La vuelta de Grant Morrison a DC trajo consigo grandes expectativas. Su mente iba a romper las barreras terrenales para llevarnos al espacio y sumergirnos en su visión particular de Green Lantern. La imaginación desmedida puesta al servicio de la narrativa controversial y su capacidad para actualizar mitos de la Silver Age prometían grandes momentos. Además, lo acompañaba un Liam Sharp inspiradísimo y con ganas de hacer algo rupturista que se asemejara más a la bande dessinée que al comic de superhéroes. Muchas expectativas, pero surge la pregunta ¿Estuvieron a la altura?

Publicación
Los doce números de la primera temporada se publicaron entre Enero y Diciembre del 2019; los tres números de Green Lantern Blackstars, entre Enero y Marzo del 2020; y finalmente la segunda temporada entre Abril del 2020 y Mayo del 2021. Toda la saga, incluyendo la miniserie y el anual fue compilada más tarde en cuatro tomos.
La edición nacional cuenta con tres libros: Temporada 1 y Temporada 2, que recopilan los 12 números de cada saga. También publicaron la intertemporada, Blackstars, que contiene la miniserie de tres números, el anual y el especial del 80º aniversario, todo con traducciones de Mauro Mantella. Los diálogos de Grant Morrison son complejos, muchas veces difíciles de traducir con la coherencia suficiente para que no pierdan los dobles sentidos ni el humor ácido. En este sentido, Mantella logra un excelente trabajo en el que nos deja ver otra de sus facetas.

Más allá de la Space opera
Si bien los títulos de Green Lantern siempre estuvieron ligados a aventuras espaciales, no iban mucho más allá de la space opera o la épica espacial. Las aventuras de Hal Jordan y los suyos siempre tuvieron desarrollo ligado a géneros y narrativas convencionales que iban desde sagas en el espacio, enfrentamientos con el villano de turno e incluso road movie de la mano de Denny O´Neil y Neal Adams. También hay que tener en cuenta esa etapa que fue Millennium, en la que los Corps eran una suerte de embajadores espaciales en un edificio con el que John Stewart pudo demostrar al fin sus habilidades arquitectónicas. El costumbrismo de los Corps, el polémico amorío entre Hal Jordan y Arisia sumados a la simpatía de Kilowog por el comunismo, rompieron muchos esquemas en la mitología esmeralda. Pero aún faltaban las andanzas de Kyle Rayner, la etapa de Geoff Johns y tanto más que sumó a la mitología verde e hizo que las ventas se disparasen.
Para Grant Morrison, las posibilidades de Green Lantern iban mucho más allá de los convencionalismos de la ciencia ficción más comercial. Por un lado, terrestre, explotó la faceta policial de Hal Jordan. Como dijo O´Neil en su momento, es un gran policía, tal vez el mejor del universo, pero es un policía, al fin y al cabo. Sin embargo, para Morrison, criado en el apogeo del punk rock y la rebeldía contra la autoridad, Jordan es un policía beatnik con todas las contradicciones que esto conlleva.

Por otro lado, encontramos esos elementos que ya son folklóricos en sus etapas de superhéroes: actualización y rescate de personajes e ideas de la Silver Age. Su Green Lantern, exige conocer los comics de ´60 y ´70 para disfrutar a pleno las lecturas. Lamentablemente muchas de estas ideas no terminan de funcionar y a medida en que avanzan los números, la serie se hace más y más desordenada a nivel narrativo. Hay muchos elementos desaprovechados y conceptos demasiado confusos, incluso para lo que nos tiene acostumbrados el buen Grant.
También, casi inevitable para el autor, aparece el concepto del multiverso con variantes de los personajes. Son momentos simpáticos en los que desarrolla a los Corps del multiverso con un Green Lantern Hippie y el Batman con anillo de In Darkest Night. En este sentido, son mucho más interesantes los números en los que aparecen Hal Jordan y Carol Ferris de otro universo. Morrison sabe aprovechar los culebrones de la época de John Broome para mofarse de los personajes y lograr una química sorprendente.
Las temporadas esmeralda
Ya en su paso por Batman, Grant Morrison jugó con los límites del formato del comic. En RIP hay una escena que se asemeja a la presentación de créditos de una película y la narrativa se acerca a la de un storyboard. Un efecto muy interesante que demuestra las inquietudes narrativas del guionista. En Green Lantern juega con el formato de serie con temporadas de 12 números, donde se da el gusto de desarrollar dos arcos argumentales distintos entre sí. La primera temporada es más espacial y alienígena. La segunda, centrada en las aventuras terrestres de Jordan con mayor desarrollo de personaje.

