Hoy repasamos este film de 1994, dirigido por el maestro Isao Takahata.

Planeta Ghibli (parte 21)

02/04/2015

| Por Andrea Vega

0 comentarios

MV5BNDM3MDc3OTk4MF5BMl5BanBnXkFtZTcwMzQ2ODIyNw@@._V1_SX640_SY720_Heisei Tanuki Gassen Ponpoko (1994) fue inspirada por un comentario de Miyazaki acerca del destino que habrían sufrido los animales que vivían en  sitios que antiguamente eran zonas rurales. La película, dirigida por Isao Takahata, está basada en leyendas y tradiciones japonesas, y narrada en un estilo casi documental. Los tanuki son animales salvajes pertenecientes a la familia de los perros, aunque tienen apariencia de mapaches, y habitan en los bosques. Según el folklore japonés, poseen la habilidad de cambiar de forma, siendo capaces de transformarse prácticamente en cualquier cosa. Pero las leyendas también los representan como egoístas y fiesteros, interesados en comer, beber y bailar, y peligrosos por su capacidad para el engaño.

La historia está ubicada en los años ´60, con la ciudad de Tokio en plena expansión. A medida que las nuevas zonas residenciales van ocupando el lugar de los bosques, los tanuki que habían habitado en la zona durante siglos comienzan a quedarse sin hogar. Al principio, los campos cercanos les proveen de refugio y comida, pero incluso estos últimos recursos desaparecen a medida que avanzan las construcciones. Los tanuki deben unirse para evitar la pérdida total de su hogar; pero, a pesar de estar de acuerdo en su objetivo, no están de acuerdo en la estrategia a utilizar, lo que conduce al surgimiento de varios líderes y distintas facciones. Hay incluso una que favorece el terrorismo, y uno de sus ataques termina con dos obreros de la construcción muertos. Pero el as bajo la manga de los tanuki es su capacidad de metamorfosis, y deciden usarla en un intento de salvar lo que queda de su hogar.

News16332La temática ambientalista no es inusual en las producciones de Ghibli, pero en este caso asume un rol central. Como fábula acerca de naturaleza versus civilización está perfecta, y los personajes representan arquetipos fácilmente identificables por sus actitudes hacia la violencia, la familia, la muerte, el uso de habilidades personales, y el bien común. Su misma existencia los convierte en símbolos de generaciones pasadas, del apego a los valores y tradiciones transmitidos de generación en generación. Su deseo de permanecer en su hogar y de convencer a los humanos del beneficio de conservar áreas ecológicas para preservar la vida salvaje es tratado con mucho cuidado en la película, a pesar de ser en esencia una afrenta al progreso humano. La moral del director está transmitida de forma clara y consistente a través de estos personajes, ofreciendo una mirada inusualmente didáctica acerca de lo inevitable del progreso y de la necesidad de adaptarse para sobrevivir.

Pero justamente por ser una fábula, la película es floja en cuanto a la narrativa y la construcción de personajes. Lo importante es el mensaje, y todo lo demás debe ser funcional a eso. Los personajes son meros arquetipos y, por lo tanto, es difícil establecer una conexión emocional con ellos e involucrarse con su causa. Como resultado, Ponpoko simplemente carece de la calidez y el corazón característicos de las producciones de Ghibli. Por el lado de la narrativa, el alevoso tono de sermón es un gran punto en contra. En un momento dado, uno de los tanuki incluso se dirige al espectador para hablar acerca de la necesidad de proteger la naturaleza. El hecho de ensartar un mensaje de forma tan directa sin intentar vendernos la causa como algo más que simple pedantería u ofrecer una alternativa válida a los problemas que ocasiona el progreso resta muchísimo en lo que a méritos artísticos se refiere. Quizás hubiera sido más adecuado (y menos aburrido) un cortometraje, o un especial para TV, pero no un largometraje de casi dos horas. Incluso con todo el amor que le tengo a Ghibli, me costó seguir viendo esta película hasta el final.

pompoko-maestrosLo que más frustración causa, en este caso particular, es saber que estamos hablando de un director que está por encima de todo eso. Sus dos películas anteriores, de alguna manera, también eran fábulas: La tumba de las luciérnagas, acerca de la guerra, y Omohide Poro Poro, acerca del paso a la madurez y la realización personal. En ambos casos, son películas que podrían haber sido imbancables si Takahata las hubiera usado como vehículo para una lección de moralidad; si ambas son joyas del cine, es justamente porque este director domina el arte de narrar como pocos. Pero en Ponpoko simplemente te dice que debería importante la lucha de los tanuki sin mostrarte a través de la narrativa un motivo real para hacerlo. Esto la convierte en una obra notablemente inferior a sus predecesoras, y todavía me resulta increíble que todas hayan sido dirigidas por la misma persona.

Por supuesto, al ser una obra de Ghibli, el arte, la animación y la música son de primera clase, y hay secuencias muy bien logradas. Pero la línea argumental floja la convierte en la película menos lograda del estudio y, sin ser mala, palidece al compararla con otras producciones.

Takahata, igual te amamos.

Compartir:

Etiquetas: , , ,

Dejanos tus comentarios: