La familia y el espacio
En La mujer invisible (La Femme invisible, 2012), el tercer y último tomo de la saga de Showman Killer, Jodorowsky evitó todos sus lugares comunes y cerró la historia de una manera elegante.
El escritor chileno cambió tragedia por optimismo y redefinió sus historietas de ciencia-ficción. Los personajes principales y su destino opacan a la histeria psicomágica, que muchas veces es la protagonista.
A diferencia de Los Metabarones y El Incal, Showman Killer deja un mensaje positivo sobre la familia y el legado. La psicomagia y los ritos iniciáticos no están tan presentes como en sus clásicas obras pero hay conceptos similares. Jodorowsky no aburre con sus ideas sino que refresca al lector con aventura espacial, con dilemas de tragedia griega e ideas de rock progresivo.
La sucesión y la responsabilidad adentro de la familia son los dos temas más importantes de este tomo, ya que opacan a la clásica crítica política de Jodorowsky al poder. Durante todo el álbum, Jodorowsky construye la relación entre tío y sobrino, con la aventura como la gran excusa para unirlos por todos los planetas. El dibujante Nicolas Fructus es protagonista con su arte, porque su estilo y narrativa deja un sello en cada planeta, lo que trasciende cualquier discusión ideológica.
¿Qué tan absurdo es el rol del villano en Showman Killer? Ni Jodorowsky lo sabe. Desde el comienzo de la saga y hasta el final, el desfile de subtramas y conflictos alrededor del gran malo de la historia es más surrealista que el arte de Salvador Dalí. Las transformaciones, la histeria, la rebeldía e inclusive su destino son el sello de la escritura de Jodorowsky. Cualquier lector familiarizado con la obra de historieta del artista chileno, se verá atrapado en un mar de risas y dudas.
La ausencia de la voz en off y la excelente utilización del diálogo son clave en este tomo, ya que los conflictos están bien escritos y construídos. Las viñetas mudas y el arte descomunal de Fructus, se acoplan a la perfección a las ideas de Jodorowsky. El texto es acción y lo único que construye es relato puro para que Fructus y su narrativa exploten. No hay reflexiones aburridas o metáforas new age que empalagan la lectura.
El arte de Fructus es definitivo e implacable. El tercer tomo marca la madurez que buscó el artista en toda la saga. Si en el primer tomo era un ilustrador y en el segundo había más narrativa, en este álbum hay no sólo un equilibrio sino lo mejor de los dos mundos. Fructus está suelto con su estilo y su color marca la narrativa y el ambiente de cada página. Todas los viñetas donde el protagonista cambia de forma para transformarse en un monstruo, es lo más cercano a Fructus en una revista de X-Men.
El gran problema de esta saga es lo poco aprovechado que están los personajes secundarios y el escaso desarrollo que hay en ciertos conceptos. La relación entre la política, la religión y la fascinación por el poder, son temas que quedaron relegados por el protagonismo de la familia. Esta es una de las pocas series firmadas por Jodorowsky que merecían más tomos, ya que el arte y el guión están en esplendor.
La mejor edición de Showman Killer es la de la editorial inglesa Titan Comics, ya que es tapa dura, excelente papel y a un precio accesible. Por ahora ya salieron dos tomos y este, el tercero, saldrá este año. En España por ahora no hay noticias de que se haya licenciado este material para ser editado. Así que si no leés en francés, por ahora sólo te recomiendo un poco más de paciencia.