en los que su rol es más pequeño son los más flojos. Pero ni siquiera cuando Lu tiene más peso en las tramas encontré algo que me impactara o me emocionara.
En algún momento, Flores Thies tiene una pelea con Toutain y abandona la serie. Así es como a partir del décimo episodio la misma está escrito por el maestro Víctor Mora, tal vez el más icónico de los guionistas españoles del período 1936-1976. Pero la calidad de las historias no mejora casi nada.
UN IDOLO EN PAÑALES
El verdadero atractivo de Delta 99 pasa por el dibujo de Carlos Giménez, o en realidad por ver cómo en estos primeros trabajos (casi el Year One del mítico autor) empiezan a aparecer tímidamente los rasgos que van a caracterizar a su trazo en los años venideros. Acá se ve a un dibujante competente, pero con poca identidad, que por momentos parece muy influenciado por clásicos de las tiras de prensa de EEUU (Milton Caniff, Frank Robbins), mientras que otras veces la impronta tiene más que ver con la de los dibujantes de aventuras de las revistas infanto-juveniles francesas o británicas, sobre todo Peter O´Donnell. En ese mix se cuela también algún que otro rostro femenino que parece de José González (compañero, como ya vimos, de Giménez y Usero en la agencia de Toutain) y de a poquito, rasgos gráficos que después van a aparecer en las obras posteriores tanto de Carlos como de Adolfo.
Son historietas industriales, hechas por encargo, pero muy presentables, muy profesionales, donde los jóvenes dibujantes demuestran que dominan el oficio, que entienden perfectamente cómo funciona la narrativa, el armado de las secuencias, el movimiento de «la cámara»… todo eso está. Brilla poco, porque acá se nota la falta de originalidad, el esfuerzo porque todo encaje en un molde que viene impuesto por otros mercados y otras lógicas de producción, que poco tienen que ver con lo que va a crear Giménez cuando se libre de esas restricciones. Pero algo de ese Giménez superlativo de la segunda mitad de los ´70 y todos los ´80 ya asoma en estas páginas y se disfruta mucho.
La participación de este germen de monstruo que era Carlos Giménez a fines de los ´60 abrió la posibilidad de que Delta 99 no caiga en el más absoluto de los olvidos, y haya tenido varias reediciones… de los 10 primeros episodios, porque después la serie continúa a manos de Usero y otros dibujantes, y eso no se reeditó nunca más. La edición de Glénat, tremendo masacote de casi 300 páginas, compila todo lo de Giménez con una muy buena factura técnica. Pero, como ya dije, la calidad de los guiones no hace méritos para que uno quiera salir corriendo a buscarlo, a menos que realmente quiera interiorizarse a fondo con lo que fue este clásico español (tal vez el primero con auténtica proyección internacional) de la bisagra entre los años ´60 y ´70.
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