Allá por 1996, Marvel nos infligió a los fans del Capi América una de las peores abominaciones de la historia del comic. Ni olvido ni perdón.

El Capitán América de Liefeld

14/01/2014

| Por Andrés Accorsi

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heroes-rebornNubarrones de tormenta. Truenos ominosos. Relámpagos malintencionados. Cielos rojizos. Todo es poco comparado con la sensación de “cagamos” que nos invadió a los fans del Captain America allá por 1996 cuando se anunció que Rob Liefeld sería el encargado de relanzar la serie del Capi como parte de la movida llamada Heroes Reborn y orquestada por el creador de Youngblood y su ex-compañero de Image, Jim Lee. A nadie se le escapaba que Rob nunca en su vida escribió un guión medianamente digno, por lo cual el “autor” le ofreció ese puesto primero a Mark Waid (guionista titular de la serie al que el reboot de Heroes Reborn desplazaría de ese puesto), que lo mandó a freir churros. Después a Chuck Dixon (que primero aceptó, pero tras discutir ideas con Rob, desistió y se fue a la mierda) y finalmente a Jeph Loeb quien, un poco más canchero en el arte de soportar caprichos de estrellitas, agarró viaje.

Poco antes de que el primer número saliera a la venta, tuve la posibilidad de charlar con el mismísimo Liefeld, que decía (mientras yo aguantaba la carcajada): “Este es el título más controvertido del año. Yo me imaginaba que se venía una polémica y la estoy disfrutandomucho. Lo que no me veía venir era tanta hostilidad. Ya me están tirando con todo y lo único que vieron fue que el Capi tiene un águila en vez de la A. Yo estoy seguro de que Captain America es lo mejor que hice en toda mi vida. Estoy trabajando durísimo. Las páginas tienen muchísimo trabajo de fondos, de narrativa, hasta los bordes de los cuadritos están cuidados. Yo tengo muy claro que esto le da por las bolas a mucha gente, que hay muchísima gente deseándome el fracaso, pero no les voy a dar ese gusto. Con esto en mente trabajé 10 veces más duro y el resultado es 10 veces mejor de lo que yo mismo esperaba. Estoy excitadísimo. No veo la hora de que la revista esté en la calle”.

5542_4_001El n°1 de la nueva serie (Nov.96) nos presenta a un amnésico Steve Rogers, que vive en el seno de una familia normal de los ‘90 como si tuviera 30 años e ignora que, no sólo nació en los ‘20, sino que fue el más glorioso soldado yanki de la Segunda Guerra Mundial, el Capitán America. Paralelamente se nos muestra a una chica, Rikki Barnes (quien será Bucky) y a los jerarcas del World Party, partido político neo-nazi, liderado por el racista Master Man y bancado desde las sombras por el Red Skull. El Gobierno ordena a Nick Fury reactivar al Capitán y un anciano negro, Abraham Wilson, le entrega el escudo a quien fuera su camarada de armas en los ‘40, justo cuando los ataca un comando neo-nazi, que mata a Wilson. Pronto se aparece Fury y le explica a Rogers quién es y cuál es su rol en la lucha contra el resurgir de los nazis. Rogers no quiere saber nada, hasta que el tuerto le revela que toda su vida “normal” es una mentira del Gobierno y que su esposa e hijos con los que convivió durante años… son androides! Y ahí sí, el chabón se pone loco y acepta vestir una vez más el traje (con una aguilita del orto en lugar de la “A”) y salir a darle machaca a Master Man y sus súbditos. En eso consisten, básicamente, los n°s 3 al 5: machaca va, machaca viene y en el medio aparecen Bucky, Sam Wilson (piloto militar, hijo de Abraham, quien adopta la identidad de Falcon) y Crossbones (este último del lado de los malos, que por supuesto pierden). El n°6, crossover de la saga Industrial Revolution, tiene como co-protagonista a Cable (nunca peor dibujado) y como villanos a A.I.M., Modok y el Barón Zemo, en una trama sin ningún sentido lógico.

300px-Captain_America_Vol_2_5Y hablando de lógica… ¿cómo se explica que una editorial raje de una serie a un autor que venía logrando que subieran las ventas? Y… por la lógica numérica: se lo reemplaza por otro que venda más. ¿Y si eso no sucede? Bueno, siempre hay tiempo de volver para atrás, no? Y eso pasó con Liefeld. La crítica lo mató, los fans tradicionales lo detestaron y hasta el más lobotomizado Image-zombie podía detectar en esos seis números la absoluta carencia de ideas y la proliferación agobiante de los más variados y atroces errores de anatomía, perspectiva y narrativa jamás reunidos bajo una misma portada. Conclusión: las ventas no fueron ni la mitad de lo esperado, el fracaso que tantos le desearon al querido Rob se hizo realidad y Marvel no dudó en propinarle un puntapié y darle a su socio, Jim Lee, la posibilidad de completar los números que faltaban (tanto del Capi como de Avengers, la otra serie perpetrada por Rob) para finalizar el contrato. El Chino, como para demostrar que se la banca, aceptó el desafío, mientras Liefeld salía a robar, dispuesto a disfrazar los números del Capi que ya tenía dibujados para que parecieran otros personajes, y editar esos comics él mismo, en lugar de tirarlos a la basura.

300px-Captain_America_Vol_2_11El n°7 marca el regreso del traje clásico y el desembarco de una legión de habituales colaboradores de WildStorm, el sello de Jim Lee: Al Río, Ed Benes, Joe Phillips, Joe Bennett (lo más parecido a un dibujante regular que tiene esta etapa), Ron Lim y hasta Travis Charest, que se manda una doble página para alquilar balcones. Guionista también hay, y de lujo: James Robinson, aunque cabe aclarar que acá viene a media máquina y aporta, entre tanta confusión, una única idea copada, con motivo del recuento del origen del personaje, en el mentado n°7. Según Robinson, el gobierno decide “desactivar” al Capi en 1945, cuando este se opone a que los EEUU bombardeen Japón con la bomba atómica. Nick Fury es el encargado de sacar al Capi de la animación suspendida cuando el Gobierno lo necesita para algún trabajito sucio y así es como el noble super-soldado se ensucia las manos dando masa en Corea y en Viet-Nam. No está mal, de hecho se parece bastante a la forma en que Ed Brubaker explicaría años más tarde al Winter Soldier.

El resto de los números de Robinson se pierden entre una innecesaria saga contra los Sons of Serpent (n°s 8 al 11), el crossover Heroes Reunited (n°12, escrito por Loeb) donde todos los habitantes del Universito Lee-Liefeld se juntan para tratar de parar a Galactus, y el n°13, donde estos héroes se cruzan con los del Universo WildStorm en una saga apocalíptica que funciona como prólogo a la miniserie Heroes Return. Ahora sí, se terminaba la etapa más aciaga de esta historia y, libre del humillante cautiverio del que fuera víctima, el Capitán volvía a las manos del maestro Mark Waid y el dibujante Ron Garney, quienes nunca debieron haber sido separados de él.

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