Como vimos, El Diablo había producido durante veinte años un conjunto de comics muy entretenidos y con bastante buen nivel, lo cual le permitió adquirir un cierto status de culto entre algunos fans. Y para aprovechar el impulso de recrear personajes que había aparecido Post Crisis, en DC dieron el pie para crear una nueva encarnación de El Diablo.
Así en 1989, Gerard Jones (guiones) y Mike Parobeck (dibujos) traerían una nueva versión de El Diablo, sin nada que ver con la original… excepto el nombre y que es un cowboy enmascarado. Este nuevo Diablo es Rafael Sandoval, que es chicano, abogado y recientemente elegido como concejal de la pequeña ciudad tejana de Dos Rios. Rafael no tiene poderes, sino que usa su habilidad con los puños y su inteligencia para enfrentarse con los problemas locales en la calle, mientras que en su trabajo diario también lidia con las estructuras políticas para conseguir cambios desde adentro.
La serie funciona muy bien, con un Parobeck que se gana la chapa de creador con su estilo semi “cartoony”, limpito y super vibrante -que hizo que nos doliera más que se muriera tan joven- y un Jones muy afilado en el drama urbano de la historia. Rafael Sandoval es un tipo que no es un vigilante sacado sino alguien que realmente quiere lo mejor para su comunidad… y finalmente en el último número determina que es en su rol de político en el que puede hacer más por la comunidad que El Diablo, y renuncia a su identidad secreta. La serie es muy autocontenida y (más allá de una pequeña aparición en la Justice League de Giffen y de Matteis en el nº 42, donde básicamente rechaza la oferta de unirse a la Liga y de la aparición del anciano Vigilante que comentamos cuando hablamos de éste), el personaje está firmemente desconectado del Universo DC. Incluso no hay relación de ningún tipo con El Diablo original. Una lástima que el concepto no prendiera y la revista solo durara 16 números. De ahí en más este Diablo solo va a aparecer en algunos cameos grupales y con un pequeño papel muy menor en Villains United – Infinity Crisis Special, para luego pasar al limbo de los personajes olvidados.
Mientras tanto, el Diablo original era un concepto perfecto para recibir el tratamiento de la línea Vertigo. Y eso ocurriría en el 2001, en una miniserie de cuatro números escrita por Brian Azzarello y dibujada por Danijel Zezejl. Aquí, El Diablo es una presencia fantasmagórica, un elemento que ronda y motoriza la historia del verdadero protagonista de la serie, el sheriff Moses Stone y su oscuro pasado. Una miniserie tensa y que pega varios giros inesperados, inclusive uno apenas unas páginas antes del final que es impecable. Azzarello encima escribe esos diálogos tan suyos y Zezejl deja todo en cada página. Demás está decir que les recomiendo muchísimo esta miniserie.
La siguiente aparición de Lazarus Lane va a ser en las páginas de la exitosa serie de Jonah Hex que Justin Gray y Jimmy Palmiotti lanzaron en 2006. Lane ahora está consciente en el día (parece que efectivamente liberar al hechizo de Wise Owl sirvió para sacarlo de su catatonia) y solo a la noche, cuando cae dormido, hace que aparezca El Diablo.
La serie lo define explícitamente como un espíritu demoníaco vengador que posee su cuerpo para impartir justicia ante los asesinos. En la serie (y en su continuación post-New 52, All-Star Western) El Diablo se convierte en un secundario más o menos recurrente del universo de Hex, en historias que (como toda la serie) son muy entretenidas, dibujadas por un sinnúmero de dibujantes pero siempre guionadas por Grey y Palmiotti. Desde la cancelación de la serie, Lazarus Lane no ha vuelto a aparecer.
Sin embargo, hay una última conexión entre Lane y El Diablo en una miniserie de seis números del año 2008, escrita por Jay Nitz y dibujada por Phil Hester y Andy Parks. Allí, Chato Santana, pandillero de Los Angeles, cae en una redada del FBI y termina parapléjico. Y lo dejan internado en un hospital al lado de… Lazarus Lane, que ha vuelto a estar catatónico pero sigue vivo en la actualidad. Y resulta que Chato es elegido para ser el nuevo recipiente del espíritu que posee a El Diablo. Lazarus va a despertar tras pasarle el espíritu (aunque está con un pie en el mundo de los espíritus y otro en el material), y lo acompaña como guía… hasta que en el nº 3 muere a manos de Vorpal, un asesino mágico que obedece a un demonio que quiere venganza contra CHutriel (que es el espíritu que anima a El Diablo).
Así, el pobre Lazarus Lane termina su andadura como personaje (aunque no histórica porque sus apariciones en Hex y All-Star western son posteriores a esta miniserie). Nada mal para un cajero de banco cobarde.
Respecto a Chato Santana, no hablaremos aquí de él, porque no es un cowboy enmascarado. Aunque, con su participación en la primer película del Suicide Squad, se garantizó un lugar en todas las últimas encarnaciones del comic book de ese grupo.
Con esto terminamos de recorrer a los vigilantes enmascarados del Oeste de la DC. Pero, claro, estos no fueron ni los únicos que aparecieron. En muchas mas editoriales aparecerían personajes del mismo estilo. A partir de nuestra próxima entrega empezamos a revisarlos.


