Esta antología de la obra dispersa de Peter Kuper ofrece un lado B artístico de un dibujante tan asombroso como disímil.

Bleeding Heart

02/11/2022

| Por Gonzalo Ruiz

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image-assetHasta la fecha vimos que las antologías de tinte autoral sirven como un espacio de cierta libertad creativa, a veces centrado en un género o en un libre albedrío. Sin embargo, también son válidas como antologías aquellas colecciones que funcionan como un “Best of”, un espacio que recopila la obra dispersa, algo que le suele suceder a los artistas independientes que viven publicando en revistas ajenas. Una mezcla de las dos cosas, en cierto modo, tiene el título de hoy.

Bleeding Heart es, como ya vieron, el título de la antología de este mes, cuyo amo y señor es Peter Kuper. Nacido en New Jersey en el año 1958 y criado en Cleveland, el bueno de Peter entró de lleno como fanzinero con sus tiernos 12 años con la compañía de un amiguito de la infancia, Seth Tobocman. Dato de color, en uno de sus fanzines, Melotoons, tuvo como colaborador invitado nada menos que a Robert Crumb, que entró como caballo porque Kuper le ofreció discos de jazz. Ya terminados sus estudios, ingresó en una escuela de arte en Nueva York y laburó un breve tiempo como asistente del maestro Howard Chaykin.

A Kuper no le era ajena la idea de la antología. En 1980, junto a Tobocman, arma la World War 3 Illustrated (que vale aclarar: continúa publicándose hasta el día de la fecha, van 55 números bianuales), un magazine de historietas completamente político. Y esta mención no es azarosa, más allá de ser una antología: las historias de Peter tienen un nivel de compromiso político muy fuerte, totalmente alineado con ideologías de izquierda. Parte de dicho compromiso se ve explícitamente en The Jungle (adaptación en historieta de la novela homónima de Upton Sinclair publicada por First Comics bajo el sello “Classics Illustrated”) o The System, miniserie para Vertigo… y obviamente, acá en Bleeding Heart..

bleedingheart3Bleeding Heart son solo cinco numeritos publicados entre 1991 y 1993 por, claro que sí, Fantagraphics, donde buena parte del contenido fue publicado con anterioridad en otras publicaciones, principalmente la Heavy Metal que es donde Kuper metió mano durante mitad de los ´80.  Los primeros tres números son, más allá de la diversidad de historias, bastante similares en cuanto a su estructura. Los tres (y el cuarto número también, de todos modos) empiezan con Dreams of Reason, que son básicamente sueños que tuvo Kuper, bastante surrealistas, tanto en el contenido del sueño como en la forma que está dibujado y/o narrado. Generalmente estas historias son de seis o siete páginas, y dan paso a una serie de páginas presentadas en doble splash que introducen dos mini-comics: Modern World y The Adventures of Wormboy. Acá Peter hace una animalada y planta a estos personajes en tres tiras que transcurren en paralelo, es decir que para saber como sigue cada historia, tenés que pasar de página. Dos de esas tiras son de Modern World (que a su vez se centra en dos personajes, un robot y el vice presidente -sic- de Estados Unidos, que viven siendo atropellados y rebotando por el mundo) y la última es de Wormboy, un gusanito hiper depresivo.

tumblr_inline_of1z0xgGqx1rxdp2z_1280Tras el paso de comedia, vienen las historias sueltas, todas autobiográficas pero elegidas por Kuper para relacionarse con su parte más politizada. El primer número no solo relata un viaje largo que hizo junto a su pareja por el continente africano, sino también hace un alegato sobre su percepción por cuestiones raciales desde su infancia hasta la edad adulta. Algo similar hace en el segundo número, donde relata las veces que vivió en Israel, pero solamente se encarga de contarnos cómo es la obsesión que tiene dicho país con su parte más militarista. Sin embargo, aún así deja espacio para la ficción (el tercer número es más alegórico y menos referencial),  y hay que destacar la historia titulada The Wall, tan premonitoria que da miedo. Kuper plantea una distopía donde Nueva York está dividida por un muro que separa a las clases dominantes de las más empobrecidas, encargado por Harry Helmsley y EL MISMÍSIMO DONALD TRUMP. Pero lo mejor de todo es que, cuando Helmsley se da cuenta que no quiere compartir el poder con otro millonario, decide eliminarlo, lo que obliga al ex-presidente gringo a incitar una revolución por parte de los pobres para derribar a Helmsley. Algo así como una toma del Capitolio, pero todavía más deforme.

Speechless-int-scaledPara el cuarto número, el artista decide armar un especial sobre el sexo. Por supuesto, comienza con historias cortas donde aprovecha para tirar estadísticas sobre cómo los gobiernos yankis de los ´80 trataron la pandemia del SIDA, así como también para explicar dónde y cómo se dan agresiones sexuales contra mujeres y hombres. La parte autorreferencial queda expuesta en “Love Hate Relationship”, una historia en dos partes sobre una tortura relación con una anterior pareja, Vicky. que involucra un menage-a-trois y un despertar bisexual. Otra historia corta es una disertación muy graciosa sobre la masturbación, ingeniosamente llamada “Beat It”.

Kuper a nivel dibujo es bastante particular, con un estilo pictórico de fuerte influencia expresionista (Edvard Munch a la cabeza, de hecho cita varias veces el famoso cuadro El grito) y con una utilización fuerte de stencils para colorear y/o generar diversos tonos grises. Sin embargo acá no se queda solo con su forma más reconocible, sino también que pela otros estilos más basados en lápiz y entintado convencional, y también dibujos que parecen más bocetos realizados a mano alzada, que es como elige dibujar sus historias más personales de los primeros dos números. En los últimos tres números, sin embargo, hay adaptaciones de cuentos de Franz Kafka donde se mete con el cubismo y con unas puestas de página bastante experimentales, bien reconocibles en The System. Si hay algo que muestra fuerte en estas revistas, es su virtuosismo y su habilidad para metamorfosearse según lo amerite la situación.

Quizás hoy Peter Kuper sea más conocido por ser el último artista en dibujar la mítica serie Spy vs Spy, creada por el cubano Antonio Prohias para la Mad Magazine, pero mientras continúa con su arte más politizado (de hecho participó en una antología editada por IDW, realizada con la intención de conseguir donaciones para los refugiados ucranianos), vale recordar esta breve colección más que recomendable. Un lado B artístico de un dibujante tan asombroso como disímil.

 

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