Redescubrimos uno de los grandes clásicos de Osamu Tezuka, basado en la misma leyenda que inspiró a Dragon Ball.

La Leyenda del Rey Mono

26/08/2024

| Por Andrés Accorsi

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La epopeya dislocada

En Septiembre de 1952, Osamu Tezuka empieza a publicar en las páginas de la revista Manga-o (de la editorial Akita Shoten) uno de sus shonens más largos. conocida en Japón como «Boku no Songoku» (o sea, «Mi SonGoku»), esta serie se extiende hasta Marzo de 1959 y consta de 37 episodios de muy distinta extensión (hay algunos de menos de 10 páginas y otros de más de 50), luegos reunidos en cuatro tomos recopilatorios. Básicamente se trata de una versión muy libre y apuntada al público infanto-juvenil de la leyenda del Rey Mono, o El Viaje hacia el oeste, un relato central de la tradición folklórica tanto japonesa como china y coreana. Sí, claro es la misma leyenda en la que se basó Akira Toriyama para crear a Son Goku, quien también luce una cola de mono, un báculo y una nube voladora.

Tezuka se toma la leyenda absolutamente en joda y nos brinda algunas de las historietas más divertidas de toda su carrera. El Rey Mono y sus amigos (el monje Sanzo Hoshi, Sangojo y el chancho Cho-Hakkai) protagonizan una interminable seguidilla de peripecias, una más disparatada que la otra, que leídas todas juntas pueden parecer un poquito reiterativas, o a justadas a una fórmula que Tezuka rara vez modifica, pero que leídas como se publicaron (es decir, con espacio de varias semanas) deben ser alucinantes. En todas las aventuras se nota lo bien que la pasaba el Manga no Kamisama mientras dibujaba estas páginas, repletas de riesgo y búsquedas a la hora de la planificación, y con un grafismo ya muy pulido, muy perfeccionado, ideal para este tipo de relatos.

Míticos disparates

La mitología oriental le ofrece al autor un vasto surtido de dioses, demonios, monstruos y criaturas fantásticas, como para que nuestros héroes siempre tengan contra quién pelear. Sin embargo, Tezuka no se conforma con esto y mete unos anacronismos delirantes, pero de gran eficacia cómica, como cowboys, mafiosos, Papá Noel o Popeye. Ver a Popeye dibujado por Tezuka es un nerdgasmo y abona la teoría de que el Dios del Manga se volcó al dibujo en parte por el impacto que le produjo ver los cortos animados de los hermanos Fleischer, entre los cuales los más difundidos a nivel global fueron los de Betty Boop y los de Popeye.

Este extraño universo, repleto de posibilidades, se puebla también de todo tipo de animales que hablan, no solo el mono y el chancho, y además todos se mueven con una plasticidad formidable. El más destacado es Tatsuiko, el dragón que en el relato original se transformaba en caballo y acá se transforma en yegua. ¿Y los personajes del famoso «elenco estable» de Tezuka? Aparecen muy poquito, apenas hay un rol destacado para el gran Shinsaku Ban dos episodios antes del final de la serie. Y también aparece Buda, aunque no tiene nada que ver con la versión de Buda a la que Tezuka va a volver algunos años más tarde. Ah, y el propio Dios del Manga se incluye a sí mismo como personaje, por primera vez, porque luego repetirá este recurso en obras posteriores.

Casi todo lo que sucede en esta larga epopeya está contado a través del dibujo. Rara vez los diálogos aportan algo que el dibujo no nos hayan contado, y rarísima vez los personajes plantean, hacen avanzar o resuelven los conflictos mediante el diálogo. La Leyenda de Songoku es manga bien de acción, con muchísimo humor, muchísimo vuelo y una sensación de delirio, de que puede pasar cualquier cosa, a años luz de esa ficción más controlada, más circunspecta. que Tezuka desarrollaba en series como AstroBoy.

Eterno y legendario

La popularidad de esta serie en Japón fue inmensa, e influyó muchísimo en decenas de obras posteriores. En 1958, la empresa Toei Doga le compró a Tezuka los derechos para hacer una serie animada de Boku Songoku, y fue la primera vez que el maestro se involucró en la producción de un animé. Dos años después, la misma empresa estrenó un largometraje llamado «Saiyuki» (que en Occidente se conoció como «Alakazam the Great»), ya con pocos puntos de contacto con el material original. En 1967, Mushi Productios realizó otro largometraje levemente basado en este manga (Goku no Daiboken) y finalmente el 27 de Agosto de 1989 se emitió en la cadena Nippon Television un film animado de 70 minutos titulado «Tezuka Osamu Monogatari: Boku wa Son Gokku» y dirigido nada menos que por Rintaro. Esta película mezcla la leyenda de Son Goku con la vida del propio Tezuka, quien había fallecido unos meses antes del estreno.

Repito: no es aconsejable leer de una sentada los cuatro tomos de La Leyenda de Son Goku. Como en tantas series de aventuras narradas en forma episódica, estas historias funcionan mucho mejor si se las lee espaciadas. Tenelo en cuenta para disfrutarlas al máximo cuando te decidas a viajar hacia el Oeste junto al Rey Mono y sus amigos, en esta odisea que arranca con rumbo a India y termina en los maravillosos terrenos del disparate y la diversión.

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