Algunas puntitas para contextualizar mejor una lectura actual del clásico inmortal de Oesterheld y Solano López.

El Eternauta: La Aventura Infinita

16/04/2025

| Por Diego Accorsi

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Hoy día parece redundante tener que presentar a “El Eternauta». Pero no. El Eternauta sigue siendo irreemplazable, inalcanzable. Es sin duda el hito más importante de la historieta argentina y aún no ha sido igualado. Difícilmente alguna vez sea superado. Quizás el dibujo del gran Francisco Solano López pueda haber sido estéticamente mejorado (quizás, ya en 1969 por Alberto Breccia en esa alucinante segunda versión para la revista Gente), pero el trabajo situado en su momento, la obra en función de su sociedad y su tiempo, sigue siendo impecable.

Les recomiendo que traten de imaginarse que hasta el momento de «El Eternauta» (4/9/1957) nada tan espectacular se había realizado, nada tan duradero, moderno e importante. Imaginen que El Eternauta fue editado por primera vez en la revista Hora Cero Semanal de la Editorial Frontera -levantada a pulmón por el mismísimo Oesterheld- que tenía un formato de 22 x 28 centímetros, apaisada, durante dos años, en entregas de tres páginas por semana. Traten de imaginárselo. Durante ciento y pico de semanas, ir al kiosco todos los miércoles a comprar la revistita y leer tres páginas de El Eternauta. Debió haber sido algo fantástico. A ello, se debe que muchas veces el primer cuadro de una tira coincide con el último de la anterior. Sé que puede parecer tedioso o tonto, pero cada semana terminaba con un golpe efectista tan bien realizado que era imprescindible a la semana siguiente retomar la historia desde antes del último punto. A quien ya lo haya leído, trate, si puede, de leer tan sólo tres páginas por semana. Leer tres páginas, cerrar el libro y seguir la semana siguiente. Creo que aún sabiendo qué sucede en la historieta, se debe hacer casi imposible tal hazaña.

Quien recorre el agua es un acuanauta. Quien recorre los astros un astronauta. Quien viaja por el cosmos es un cosmonauta. Quien viaja por la eternidad… Un ser del futuro llamó (o llamará) a un humano que puede viajar por el tiempo “El Eternauta”. Un único humano que pudo huir de los seres más terribles de la galaxia, los esclavizadores del cosmos, los Ellos. Pero eso lo sabemos los que leímos la primera parte de esta obra. Para ellos, y para los que quieren charlar sobre esta obra, aquí van unas observaciones sobre cosas que sabemos o no.

Sabemos que la mágica pluma de Héctor Germán Oesterheld y el preciso lápiz de Solano López nos llevan a un espacio-tiempo diferente. Increíble; o demasiado creíble, lo cual es peor. Donde no importa que sea una historieta. Aunque sea la mejor. Es una realidad que nos envuelve cuadro a cuadro, página a página. El planteo es claro pero misterioso. El guionista de historietas, sin duda el mismísimo Oesterheld, es visitado por un hombre que dice navegar por el tiempo, recorrer los futuros. Pero su historia se sitúa en un futuro cercano y tal vez inalterable. Y el guionista la cuenta. Esta es su narración. Y empieza desde el principio. Desde la llegada fantasmal del Eternauta. Y narra lo que a él le cuenta el viajero de la eternidad. Y comienza en una casa donde cuatro amigos juegan al truco. Simple, natural. Y de repente, sucede un hecho que los porteños siempre, en su corazoncito, esperan. Nieva en Buenos Aires. Quizás lo único que la egoísta auto-suficiente ciudad le envidia a sus postergadas vecinas del sur. La belleza de la nieve. Pero lo ansiado, lo bello, en este caso es mortal como el queso envenenado que saca al ratón de la cueva para asesinarlo. Del mismo modo imagino a miles de porteños saliendo a la calle o abriendo todas sus ventanas para disfrutar de la nieve. Y a cambio sólo reciben la muerte.

Hablar del primer El Eternauta lo lleva a uno a relacionar toda la obra como una gran historia circular de la que no se explica el principio sin conocer el final. La obra, por empezar con esa fascinante escena en la casa del guionista, se transforma en un increíble continuo infinito del cual es difícil elegir un punto de partida y uno de llegada. Es uno, el lector, el que debe descifrar el círculo temporal, el que debe aceptar los movimientos y las alteraciones temporales. ¿Cómo afectará al tiempo cero de Juan Salvo que el guionista haga pública la historia de El Eternauta? ¿Se evitará parte de la trágica historia? y si es así, ¿no modificará los hechos que convirtieron a Juan Salvo en El Eternauta? Y si eso sucede ¿cómo va El Eternauta al pasado a advertirle al guionista de historietas? Y entonces… ¿entonces el guionista falló? Quizás realmente El Eternauta se le presentó a Oesterheld y él nos lo contó, nos advirtió, y si bien no creo que nadie se haya preparado su traje aislante, bien podría ser que los invasores, al tanto de la movida de Salvo, decidieran cambiar los planes de su invasión… Tal vez… Tal vez Oesterheld al narrar El Eternauta nos salvó de un futuro terrible… Nah… Creo que él nos marcó un camino hacia un futuro mucho más interesante, con una historieta nacional más fuerte, coherente, adulta y poética.

Gracias H.G.O.​

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