La novela gráfica “Azul”, con guion de Nicolás Schuff y dibujos de Martina Trach, se encuentra disponible hace algunos meses en las comiquerías de nuestro país, editada por Hotel de las Ideas. Se trata de un libro que cuenta con 64 páginas a todo color, en un formato de 17 cm por 23 cm, y con tapa rústica.
La historia comienza con la introducción de una Paula Estrada adulta, quien es escritora. En las primeras viñetas, la vemos en plena presentación de su nuevo libro: Una señal en el agua. Paula se encuentra en plena firma de ejemplares, cuando una viaje amiga se hace presente. Paula no estaba segura de sí iría o no. Al ver a su amiga se alegra mucho y se van a dar un paseo por las calles. En lo que parece una conversación muy íntima y cargada de complicidad, Paula le confiesa a su amiga de dónde devino su inspiración para escribir su libro.
En un giro inesperado, la novela gráfica nos transportará al pasado para encontrarnos con una Paula que está en sexto grado de la escuela primaria. Corría el año 1969 y la humanidad esperaba con ansias un gran hito: el primer alunizaje. A Paula ese es un tema que parece no interpelarle para nada, sin embargo, un encuentro cambiará su perspectiva al respecto al punto de revolucionar su vida por completo.
A partir de allí, Paula conocerá a Azul, una nueva compañera de grado silenciosa, enigmática y extravagante. Aunque la mayoría de lxs chicxs del curso se burlarán de ella y la ignorarán. Paula quedará totalmente fascinada con ella, al punto de que no podrá dejar de observarla a lo lejos. Pese a encontrarse insegura, en un momento dado, Paula tomará coraje para decirse a invitarla a jugar a su casa. Lo primero que Azul le contará a Paula, es que dice ser la hija de la luna. Si bien todo lo que le relatará lo escuchará en un principio con cierta extrañeza, quedará fascinada y el acercamiento a su nueva compañera implicará la revelación de una sensibilidad nueva y definitoria que culminará en un viaje de autodescubrimiento.
Todo en la novela gráfica supone un gran camino repleto de revelaciones y vuelcos que ya no tendrán vuelta atrás. Por un lado, la humanidad parece darse cuenta que nada es imposible. Ese espacio estelar, que parecía inalcanzable, de golpe se materializa en el primer alunizaje de 1969. Lxs habitantxs del planeta ya son capaces de cualquier cosa que se propongan. Por otro lado, Paula vive su propia micro-historia. En las primeras páginas la vemos en un lugar incómodo, en el que algo parece no le cerrarle del todo en la vida. De hecho, no consigue entender cuál es la fascinación de la gente por llegar a la luna, lo que se expresa en imágenes algo así como una metáfora de un vacío que hacia el principio de la historia parece transitar.
El encuentro con Azul, lo será todo para Paula, quien dejará su vacío existencial de lado para no solo interesarse por la luna y por el espacio sideral, sino para aventurarse y dejarse llevar para descubrir nuevos sentimientos y emociones que no sabía que estaban allí. De golpe, toda su vida cobrará sentido. De hecho, lo que en un primer momento pudieron haber sido sensaciones raras se volverán el todo para ella y su faro definitivo.
Todo en el libro es una gran metáfora del significado de permitirse y dejarse ser. Cada unx es como es, y cada unx ve el mundo como puede y quiere verlo, y no hay nada más importante que contar con otrxs en el proceso, porque la empatía lo es todo cuando se trata de humanidad.
Con todos sus condimentos misterios y al mismo tiempo algo extravagantes, Azul es una novela gráfica muy profunda, que necesita más de una lectura para empezar a rastrear sutilezas y sus detalles cargados de sensibilidad y amor por la humanidad. Sin dudas, una lectura muy optimista y necesaria en una contexto como el que vivimos en la actualidad. Todo en Azul es muy metafórico. De hecho, si se lo piensa, el azul es el color que menos predomina en la naturaleza, y la compañera de Paula, tan única e irrepetible lleva no casualmente el nombre de Azul. Desde la perspectiva de Paula, su compañera y amiga tiene una rareza excepcional, que sabe que no podrá encontrar en ninguna otra persona.
Todo es inusual en el trabajo de Schuff y Trach, como lo es su propuesta visual y estética. De forma progresiva, el color azul comenzará a adueñarse de las páginas para acompañar a los sentimientos que emanarán poco a poco de la protagonista. En efecto, a medida que avanza el relato, los tonos azulados se vuelven más predominantes e intensos. Pinceladas de diversos azules acuarelados se extienden a lo largo de las páginas para ir conquistar las ilustraciones y construir una atmósfera algo extraña y enigmática como lo es el cosmos, como lo es el cielo que rodea la luna, y como lo es la mirada y los gestos de la misma personaje de Azul.
El momento álgido de los tonos azulados, será cuando la joven Paula lo entenderá todo y se entregará finalmente a sus deseos, páginas que corresponderán con un gran poema que lo dice todo de la historia, del autodescubrimiento y de la mirada de les otrxs, que no nos son ajenas y en el fondo aprueban nuestras decisiones (o no) y nos aceptan (o no) como somos.
Azul es una novela gráfica reveladora, que reivindica la importancia de dejarse llevar por la intuición, así como por quienes realmente somos, con nuestras propias sensaciones que nos definen y nos liberan. Lo interesante es que la novela gráfica no solo logra hacerlo desde el guion sino a través de una sensibilidad estética única y irrepetible.
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