Royal City es una obra maestra moderna de Jeff Lemire, que no puede faltar en la biblioteca física o digital de ningún lector.

Royal City

28/08/2023

| Por Pablo Jiménez

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Esta nota es dedicada a Joaquin, JJ, mi viejo.. gracias por inculcarme la pasión por la lectura y en especial por las historietas… Te vamos a extrañar mucho viejo!

¿Te leíste la linda edición de Essex County que sacó Hotel de las Ideas y te quedaste con sabor a mucho en la mente, pero con la noción de que hay pocas obras que te describan tan bien el sentir humano y querés dar otro salto de fe hacia el vacío que representa el comic no mainstream?

Podríamos decir que tenemos otra joyita indie para recomendar, aunque ya el hecho de incluir algo editado por Image como «no-mainstream» es extremar el concepto, y mucho más sería catalogarlo de indie. Pero algo de eso hay por ahí, ya lo van a ver.

Yo creo que Jeff Lemire es un gran farsante (“The great pretender” diría una canción tan antigua como excelente). Este autor integral es sumamente conocido por, entre muchas otras cosas, jugar con los juguetes de las grandes editoriales en Marvel y DC (el tipo ha escrito guiones de Moon Knight, Wolverine, Batman, Animal Man o Green Arrow por citar algunos) y que al menos a mí, me resulta muy complicado no emparentarlo con obras siempre de género, que oscilen entre la ciencia ficción, el suspenso y la fantasía. Pasar por una comiquería y ver el nombre de Lemire sólo en las ediciones nacionales, ya te lleva a títulos como Descender o Gideon Falls, mientras que uno se pregunta cuándo nos llegará una edición Nac & Pop de la hermosamente desoladora Sweet Tooth.

Y digo que es un farsante en un intento de ironía, porque se nota que tiene mucho más para entregar qué aventuras poco realistas. Si en Essex County, una obra que escribió cuando tenía alrededor de 29/30 años, podíamos ver las primeras obsesiones del autor como lo son la nostalgia, la familia, el paso del tiempo y, sobre todo, las consecuencias de lo irreversible, es en Royal City, una novela gráfica que escribió en sus 40s, donde el tipo no sólo cosecha lo que sembró una década atrás, sino que además saca sus mejores herramientas para relatarnos una historia tremendamente profunda desde lo emocional. Y lo hace con tanto coraje y seguridad sobre lo que va a relatar, que en el primer episodio te devela el what-a-twist con el que cualquier otro autor por encima de la media verdulesca actual basaría todo el relato… ¡Así de grande la tiene el tipo y qué placer es que la luzca en todo su esplendor

“Me pregunto si se hace difícil crecer acá, en Royal City, o si directamente se hace difícil crecer en general… ¿Acaso me encuentro completamente solo? A veces me pregunto qué pasaría si me fuera de una vez y para siempre de este lugar…

¿Se darán cuenta siquiera de que alguna vez estuve en este lugar?”
-Extracto del diario de Tommy Pike-

Bienvenidos a Royal City!

Una historia que desde el minuto cero nos introduce en el centro de la familia Pike, un numeroso grupo de personas disfuncionales, donde cada decisión tomada años atrás, cada consecuencia y cada cicatriz de sus integrantes se hace carne y donde los demonios internos conviven día a día con este círculo de padre, madre, hijos e hija, como si el hecho de hacerse amigo de la culpa y de la nostalgia fueran una victoria pírrica constante para lograr sobrevivir día a día.

Hay que ponerse de pie y sacarse el sombrero ante la maestría que demuestra el autor (que aquí oficia de autor integral, con una calidad exquisita para el color) para lograr balancear de la mejor manera posible la carga de llevar adelante casi seis protagonistas y aún así transmitir la complejidad de las relaciones familiares, los secretos y los traumas de tiempos pasados, que a todos los rodean. Y aunque alguno de ellos se vea un poquito más apurado o desarrollado a destiempo, realmente considero que son detalles menores que uno puede notar recién sobre el final de la obra.

No me gustaría calificar a la historia como un “slice of life” por dos motivos: el primero de ellos es que, en propias palabras del autor, puede directamente caer dentro del bolsón de “obras aburridas”, mientras que también es un término que dice mucho y dice poco al mismo tiempo, y que sólo algunos cracks pueden realmente contar algo interesante dentro de ese tono (hablemos de Solanin y de Buenas Noches PunPun, ambas de Inio Asano, por citar obras altamente recomendables de este subgénero). La segunda, y sin entrar en spoilers, es que tampoco podemos quitarle del todo el hecho de que tenga “cosas de género” que vamos a ir descubriendo a medida que avanza la obra. Sin importar cuáles sean estos elementos, están ahí, hacen ruido, incomodan al lector, incomodan a los protagonistas y le dan una capa adicional a todo el relato en general.

Habrán notado que todavía no comenté el argumento, y es porque en esta novela gráfica en particular, el autor se esfuerza mucho en manipular silenciosamente nuestro sentir a través de una historia contada a cuentagotas y con muchos detalles que se resignifican una y otra vez. Ahondar en esos detalles sería muy injusto con el/la lector/a que se va a acercar por primera vez a este viaje. Pero si realmente querés conocer un poco de qué va, solo voy a mencionar que el disparador de todo comienza en las primeras páginas, cuando el padre de la familia Pike sufre una suerte de ACV y eso moviliza y pone en volumen 11 la lucha de cada miembro de la familia con sus propios problemas y con los demás.

El dolor, el duelo, perder, ese “dar de más de lo que estoy dispuesto a entregar” que abarcan a un ser querido, un trabajo, una realidad, una época, incluso a uno mismo. Perderse dentro de nuestra propia mente, de nuestra ansiedad y caer en una depresión es una de las batallas más complicadas de librar para una persona. Y si es difícil de describir, imagínense lo que habrá sido para el autor intentar plasmarlo en dibujo y diálogo, mediante artilugios poco habituales en el comic en general, y así y todo llevarse la copa a casa al momento de terminar la historia.

Es un muy lindo ejercicio leer Essex County y Royal City en continuado (en doble función, dirían algunos) para poder notar no sólo la evolución en el estilo artístico y narrativo, el versus del mismo autor en blanco y negro o a color, como lo crudo y rudo de su primer obra en comparación de lo detallista (dentro de lo que Lemire se permite) en el comic que hoy nos ocupa. Ya de por sí tiene un estilo inconfundible y una facilidad asombrosa para imponer detalles emocionales en los rostros y las posturas de los personajes. Con unos toques sutiles, establece fácilmente una conexión emocional entre los lectores y los miembros de esta familia que hará que te devores la historia (la edición en inglés cuenta con casi 380 páginas y la devoré en dos sentadas). No tengo dudas de que Royal City (lanzada en 2017) es una obra maestra moderna, que no puede faltar en la biblioteca física o digital de cualquier lector que ya esté un poco más curtido. Una joya oculta, que apenas la toqué se convirtió en un imprescindible para mí.


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