Probablemente el arco más ambicioso de John Byrne sea el que se desarrolla entre los nºs 25 y 28, con el regreso de Guardian (¿estamos seguros de que es él?) y una lucha sin cuartel contra la Omega Flight. Sobre el final, como estamos en 1985, tiene que aparecer el Beyonder para poner en la portada el loguito de «crossover de Secret Wars II». Pero es el fin de una era.
John Byrne (que ya desde el nº16 había sumado la colaboración de entintadores) se despide de sus creaciones, convencido de que ya había contado todas las historias que tenía para contar con ellos. 28 números no está mal, para personajes a los que siempre se había resistido a darles su propia serie. Pero en el horizonte lo esperaba Hulk, uno de sus personajes favoritos de la infancia. Y entonces, Marvel orquesta un cambiazo asombroso: Byrne se va a escribir y dibujar la revista de Hulk, y hasta se lleva a Denny O´Neil, que era el coordinador de Alpha Flight. ¿Y quiénes llegan a la revista de los héroes canadienses? Muy fácil: el guionista, el dibujante y el coordinador de la revista de Hulk.
4. LA ERA MANTLO
De acá en más, Alpha Flight va a ser un título claramente segundón, al que Marvel no le va a prestar demasiada atención, y eso va a posibilitar que cada guionista que llegue al título haga más o menos lo que se le dé la gana y le imprima algo así como un sello propio.
En el nº29 (Dic.1985) se hacen cargo el coordinador Carl Potts, el guionista Bill Mantlo y el dibujante Mike Mignola, todos provenientes de la serie The Incredible Hulk. Pero no te emociones: a Mignola todavía le faltaban unos años para pulir su estilo, y unos años más para consagrarse. Además le ponen un entintador filipino que lo tapa mucho (Gerry Talaoc) y por si faltaba algo, se queda en Alpha Flight apenas cuatro números. Después dibujará portadas, pero adentro tendremos dibujantes poco inspirados, principalmente a David Ross, cuyo único mérito era ser canadiense.
Mantlo, por entonces un pulpo que escribía no menos de cuatro colecciones por mes, llegó a la serie con grandes promesas. «Mi primer objetivo es convertirlos en un equipo», declaraba en aquel entonces. Y lo cumple. En su primer número resuelve el bolonki de Hulk y el Beyonder y revierte la decisión del gobierno canadiense: ahora Alpha Flight se vuelve a financiar con guita del Estado y hay un nuevo cuartel general, y un status de mayor prestigio para quienes quieran integrar la tropa. Ya no está Marrina, y tanto Talisman como su padre se tomarán un recreo, pero el resto festeja como si Canadá se clasificara a un Mundial de la FIFA, y ahora sí, Alpha Flight renace como un grupo mucho más tradicional en su concepción. Tan tradicional que se los puede etiquetar con toda justicia como «los Avengers de Canadá».
La era de Mantlo se va a extender hasta el nº66 y abarca también los dos Annuals que tuvo la serie. Entre los nºs 29 y 50, el guionista prueba de todo: fusiona a Sasquatch con Snowbird, casa a Marrina con Namor (en el epílogo de un team-up con los Avengers), le da a Heather la identidad de Vindicator, suma al equipo a Madison Jeffries (quien era un personaje recontra-secundario desde el nº1 y en un punto pasará a ser un nuevo Box), presenta a una hija adolescente del villano Purple Man… y por supuesto pone a Wolverine de invitado cada tanto, para levantar las ventas. El tema de que los héroes ahora vivan juntos activa los romances, y básicamente tenemos a Box enamorado de Aurora (que antes había sido novia de Sasquatch), y a Puck enamorado de Heather, la viuda de James, que a su vez se siente atraída por Jeffries. Pero lo que todo el mundo recuerda es el berenjenal en el que se metió Mantlo cuando se le ocurrió que Northstar contrajera «una extraña y misteriosa enfermedad», que obviamente era el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, más conocido como SIDA.
-¡¿Qué?! Pará un cacho, que esto es muy fuerte.
INTERLUDIO
No nos olvidemos de lo más importante: estamos en Estados Unidos, en 1987. No es casualidad que justo en ese momento aparezca por primera vez una historieta de superhéroes en la cual un personaje bastante protagónico manifiesta síntomas que podrían vincularse con el SIDA. Por ese entonces, fines del segundo mandato de Ronald Reagan, el tema hegemonizaba los medios de comunicación, a medida que la enfermedad se cobraba cada vez más vidas, ante la más absoluta inacción y la apatía de un gobierno que le restaba importancia y la conisderaba casi una bendición, porque todavía se creía erróneamente que solo mataba a los homosexuales.
-Pero, pará: ¿Northstar era homosexual?
Sí. A partir de 1983, cuando Byrne se encarga en solitario de la serie mensual de Alpha Flight, empieza a sembrar pistas muy sutiles pero bastante claras de que Jean-Paul Beaubier es homosexual. Jamás se toca el tema frontalmente, lo cual es bastante lógico si pensamos que en 1983 los comics de superhéroes ni siquiera hacían mención al sexo entre varones y mujeres, menos que menos entre personas del mismo sexo. Pero los indicios están, sobre todo en el nº7. O sea que Mantlo no llega al tema del SIDA mediante un delirio alucinógeno, sino que recorre un camino bastante razonable. En su etapa en Alpha Flight empiezan a sucederse escenas que dan cuenta de un deterioro en la salud de Northstar. La más impactante aparece en el nº44, cuando el héroe se enfrenta a un villano llamado Pestilence, quien le dice “Me alimento del deterioro que percibo en tu interior. Te estás muriendo, ¿no te diste cuenta? Y mi beso ha acelerado la enfermedad que se expande lentamente como un cáncer entre tus células”. Por supuesto nadie dice “Northstar tiene SIDA”, pero en la época en que la enfermedad se asociaba principalmente con la comunidad homosexual, este misterio acerca de su salud se encuadra en esas pistas que venían sembrando los guionistas.
Estas secuencias seguramente encendieron alguna alarma a nivel gerencial dentro de Marvel, y pocos meses después, en el nº50 de Alpha Flight, Mantlo le pega a esta línea argumental un volantazo que nadie se vio venir, ahora sí un auténtico delirio alucinógeno: Loki, el maligno medio hermano de Thor, revela que Northstar y su hermana melliza Aurora en realidad son semi-elfos, nacidos en el reino mágico de Alfheim, y que la enfermedad degenerativa de Jean-Paul (y la de Aurora, que padecía esquizofrenia paranoica) es producto de tantos años de vivir entre los humanos, lejos de la luz pura de Alfheim. A la mierda la especulación con el tema del SIDA, e incluso las pistas que nos habían dado de que Jean-Paul y su hermana podrían ser mutantes.
En fin… en un número doble con dibujos muy dignos de June Brigman y tintas horrendas de Whilce Portacio, Aurora va a usar su poder lumínico para curar a su hermano y se va a refugiar en el reino de Svartlfheim, mientras que Northstar, libre de su enfermedad y separado por primera vez de su hermana, va a regresar a Alfheim. También por primera vez desde 1979, ninguno de los hermanos Beaubier van a formar parte de Alpha Flight. Predeciblemente, el guionista que sucederá a Mantlo, descartará rotundamente lo del origen mágico de los mellizos y eventualmente los hará regresar a las filas del grupo. Pero para eso falta un toque.
(el lunes, la cuarta entrega)