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NOTAS

Guardian Devil

En 1998, Kevin Smith relanza a Daredevil dispuesto a mejorar lo que vino antes, y dejar su huella también en él.
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Martes 01 de diciembre

No soy seguidor asiduo de Kevin Smith. He escuchado ocasionalmente su podcast sobre Batman (Fatman on Batman), y debo confesar, asumiendo las culpas que correspondan, que nunca he visto una de sus películas. “Clerks”, por ser la más famosa, siempre estuvo en carpeta pero nunca me decidí finalmente a verla.

De lejos, el tipo parece un fanático del comic mal hablado, desalineado, siempre y eternamente vestido como jugador de hockey sobre hielo y al que le chupa un huevo todo. Pero no se queda en eso: como buen fan al que le interesa el medio, tuvo la chance de involucrarse en él y generar algunas obritas muy destacables. Abrevó en Batman, en Green Arrow, pero la que su mejor trabajo es, sin dudas, “Daredevil: Guardian Devil”.

Yo (fiel a mi completa ignorancia sobre su trabajo) la ignoraba olímpicamente, hasta que gracias a la colección negra de Salvat, cayó en mis manos. No le tenía mucha fe, pero de entrada te das cuenta de que el tipo deja la vida en cada página. Y, encima, acompañado de un Joe Quesada inspiradísimo. Son ocho episodios (tan solo eso) en donde pasan muchas cosas que serán definitorias para el futuro del personaje. De entrada explota el costado religioso del amigo Matt (exacerbado desde siempre por genios como Frank Miller, por ejemplo) y centra todo el eje de la historia en su, por momentos, descreimiento en una deidad superior que nos proteje desde alturas inconmensurables. Murdock atraviesa una crisis de fe en donde siente que ya no puede seguir aferrándose a aquellos valores con los que creció y que son parte intrínseca de su ser.

Quesada on fire.

Y mientras se debate en estas cuestiones, cae en sus manos un bebé entregado por una fugitiva y desesperada madre, que en un último acto de angustia lo deja a su cuidado. Pero le aclara algo que podría ser importante: dicho niño (o niña, como se verá más tarde) es el Mesías, futuro redentor del género humano. Fuerzas oscuras la persiguen e intentan matarla para llegar a su retoña, y busca ayuda en Matt, a quien le confiesa conocer su identidad secreta como el justiciero nocturno. ¿Cómo sabe esto? ¿Tiene razón acerca de la bebé? ¿Es en verdad la reencarnación de Jesucristo en persona?

Y así como se lo da, desaparece. Matt se queda con esta bebé, sin saber muy bien qué carajo hacer con ella. Y por si esto fuera poco, pronto otra persona se hace presente en su despacho, alegando conocer las circunstancias que hemos narrado anteriormente, y agregando que en verdad la niña no es la futura redentora de la humanidad ni mucho menos, sino todo lo contrario: es el anticristo hecho carne. Si no se pone fin a su vida, si no se hace algo con el futuro de esta pequeña bebé, será el Apocalipsis, Ragnarok, Cosha Golda. Pero sabe, agrega, que Matt no tendría el valor de quitarle la vida a una cosita tan hermosa, así que gentilmente se ofrece a hacerlo si se la entrega. Ah… y también conoce su identidad secreta. En verdad, parece conocer todo acerca de Murdock y de la madre fugitiva y de todo lo que anduvo pasando últimamente…¿quién es este tipo?.

¿Salvadora o destructora?

Sería un pecado de mi parte (no pun intended) contar cómo termina esta historia. Esta vez no voy a caer en advertencias de spoilers para luego decir cómo se las ingeniará nuestro héroe para desanudar este nudo gordiano. No, prefiero que, si el gancho que conté te atrapó, busques este libro (no es para nada difícil, la más accesible: tomo 20 de la tapas negras de Salvat) y lo disfrutes sin tener idea de cómo puede terminar, como me pasó a mi.

Como decía al principio, Smith deja la vida en los diálogos, en la caracterización, en los personajes que inventa, pero también en cómo maneja a los que son recurrentes en el universo Daredevileano, por así llamarlo. Bullseye tiene una aparición majestuosa que quebrará para siempre un aspecto en la vida de Matt y que ahondará todavía más la insalvable grieta que existe entre ambos personajes desde que Miller le puso un arma en la mano al cuernitos y le hizo apuntarla a la cabeza del asesino de azul.

La historia es fresca, emotiva, con momentos de gran suspenso, con sacrificios, renuncias, y un sorpresivo final. Vas a llorar (si tenés algo en el pecho que se llama corazón) y te va a alucinar en cómo también Joe Quesada (entintado por Jimmy Palmiotti) no deja ningún cuadrito sin ponerle garra. El color es hermoso, y habrá muchos momentos en donde vas a agradecer que exista una historia así.

Bullseye feroz

Soy fanático de Daredevil de la primera hora. Es uno de los personajes que más grandes obras tienen. Parecería ser que los autores que llegan a sus filas intentan siempre mejorar lo que vino antes, y dejar su huella también en él. Desde que Frank Miller lo inventó (bueno, no exactamente, pero no jodamos: hasta su llegada al título el personaje era de la B) han habido infinidad de Grandes historias con el tipo, y siempre tiene más para dar.

Y como fanático, no puedo más que alegrarme sobremanera de que una historia como Guardian Devil sea tan perfecta y movilizante, porque demuestra que siempre los grandes personajes tienen más hilo en el carretel de lo que a veces se cree.

Si vos también sos fan del amigo de cuernos, y no la leíste, no dejes de buscarla.

Le vas a agradecer a Dios (ahora sí hay pun, je) el haberlo hecho.