Recomendaciones, recomendaciones, recomendaciones… El trío mensual de recomendaciones comiqueras con el que arrancamos esta semana viene de la siguiente manera.
Sobre la hora, leí el tercer libro que considero como lo mejor de la historieta nacional del 2023 recién pasado. Ya me maravillé con La Gran Estaca, El Animador y ahora me tocó alucinar con Walicho de Sole Otero, publicado por Salamandra Graphics, una bomba de casi 400 páginas. Decir que es una historieta “de terror” es un poco faltar a la verdad. Sí, hay elementos que podemos asociar al género como la brujería, que es el tópico principal de la historia. Pero es un poco reduccionista. El gran hallazgo del libro es cómo elige Sole contar la historia: empieza con un prólogo que muestra la llegada de tres mujeres misteriosas y su cabra desde España hasta el virreinato del Río de la Plata. Ahí saltamos al Siglo XXI, donde un tipo le cuenta a su amigo las cosas raras que percibe en su casa. Del misterio a la comedia en pocas páginas, para volver al misterio en el remate de este primer capítulo. No solo oscila (repitan esta frase 3 veces cada vez más rápido a ver si les sale) el tono, sino también los tiempos narrativos: vamos y venimos del pasado al presente para intentar completar la historia completa. Porque ahí hay otro hallazgo, ya que sin ser burdamente explícita, Otero te obliga a prestar atención a los personajes, a los nombres y a las situaciones para que vos armes el rompecabezas incluso con piezas que no se mencionan y que apenas se dejan entrever. Una historieta inteligente, bien contada, atrapante (ni parece que fueran 327 páginas, pasan volando).
Así como los diálogos son muy reales, la historia se sostiene por sí sola y sabe fluir, gracias al guion y al estilo de dibujo. Sole continúa perfeccionándose en este campo, si comparamos lo que era en Poncho Fue. Sintético pero detallista, con un laburo de color funcional al clima de misterio, y con algunas experimentaciones soberbias con la puesta en página. Un capítulo del comic está centrado en una chica que vive encerrada en su casa, donde mantien una conversación con un veterinario solo por e-mail. Esta parte, que es muda (dejando de lado esos detalles de texto) juega mucho con la movilidad del dibujo con varias páginas en doble splash, una gran viñeta en constante movimiento con detalles que indican que hace el personaje. Esta combinación perfecta de un relato atrapante y original, dibujado de manera llamativa, hace de Walicho otro gran comic del 023.
Hace poco me enteré que la editorial Historieteca va a editar este año un comic uruguayo que, cuando lo leí hace unos cuatro años, fue directo a mi lista de favoritos. Es por eso que, desde ya, los quiero cebar con Q de Santiago Mussetti, una historieta centrada en el escritor Horacio Quiroga. Uruguayo de nacimiento, se estableció en el país en el año 1902 luego de asesinar accidentalmente a un amigo y pasar unos días en la cárcel. En Buenos Aires, fue recibido por su colega Leopoldo Lugones, quien se lo lleva al año siguiente a una misión de reconocimiento en Misiones. En dicho periplo, el cuentista queda enamorado de la selva, lugar al que no sólo se iría a vivir varias veces, sino que le dedicaría varias historias, todas ellas cargadas de una imaginería y realismo mágico con tintes de horror, dignos de un lector de Poe.
Su obra ha sido varias veces adaptada a historieta, pero nunca tuvo una novela biográfica… y en cierto modo, esto tampoco lo es. Q se centra en el viaje donde Lugones le pide que lo acompañe en calidad de fotógrafo a retratar las ruinas de las misiones jesuitas del siglo previo. Claro está, Horacio aún es acechado por el crimen a través de pesadillas e imágenes que ocurren a lo largo del relato y le impiden al cuentista discernir la realidad de la fantasía. Musetti se apropia de este momento puntual de la vida de su compatriota y le inyecta las mismas dosis fantasiosas que el autor fallecido le ponía a sus narraciones. Los momentos en solitario de Quiroga alteran la realidad para convertirse en pesadillas casi tangibles, donde intenta sacar de su cuerpo la carga que lleva encima por el crimen cometido. Aquel que conozca mínimamente la biografía del escritor, sabe que en su vida cargó con muchísimas muertes y abandonos, y todas ellas están compactadas en un momento donde la historia pasa a tener secuencias dignas de una película (o bien, historieta) de horror, con unos dibujos en blanco y negro bien expresionistas. A tener en cuenta cuando salga.
Para cerrar, voy con un comic indie inglés bien de culto, muy hijo de una época concreta, los ´90, cuando la televisión y los hogares estaban tomados por el fenómeno de Twin Peaks, la serie de David Lynch y Mark Frost, una maravilla narrativa que involucra crimen, misterio sobrenatural, romances tórridos con amores prohibidos o infidelidades, intenciones oníricas, todo en el marco de un pueblo bucólico ubicado en la frontera de Estados Unidos con Canadá. Este cóctel, que también involucra a una cantidad importante de personajes excesivamente particulares, permeó también en las muchas mentes creativas que fueron testigo, como Gary Spencer Millidge, que en 1995, acusó recibo de la influencia con Strangehaven, una saga que hasta la fecha lleva 18 números.
Strangehaven toma lo mejor de Twin Peaks y logra lo imposible, que es hacerlo propio. Aunque no lo parezca, es un comic muy personal y autoral. Alex Hunter, un profesor que tiene un extraño accidente automovilístico y termina en el pueblito de Strangehaven, es rescatado y atendido por vecinos del lugar, que lo ayudan a recuperarse. Hasta acá todo bien, hasta que, recuperado y todo, Alex se da cuenta de dos cosas: por un lado, Strangehaven no figura en ningún mapa. Y por el otro, no hay forma de salir del pueblo, por lo que queda obligado a volver y empezar a establecerse en este lugar que parece ideal. Ahí empezamos a conocer al resto de los habitantes, al director del colegio, al policía, al médico, al loquito del pueblo que dice ser un alien, el tipo que dice ser chamán de herencia aborigen (hola, Deputy Hawk)… y a una logia secreta pseudomasónica que trama algo.
¿Qué es lo mejor que tiene esta serie? Si bien están muy presentes los tópicos sobrenaturales o extraños, no son lo que realmente importa, sino el resto de los habitantes, al punto que Alex no termina por ser el protagonista principal con un elenco detrás, sino que el espacio estelar lo comparten varios, lo mismo que pasaba en Twin Peaks con el Agente Cooper. Todos tienen su espacio para brillar y crecer, y ahí es donde radica la pátina autoral de Millidge, porque te hace engancharte no con lo esotérico (que está bastante bien explicado) o con lo fantástico, sino con los personajes. No se termina de explicar por qué nadie puede irse de Strangehaven, aunque “las leyendas” dicen que sólo te podés ir si el pueblo no te quiere más; pero realmente no importa saber eso, porque la parte más “slice of life” o telenovelesca termina por ser más interesante, todo gracias a que Gary es un guionista excepcional. Los diálogos no son ni forzados, ridículos o cursis, incluso cuando las situaciones lo parecen. Todo lo que se lee es muy real, algo que podes escuchar en la calle y sentirlo verosímil. Incluso para las partes “místicas”, como la explicación de la tribu chamánica de Megaron (uno de los personajes más interesantes), tienen su lógica, y eso lo sabemos porque en los trade paperbacks se incluye la bibliografía utilizada por el autor, detallada por tópico y bastante completa y sincera.
Hasta acá por hoy y ahora. Que arranquen bien el 2024.
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