Blackstars
En los primeros números de la primera temporada, hay algo que se está gestando. Alguien está tirando los hilos en pos de un objetivo ambicioso, que es implementar una nueva fuerza de control universal: Los Blackstars. Morrison sacrifica el desarrollo de Hal Jordan para ahondar en la naturaleza de este cuerpo paralelo y dejar en claro el peligro que conlleva. Los seis primeros números son interesantes justamente por la cantidad de conceptos que maneja. Algunos sumamente originales, como el arresto de “Dios”.
La calidad cae en la segunda mitad, cuando intenta armar una saga épica que atraviesa el multiverso. La narrativa se vuelve confusa, demasiado enmarañada y Morrison no logra retomar el hilo. Tiene momentos brillantes, como el ataque de Qwa-Man, el personaje más noventoso de los últimos años y otros demasiado confusos y rebuscados, como la saga del grial.

Policía Beatnik
A pesar del mito que encierra al personaje, Hal Jordan tuvo muy malas etapas y una manipulación excesiva. Esa evolución que vivió en los ´70 de la mano de O´Neil y Adams donde pasó de ser un policía espacial y centro de un triángulo amoroso con su alter ego a un hombre que abría los ojos a la realidad que lo rodeaba y desarrollaba un compromiso social se dilucidó en la segunda etapa de O´Neil. Lo que siguió fue un Jordan más rebelde que se cuestionaba la autoridad. Por supuesto, después llegarían etapas oscuras donde la manipulación fue excesiva: Villano desde Zero Hour, arrepentido, redimido, fallecido, convertido en espectro, resucitado y posteriormente portador de todos, literalmente todos los anillos del espectro de colores en la etapa de Johns.
Un personaje que ha pasado por tantos conceptos y reescrituras necesitaba un giro. Algo que lo acercara a su esencia, y es en la segunda temporada donde aparece el concepto del policía beatnik. Un hombre de ley, un policía serio y muy efectivo, que a su vez tiene choques con la autoridad y el establishment. Por otro lado, Jordan pasa a ser alguien que ha visto tantos seres y formas de vida alienígenas, que no logra volver a adaptarse a la vida en la Tierra. Es alguien que ha cambiado su forma de ver el universo y lleva el concepto de libertad a otro nivel. Ama a sus amigos en la Tierra, pero solamente comparte momentos limitados. Como dice Grant, sobre sus relaciones fraternales “Tengo amigos a los que amo en Estados unidos. Pero los veo una o dos veces al año”.
Es justamente ese giro, ese concepto el que hace que Jordan vuelva a ser un personaje interesante. De hecho, en la segunda temporada su desarrollo es mucho más rico, lo que hace que la saga sea más interesante que la primera. Lamentablemente, vuelve a enredarse en lo multiversal y vuelve a ser una lectura confusa.

Un cómplice perfecto
El buen Grant tuvo la mala suerte de no contar con buenos dibujantes en algunas de sus etapas clave. Basta pensar en esos números de Animal Man que pedían a gritos un cambio de ilustrador o esos números lastimosos a nivel gráfico de JLA. En Green Lantern se encontró con un Liam Sharp que evolucionó enormemente desde esos números de Incredible Hulk donde los músculos a punto de reventar con exceso de venas eran moneda corriente. En las páginas del cruzado esmeralda hay un trabajo plástico sublime que recuerda mucho a la BD franco belga e incluso a lo que se vio en las páginas de 2000 AD. Si el toque morrisoniano daba el elemento surreal de la Silver Age y una mirada alien, la gráfica de Liam Sharp potencia esas ideas hacia un terreno de comic de autor, que roza lo europeo y le otorga una identidad marcadísima a cada página. Es cierto, la serie dista de ser brillante, pero fue algo diferente dentro de lo que nos tenía acostumbrados el mercado. Lo más cercano en cuanto a identidad y desarrollo gráfico fue Green Lantern: Mosaic de Gerard Jones y Cully Hamner.

La miniserie Green Lantern: Blackstars ilustrada por el madrileño Xermánico es más clásica y menos jugada. Funciona muy bien como historieta de superhéroes de línea más clásica.
Una etapa olvidable
Green Lantern de Morrison parecía que iba a ser una de las etapas más interesantes de Hal Jordan y compañía, sin embargo las cosas no salieron como se esperaban. Fue algo cuanto mucho correcto y con un dibujo que superó ampliamente la calidad del guion. Una anécdota de lo que pudo haber sido y nada más.
Tristemente, una etapa que no va a pasar a la historia.

2 respuestas a «The Green Lantern»
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Grant… el aprendiz de mago. Como Mickey. Igual es un autor correcto. Pero no tiene barba…
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Debo la lectura de Blackstars y la segunda temporada, pero la primera temporada a mi me encanto. Y si Mantella hizo un gran laburo, normalmente cuando leia comics de morrison en español,tenia que leerlos despues en ingles para entender bien algunas cosas ( por suerte el año pasado me deje de hinchar y empeze a leer en ingles todo ) con el no tuve ese problema. Es un buen traductor, un gran guionista y una persona agradable a la que tuve la suerte de conocer en una charla de 2019 conducida por Andres, en la que tambien estaban Luciano Saracino. Ray Collins y Diego Agrimbau( del que ahora que recuerdo, tengo El Humano ahi en mi cuarto sin leer, tengo que corregir eso pronto)
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