Zona de polémicas

En mis años de arduo laburo como traductor (de historietas y de otras cosas) aprendí que hay un montón de dificultades para lograr una buena traducción.

Cuestión de idiomas

29/10/2013

| Por Andrés Accorsi

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TraductorHace un tiempo me tocó leer un tomito de La Mazmorra traducido al inglés. Es bizarro leer comic francés en inglés, pero bueno, la edición yanki es mucho más barata que la española, más fácil de conseguir que la francesa, trae dos tomos por libro, etc., etc. El tema es que me reí tanto, los diálogos me resultaron tan graciosos, que me tomé un minuto para ovacionar al traductor, al tipo que tomó ese comic originalmente escrito en francés (por ahí, incluso más gracioso; jamás lo sabré) y lo convirtió en un comic escrito en inglés absolutamente delicioso. Lo cual me reafirma algo que pienso hace muchos años: un buen traductor puede mantener alta la calidad de una obra y un mal traductor la puede hacer mierda. Un comic que en francés fue muy bueno, en castellano o en inglés puede ser catastrófico. Sobre todo cuando entra en juego el humor, los chistes, que es casi siempre lo más difícil de traducir.

En realidad, en mis años de arduo laburo como traductor (de historietas y de otras cosas) aprendí que hay un montón de dificultades para lograr una buena traducción. Las más gruesas se sortean, obviamente, con un muy buen manejo del idioma original y del idioma al que se traduce. Si vos sabés muchísimo inglés pero redactás mal en castellano, tu traducción va a ser un espanto. Seguro entendiste todo lo que escribió el guionista anglófono, pero te cuesta transmitírselo al que lee el texto en castellano. La estructura gramatical del castellano y el inglés se parecen poco, y por ahí, por atarte a la estructura original, te salen frases que en castellano suenan para el orto, o que se complica descifrar. O sea que no alcanza con dominar el idioma del texto original: también hay que escribir bien en el idioma de los destinatarios.

Joel_Holland_Speech_Patterns¿Vale cambiar un cachito el texto para acomodarlo a la forma de hablar del idioma destinatario? Yo creo que sí. Con los años, desarrollé una técnica. Terminada la traducción, leía los diálogos en voz alta, como actuando los roles de los distintos personajes. Y ahí el oído prendía la alarma cuando algo sonaba raro, torpe, demasiado apegado a la estructura gramatical inglesa. Cuando te escuchás, decís “No, nosotros no hablamos así, nunca diríamos eso”. Y le buscás la vuelta para modificar esa frase y –sin cambiarle el sentido- llevarla hacia algo que le suene más natural a tu oído. A veces puede ser un salto al vacío, porque lo que te suena bien a vos, por ahí le suena horroroso a algún lector, o a miles de lectores, pero bueno, uno le trata de poner onda y de sintonizar lo más finito posible el sentido común.

La querida Wikipedia se hace cargo de que  no todos los argentinos hablamos el mismo idioma...

La querida Wikipedia se hace cargo de que
no todos los argentinos hablamos el mismo idioma…

Otro gigantesco escollo para el traductor suelen ser los localismos e informalismos. La realidad es que hoy casi no se escribe en neutro. El 99% de los guionistas nos dicen desde los diálogos que este personaje proviene de tal región, este de tal época, aquel de tal nivel socio-cultural. Así es como los guiones de historieta suelen estar repletos de estas pequeñas deformaciones del idioma, que sirven para que el lenguaje escrito se parezca más al oral y –si están bien puestas- para darle más realismo a lo que se nos quiere contar. Si viajaste por el país, sabés que los riojanos, jujeños, cordobeses o correntinos hablan muy distinto a los porteños. Ni hablar los chilenos, colombianos, mexicanos o españoles. Si viste cine argentino clásico, habrás notado que los porteños de los años ´40 no hablaban como nosotros. Y los gauchos del Siglo XIX, menos todavía. Y si pateás un poquito la calle, seguro notarás que la chica de colegio privado de Belgrano no habla igual que los rolingas de Barracas, ni igual que los pibes que bailan cumbia villera en las bailantas del conurbano. Esa inmensa diversidad que existe dentro del castellano existe también en los otros idiomas y a menudo el traductor se enfrenta a guiones que reproducen minuciosamente esa diversidad. Me animo a afirmar que acá está lo más jodido del tema, que del camino que elijas para salir de esta encrucijada depende el éxito o el fracaso de tu traducción.

