Al día de la fecha, el manga de Kingdom lleva casi 20 años de publicación ininterrumpida en Japón, y 76 tomos recopilatorios. Hace un poco más de dos años, la editorial Ivrea comenzó su publicación en Argentina y lleva ya 28. Entonces, no es el propósito de este breve artículo hacer una reseña de una historia que aún no ha terminado, sino enfocarse un poco en el orígen del fenómeno y su autor.
Me atrevo a decir que pocos o ninguno de los que me estén leyendo han tenido en la escuela clases que abarquen aunque sea una porción de la milenaria historia china. Por lo general el programa de estudios de Occidente se enfoca justamente en eso: Occidente. Los comienzos de las civilizaciones en el Mediterráneo y Medio Oriente, Europa, América y se acabo. Con suerte, las guerras del opio o la revolución de Mao, pero no mucho más. La realidad es que mientras los comandantes de Alejandro Magno se cagaban a espadazos para repartirse la torta de un imperio sin heredero y Roma comenzaba tomar protagonismo, en China estaban pasando un montón de cosas.
Kingdom es un manga de historia ficcionada, que abarca (o suponemos lo hará al momento de terminar) un período de unos 25 años. Algo así como entre el 245 AC y el 220 AC. En esos años es cuando el rey de Qin se encargará de conquistar todas las tierras de China y dar comienzo al primer imperio del Lejano Oriente. El mismo rey que dejaría en su tumba un ejército de soldados de terracota, o que participaría en la construcción de algunas de las partes de la gran muralla china. Si bien ya desde el comienzo sabemos cuál va a ser el final, Kingdom es efectivo para aportar suspenso y vértigo en sus páginas, y engancharnos en guerras en las que no tenemos ninguna duda de cuál será el bando ganador.
Pero vamos a meternos un poco más adentro del fenómeno. El autor Yasuhisa Hara es un tipo peculiar. Sus primeros estudios fueron en el mundo de las artes visuales y tenía la intención de convertirse en un director de cine. Cuando vio que ese camino no era tan sencillo, se dió cuenta de que haciendo manga podía escribir y dirigir a la vez. Tras unas primeras publicaciones que obtuvieron premios, Hara finalmente se va a trabajar a una empresa de software y en esos años hace su primer contacto con el Shiji.
El Shiji es una recopilación de textos históricos escritos por Sima Qian aproximadamente en el año 91 AC, y narra (de manera tan fiel como se podía narrar) unos 2.500 años de historia. Es considerado la piedra fundamental de la historia imperial china, y luego de él vienen otros 23 libros más que siguen contando la historia “oficial” hasta el año 1644 más o menos. Estos textos, escritos en unas tablas de bambú, se mantuvieron ocultos durante unos cien años por miedo a su destrucción y recién entonces fueron diseminados por el país. La versión actual no deja de ser una transcripción de otra transcripción y así hasta llegar más o menos al siglo XXI.
Hara empieza a meterse de lleno en estos textos y para el año 2005 comienza a trabajar como ayudante de Takehiko Inoue en la revista Weekly Young Jump. En ese momento el sensei Inoue trabajaba en dos series paralelas, Real y Vagabond, ambas todavía inconclusas. No hay que ser un genio para darse cuenta que si Inoue estaba serializando la dramatización de la vida de Miyamoto Musashi, Yasuhira Hara lo tomaría como ejemplo. Apenas siete meses después se independizaría de su maestro y comenzaría la publicación de Kingdom.
La historia narra, con sus licencias poéticas, el ascenso de Xin dentro de la milicia china con el objetivo de convertirse en un gran general bajo los cielos. Este ascenso irá de la mano de su apoyo al entonces príncipe Zheng, quien busca cumplir su sueño de unificar los siete reinos combatientes en uno solo. Si bien al comienzo la historia va y viene entre los conflictos bélicos y las intrigas palaciegas, una vez que la situación política queda zanjada, el núcleo será en el campo de batalla. Gran parte de los personajes y los sucesos corresponden a eventos históricos, con algunas modificaciones ligeras. Por poner un ejemplo, Xin existió, pero no era un huérfano.
Sin dudas lo más impresionante de todo esto es la capacidad de Hara de llevar los sobrios textos del Shiji a una historia de cientos de páginas. Algo que es contado por Sima Qian como “El ejército de Han lideró una batalla con Qin en la ciudad de Hangdang. La victoria de Qin se debió a la sobresaliente actuación del general Jiang Beng” se convierte en una batalla de seis tomos que te tiene en vilo página a página. Ni hablar de que -como dije anteriormente- ya sabemos quién gana al final.
Los dibujos de Hara son impresionantes y como un buen shonen (no me animaría a categorizarlo de Seinen como hizo Ivrea, más allá de la violencia este manga no tiene muchos componentes que lo lleven hacia el río de las aguas “adultas”) sabe engancharte y transmitirte pasión.
Es cierto que para el tomo 40 la historia empieza a sentirse un poco alargada y chiclosa, luego de conflicto tras conflicto, pero al final del día nos quedamos en la silla para ver a Xin nuevamente cortar un oponente a la mitad y ganar la batalla. Un punto en contra del manga es la obscena frecuencia con la cual Hara utiliza una voz de narrador omnisciente para adelantarnos situaciones que vendrán. “Y lo que ellos no sabían es que al día siguiente iba a pasar algo terrible”. Un recurso odioso y pobre para generar cliffhangers.
Hoy por hoy la historia continúa y desconozco cuánto le falta para su final. “Apenas” leí 60 tomos y da la sensación de que hay Kingdom para rato. Por si esto fuera poco, el éxito es descomunal por lo cual no hay razón para matar a la gallina de los huevos de oro. Animé, películas con actores, ventas millonarias y por si fuera poco el récord Guiness del manga “escrito” por más gente. En una estrategia de marketing bizarra, el tomo 26 se reeditó con nuevos dibujantes, y participaron un total de 1087 artistas (entre ellos figuras como Inoue, Oda, Araki, etc.). Solo Dios sabe a quién se le ocurren estas cosas.