Alfred Bester (1913-1987) fue uno de esos escritores demasiado vastos, demasiado versátiles. Escribió para revistas, fue guionista de radio y televisión, tuvo un paso importante por la historieta y finalmente se convirtió en uno de los escritores de ciencia-ficción más importantes del Siglo XX.
Entre otros logros menores, Bester ganó en 1953 el primer Premio Hugo, reemplazó a Lee Falk como guionista de Mandrake y The Phantom y escribió muchas historietas de Superman. También se lo considera el autor del juramento de los Green Lantern, el versito de “In brightest day, in blackest night…”. Su consagración definitiva llegó en la década del ´50, con dos novelas de ciencia-ficción que marcaron a fuego el género: The Demolished Man y The Stars My Destination.
Esta última novela, publicada por primera vez en 1956, fue ideada en Inglaterra, escrita en Roma y dada a conocer en cuatro partes en la revista Galaxy. El impacto de Stars… fue inmenso, pero resultó ser la última novela de Bester en 19 años. Cuenta la historia de Gully Foyle, un hombre que fue abandonado a su suerte y ahora busca venganza. Una especie de El Conde de Montecristo con ciencia-ficción, teleportaciones y algún elemento que se anticipa en varias décadas a lo que luego se conocería como cyberpunk.
Saltamos a los ´70, una década en la que de a poco se empieza a explorar el concepto de novela gráfica. Uno de los pioneros resulta ser el autor y coordinador Byron Preiss (1953-2005), quien produce varias adaptaciones de cuentos y novelas de fantasía y ciencia-ficción, no para el mercado de comiquerías (que era muy reciente) sino para el de librerías. Preiss trabajó con autores como Jim Steranko, Ralph Reese, Tom Sutton y quien hoy nos ocupa, Howard Chaykin. Para fines de los ´70, Preiss estaba asociado con Baronet, un pequeño sello editor de Nueva York, y fue ahí donde surgió la idea de lanzar una adaptación a este nuevo formato de “graphic novel” de The Stars My Destination, con ilustraciones del por entonces muy encumbrado Chaykin.
En Julio de 1979 vio la luz el volumen 1, que adaptaba la primera mitad de la novela de Bester. Salieron dos ediciones: una en tapa blanda y una en tapa dura. Esta última venía con un estuche, que dejaba espacio para ser completado con el Vol.2… que nunca se publicó. Baronet se fundió poco después de lanzar el Vol.1, y algunas páginas del Vol.2 se publicaron como una especie de “preview” en la revista Heavy Metal, también en el ´79. Lo cierto es que Chaykin (con la asistencia de Joe Jusko en el color) completó la novela gráfica, que clavó arriba de las 180 páginas, pero quedó ahí, durmiendo durante años en un depósito en Queens.
Recién en 1992 se interesaría por el proyecto Carl Potts, uno de los coordinadores del sello Epic/Marvel y finalmente se publicaría ese año la edición completa, The Complete Alfred Bester’s The Stars My Destination. La edición de Epic/Marvel es excelente. Salió sólo en softcover, pero reúne toda la adaptación en un sólo tomo y está muy cuidada en los rubros técnicos.
Ojo, no es una típica historieta. Hay narrativa secuencial, pero esta comparte las páginas con bloques de texto extraídos directamente de la novela de Bester. A veces las ilustraciones de Chaykin son sólo eso, ilustraciones, y a veces interactúan mucho más con los textos, se integran mejor, cuentan cosas que el texto no cuenta. La combinación entre ambas cosas está muy lograda y sin dudas, leer The Stars My Destination en esta versión es una experiencia muy distinta de la de leer la novela. El trabajo de Chaykin en la faz gráfica es monumental y se luce en los trajes, los decorados, las naves, las composiciones arriesgadas y sobre todo en los efectos loquísimos que logra con el color, en una época en la que todo se pintaba a mano. De todos modos, acá empieza un tibio coqueteo del autor con las computadoras… de fines de los ´70. Imaginate qué tipo de texturas se le podían incorporar a un dibujo como el de Chaykin con la tecnología de 1979, y casi te da ternura. Pero el ídolo estaba ahí, en la brecha, dispuesto a tirar magia y pelar vanguardismo con lo que había, fuera digital o analógico. El resultado es impactante, fascinante, de una belleza plástica muy, muy infrecuente.
Pero claro, en el ´92 Marvel estaba a full con los superhéroes, en plena “guerra de la independencia” contra Image, y este proyecto, añejado 13 años y apuntado a un público selecto y minoritario, no generaba demasiada expectativa. La promoción fue escasa, la tirada fue pequeña y la versión completa de The Stars My Destination se convirtió en un Santo Grial, uno de esos libros que los fans de Chaykin necesitan para seguir viviendo, pero no encuentran por ningún lado. La hermosa edición de Epic/Marvel, que en su momento valía u$ 22, hoy se ve muy poco y a precios muy zarpados (suele andar entre los u$ 175 y los u$ 240). En 2012 apareció una reedición en tapa dura, en el intermitente sello iBooks, y también duró poco: hoy vale arriba de u$ 135. Lo único que aún hoy es accesible es el Vol.1 editado por Baronet, esa primera parte lanzada en 1979, que si no te ponés en estrecha con el estado de conservación se puede conseguir en torno a los u$ 15.
¿Y para leer la obra completa? Ni idea… Se editó en 1992, se editó en 2012, capaz que en 2032 se vuelve a editar. Habrá que estar atentos. Y por supuesto, si tenés la edición de Epic/Marvel (yo la conseguí de milagro en una comiquería de Lisboa) ni se te ocurra prestarla. Atesorala junto a las otras gemas de Howard Chaykin de la segunda mitad de los ´70, que son casi todas MUY difíciles de encontrar en la actualidad.