¿Cómo salir de la encrucijada? La solución más fácil y más traidora para con el autor que originó la obra es, obviamente, traducir todo al neutro. De pronto, por obra y gracia de un traductor vago o inepto, todos los personajes hablan igual, con cero onda, como si fueran robots. Nadie putea (todos dicen “rayos!”), nadie se come una ese (en inglés se comen las ges) y los escoceses, australianos y texanos hablan todos con el mismo acento.

Un sitio español cataloga los localismos de os países que supuestamente hablamos español...

Un sitio español cataloga los localismos de los países que supuestamente hablamos español…

¿Por qué estamos tan acostumbrados a esto, que es espantoso? Porque Latinoamérica tuvo durante décadas mentalidad de colonia, de patio de atrás, de periferia. En España, a nadie le tiembla el pulso a la hora de aplicarle a un comic de origen yanki, francés o ponja los informalismos españoles. No sé cómo hacen con los regionalismos, pero supongo que de alguna manera estarán plasmados en la traducción. Y me imagino al pobre tipo que traduce 100 Bullets tratando de imaginar una subcultura conocida por el lector español que funcione como análoga al slang de los gansta norteamericanos. Acá por lo menos tenemos la jerga y la tonadita de los pibes chorros. Allá no sé cómo harán para reproducir esa forma tan particular de hablar de esa subcultura urbana que Brian Azzarello capta tan bien en su magnum opus.

En España hacen esto porque son concientes de su propio mercado. Esta obra traducida en España se va a vender en España, pues entonces entendámosla los españoles, coño, y el resto me la trae muy floja. En Latinoamérica, nunca falta el buitre que quiere ganar más guita en detrimento del respeto por la obra. ¿Cómo vamos a hacer una traducción para cada país, con los localismos e informalismos de cada país? Se hace una sóla, sin un puto localismo, y que la consuman en todos los países, qué joder. Y donde los españoles ponen “tío”, ni se te ocurra poner chamo, hueón, pana, chabón o bo´, porque no da. Porque vos como latinoamericano pobre no tenés derecho a que los personajes de las historietas extranjeras hablen como vos. Olvidate y resignate a que todos digan “amigo”, o “chico”.

De a poquito, gracias a esta pelotudez con décadas de tradición de traducir todo al neutro, el público latinoamericano se acostumbró a eso y muchas veces rechaza lo otro. A lo cual yo respondo: lo otro es más difícil de entender, pero es más fiel a la obra original! ¿O alguien cree que los neozelandeses y los irlandeses entendían todos los chistes de la Liga de la Justicia de Giffen y DeMatteis? Eso estaba escrito por newyorkinos a los que les chupaba un huevo si en Dublin no entendían los diálogos. Yo prefiero no entender. Si leo un comic español, chileno o mexicano, prefiero fumarme un montón de localismos que me cuesta decodificar antes que tolerar la mentira de que todos los adolescentes del mundo hablan como en una serie yanki mal traducida al castellano. Nuestro idioma está lleno de matices, de diferencias que (como decíamos más arriba) tienen que ver con las regiones, con la épocas y con los niveles socio-culturales, y a los otros idiomas les pasa exactamente lo mismo.

Yankis vs. británicos, el super clásico de la lengua de Shakespeare.

Yankis vs. británicos, el super clásico de la lengua de Shakespeare.

El traductor, entonces, tiene que tener conocimientos y criterio para reproducir esas diferencias en la versión castellana, y lograr que los distintos personajes hablen distintos castellanos. Es una sintonía finita, pero si la captás (y si aceptás que no está mal que en otros países de habla hispana no entiendan todo en la primera lectura) vas a poder darle a tu traducción riqueza, diversidad y fidelidad respecto de la obra original. Obviamente, si traducís un texto en el que –efectivamente- todos los personajes hablan igual, no hace falta que te pases de vanguardista y les inventes a los tipos distintos acentos o niveles de habla que el autor original no les puso. Pero no hay muchos textos en los que todos los personajes hablan igual y menos desde el Siglo XX para acá.

Es un tema siempre polémico, con muchas puntas para analizar. Por ahí profundizamos más otro día. Por ahora, mi recomendación (habiendo laburado muchos años de esto) es que aproveches los ratitos libres que tengas para estudiar nuevos idiomas, así podés acceder a más obras (comics, películas y novelas) sin la triste intermediación de los traductores.

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