Scalped no destaca por su originalidad, no destaca por tener vueltas de tuerca inesperadas ni por ostentar una cosa canchera que sacuda al lector ansioso de frenetismo. Nada de eso, Scalped es un comic sereno en su superficie, pero lleno de personajes que en su interior se sacuden como lavarropa nuevo. La historia presenta a Dashiell Bad horse, un joven descendiente de aborígenes que luego de muchos años, vuelve a la reserva india de la que huyó en su adolescencia, con el objetivo de encontrar pruebas para poder meter preso al capo del lugar. Ese lugar se llama Prairie Rose, y quien lo domina es Red Crow, un veterano de la reserva que maneja la política del lugar a fuerza de negociados y violencia, eliminando sin demasiadas vueltas a quien pudiera joderle la vida.
Scalped va a narrar entonces la vida dentro de esa reserva, tomando como hilos conductores a esos dos personajes: Dashiell y Red Crow. Aunque (teóricamente) ambos se encuentran en extremos opuestos de la ley, el discurrir de la serie comenzará a acercarlos ideológica y éticamente, porque entre ellos hay dos elementos en común. El primero es Gina Bad Horse, madre de Dashiell y también antigua amante de Red Crow. La historia, que comienza presentando a esa mujer como vínculo entre los dos protagonistas, pero que luego da un giro inesperado, se convierte en el vehículo por el cual, el destino de los hombres parecerá estar sellado en una unión imposible de evadir, por muchos que esto le disguste a ellos. El segundo elemento que une a ambos, es la famosa Prairie Rose, la reserva en la que transcurre la historieta. Jason Aaron, el genio absoluto que escribió los 60 números que integran este comic, dedicó mucho tiempo previo a estudiar cómo se articulaba la vida ordinaria en las reservas indígenas de Estados Unidos, porque como en cualquier historia que transcurra en lugares tan simbólicos como estos, el contexto geográfico en el que se ubica la acción, pasa a ser un personaje central de la trama.
Para Dashiell, la reserva es una especie de infierno en vida, un lugar del que es imprescindible huir en busca de una vida mejor. Según sabemos cuando comienza la historia, él logró salir de ese sitio y sí consiguió otra vida (no una mejor, pero sí al menos una alejada). Por ese motivo es que volver a la reserva termina siendo una maldición, como reincidir en prisión luego de haber estado en libertad durante varios años. Dashiell odia esa reserva, odia a su madre, odia a Red Crow y odia su misión. Pero el odio hacia esa reserva… bah, más que odio diría que el “sentimiento” que Dashiell tiene por ella, es el de un lugar que termina siendo una prisión, un lugar en el que cualquier tipo de destino próspero parece imposible. Bueno, ese sentimiento de la reserva como condena es extensivo a todos los personajes de la serie, porque prácticamente todos los hombres y mujeres que transitan por las páginas de Scalped (tengan mayor o menos protagonismo) desean con cada fibra de su ser, escapar de allí. En este sentido, Aaron plantea un mapa de personajes totalmente crucificado por la vida miserable que esa reserva parecería brindarles, y arma un retrato perfecto de la vida en ese lugar, un retrato que se nutre a partir de exhibir las rutinas de muchos chicos y cómo viven ahí su día a día. Hay una idea de radiografía minuciosa, totalmente despojada de prejuicios y mostrándole al lector la realidad a base de golpes, que indefectiblemente remite a series televisivas como puede ser Okupas, en donde la ficción tenía una impronta tan salvaje, que parecía casi un documental. Jason Aaron encuentra en un grupo protagónico amplio (con personajes secundarios que a veces duran apenas un solo número) la mejor manera de mostrar la vida en la reserva, y de esa forma, llevarnos a comprender por qué Dashiell no quiere saber nada con vivir ahí.
El principal dibujante de Scalped, es el serbio R. M. Guéra, un tipo cuyas sucias ilustraciones se mimetizan a la perfección con la historia retratada. Guéra puede que no sea el dibujante perfecto, pero sí es el ideal para una historia tan sórdida como ésta. Aunque el serbio es el artista principal y el que elaboró todos los conceptos gráficos de Scalped, detrás de él vino también otro equipo de dibujantes, que en mayor o menor medida, participó de la serie: Danijel Zezelj, Davide Furnó, John Paul Leon, Franceso Francavilla y Jason LaTour, todos ellos junto al laburo en las portadas de Jock, daban por resultado una serie que, en cuanto a sus ilustradores, tenía un nivel altísimo.
Scalped es con seguridad una de las grandes y más perfectas series de Vertigo de todos los tiempos (junto a Preacher y 100 Bullets) , y es otra prueba de lo alto que puede llegar una serie cuando le dan luz verde a un guionista capaz de llevar adelante la historia que él desea. Scalped es una obra maestra que puede mostrar una realidad sin necesidad de caer en efectismos ni en golpes de impacto, puede mostrar lo dura que es la vida en una reserva, sin necesidad de estigmatizar ni crear clichés berreta, Scalped es una serie perfecta, y a eso no hay muchas vueltas para darle. Jason Aaron hizo una especie de The Wire en historieta, investigó, se documentó, y eligió un contexto terrible para llevar adelante una historia donde los héroes y los villanos no existen, y en donde la miseria humana es el único y desesperante eslabón en común que une a una comunidad destruída. Por todo esto, es que indudablemente puede decirse que Scalped es de lectura obligatoria.
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