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NOTAS

A Small Killing

La magistral novela gráfica de Alan Moore y Oscar Zárate, finalmente editada en Argentina.
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Miércoles 16 de julio

A Small Killing (o ¨Un Pequeño Asesinato¨), la novela gráfica del guionista inglés Alan Moore y del dibujante argentino Oscar Zárate, salió a la venta el pasado Mayo, en el marco de la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Se trata de una obra publicada originalmente en Reino Unido en 1991 dentro del sello VG Graphics. En nuestro país. y gracias a Hotel de las Ideas, podemos disfrutarla en una edición argentina con 112 páginas a todo color y en tapa blanda.

Con una visión crítica del mundo occidental hacia fines de la década del ´80, escrita en la misma época que los primeros episodios de From Hell, A Small Killing es una de las obras cumbre de Alan Moore.

En las primeras páginas, conocemos al publicista Timothy Hole, el protagonista indiscutido de la obra, sentado en un asiento de avión. Leemos sus pensamientos. En un vuelo con cierto retraso, parece perturbado. El equipo de a bordo ofrece café y bebidas para pasar el tiempo. Sin embargo, Timothy no puede consigo mismo. Está incómodo en un viaje que será importante para él. En Rusia, lo espera su futuro jefe, para quien trabajará como publicista en una campaña para una importante gaseosa.

Será a partir de ese viaje que su vida comenzará a complicarse. Comenzará a ver un extraño niño que lo seguirá y lo atormentará a lo largo de la historia. ¿Acaso ese niño es real o es algo así como un espejismo de un pasado que retorna, como un recuerdo vívido de quien fue antes de convertirse en un empleado estrella?

De ahí, períodos en la vida del protagonista van y vienen en una historia que se mueve entre ciudades en las que se cruzará con gente diversa y con la que vivirá momentos cruciales. A Small Killling resulta en un relato repleto de encuentros fortuitos o más concertados, pero que, de una forma u otra, afectan al protagonista y lo transforman. Entre esos encuentros, además de la reunión con su futuro jefe, veremos a su padre, a alguna que otra amistad y a su pareja. Todas personas con quienes obviamente comparte un vínculo y a las que siente que algo les debe de alguna manera, puesto que con ellas no se reconoce a sí mismo… o al menos algo no le cierra.

Aviones, trenes, taxis, autos y bicicletas; diferentes medios de locomoción que se harán presentes a lo largo de la obra para promover la reflexión del protagonista y transportarlo hacia un clímax repleto de insectos hacia el final de la obra. Todo esto, junto con ese niño, que se volverá una constante que se corporizará en diversos lugares alejados entre sí y hará que Timothy avance hacia adelante para dejarlo todo atrás.

Estamos ante una obra contextualizada en un Siglo XX cargado de crítica social y escrita post-caída del Muro de Berlín y, por tanto, de la Unión Soviética. Los conflictos sociales parecen aquejar al protagonista para volverse una carga más en su vida y dejar traslucir una extraña sensación de que se traiciona a sí mismo a cada paso, para dejar relegados sus sueños y anhelos y aquello que una vez fue o pretendió ser. Sí, claramente una obra muy psicológica, probablemente la más psicológica de Moore, repleta de traumas y momentos de la vida definitivamente nada resueltos para el protagonista.

Al recorrer las páginas de A Small Killing, quizás lo que más llame la atención respecto del arte sea el tratamiento del color. La mancha es una constante, pero la intensidad de los tonos resulta cambiante. Páginas repletas de tonos oscuros se intercalan con secuencias en las que todo se vuelve pastel y tenue. Las escenas en las que Timothy se rodea de naturaleza se vuelven eclécticas, junto con ciertos insectos desdibujados. Ciertos momentos cruciales en su vida pierden la intensidad del color para volverse un recuerdo o bien un haz de luz de lo que fue otra vida que parece haber quedado atrás. El Technicolor es fundamental, pero también lo serán las viñetas acromáticas que se harán presentes de tanto en tanto. Vientos y brisas se hacen presentes ante nuestros ojos, mientras vemos la velocidad de los diversos medios de locomoción que presenta la obra.

Las expresiones faciales de les personajes lo son todo a lo largo de las páginas. Respecto del protagonista, en particular, Zárate consigue translucir los momentos incómodos y las dudas existenciales a través de la mirada detrás de los anteojos de Timothy, todo el tiempo en estado de alerta y a quien parece resultarle imposible relajarse. La construcción desde el trazo de ese niño fantasmal que persigue y perturba a Timothy resulta central en la obra, puesto que también estará bastante cargado de expresividad, no solo con su rostro sino con su cuerpo en general.

La portada sigue la misma línea: personajes en colores cálidos en los que predominan los tonos del fuego, se contraponen a un Timothy cargado de oscuridad. La expresión reflexiva del protagonista se enfrenta a expresiones de rostros más o menos random que se cruzará a lo largo de la obra, con expresiones de horror y que parecen construir una sensación de total acecho.

A Small Killing es una obra psicológica que habla del trauma que, junto con sus diferentes escenarios y los diversos periodos de tiempo sumado a sus conflictos políticos y trasfondo histórico, resulta en un trabajo único y atrapante. Eso sí, no se esperen que los acontecimientos se desenvuelvan fácilmente y de manera orgánica. Todo lo contrario: la trama avanzará a cuenta gotas, así que paciencia por favor… igualmente no se preocupen, todo tendrá respuesta.