Te invitamos a redescubrir a una historieta realmente rupturista, que mostró a las minas como ninguna otra historieta argentina lo había hecho antes.

Sol de Noche

09/08/2013

| Por Andrés Accorsi

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Sol-1Hay veces que un comic no necesita ser bueno para ser fundamental. Si Sol de Noche fuera una porquería, dibujada para el orto y escrita para complacer a gente con el nivel intelectual de un wachiturro lobotomizado, también habría que recomendarla. Estamos ante una de esas historietas que marcan un antes y un después, que rompen moldes y cruzan Rubicones para ponerse claramente a la vanguardia de todo, y quedarse ahí mucho tiempo.

Guillermo Saccomanno y Patricia Breccia crean a Sol de Noche en 1980, en las páginas de la seminal SuperHum®. Subrayo lo más increíble: 1980. En plena dictadura militar, cuando a nadie se le ocurría siquiera deslizar una puteada en la tele, la radio o las historietas (yo era muy chico, pero creo que en el teatro de revistas y en algunas películas sí se puteaba), cuando para ver una teta había que ir a un cabarulo, cuando las pocas mujeres que protagonizaban ficciones eran boludas que se dedicaban a criar hijos, o a sufrir por amores no correspondidos; en una época que se parece poquísimo a esta en miles de aspectos, apareció una historieta totalmente transgresora. Sol de Noche era una historieta del género slice of life (no busques ninguna en las revistas de Record o Columba, porque no había), en la que la protagonista es una minita que ama salir de noche, que anda sola por los bares, se pone en pedo, se acuesta con tipos con los que ni siquiera está de novia, interactúa con intelectuales, con rockeros pelilargos, con gays y hasta con travestis (de nuevo, no busques historietas pre-1980 donde haya travas, o personajes gays que digan “soy gay”, porque no hay).

Explorar0004Hay historias un poco más románticas, pero básicamente manda el slice of life, en su vertiente “jóvenes a la deriva”. Sol yira por los bares de la calle Corrientes, o de San Telmo, o se queda en su casa con su gato, o cae en fiestas repletas de gente vinculada con las movidas artísticas de aquel entonces. Acá hay secuencias realmente atractivas, sobre todo en los diálogos: Saccomanno pesca con increíble habilidad palabras y modismos del habla de principios de los ´80 que yo no escuchaba desde esa época. Y sí, hoy tirás una de esas frases y quedás como Enrique el Antiguo (el glorioso personaje de Francella), pero en aquel entonces, si eras joven y sintonizabas la onda correcta, seguro las decías. El guionista juega, además, con letras de tangos y de temas rockeros, a las que acomoda para meterlas en los diálogos y bloques de texto. Hay mucho trabajo en los textos, que se disfruta porque es una historieta con MUCHO texto, en la que este es muchas veces el hilo conductor.

Patricia arranca con Sol de Noche antes de cumplir 25 años, cuando no era mucho más que una joven promesa. Las primeras historietas ya muestran algunos toques de genialidad (la expresividad en los rostros, el equilibrio entre blancos y negros, esos efectos limados en el pelo de Sol) y con el correr de los episodios la veremos evolucionar notablemente, incorporar recursos y definir su verdadera identidad gráfica, por afuera de sus influencias iniciales, que tenían que ver con la estética del pop-art y en menor medida con los trabajos de su papá (Alberto) y su hermano (Enrique). Sobre el final del tomo, pegamos un salto a 1988 para ver las últimas tres historietas de Sol (hechas para Fierro) y para encontrarnos con una Patricia que ya dibuja como los dioses, asentadísima en su estilo, con ese manejo extraño del rotulado, ese dibujo que mezcla sensualidad, grotesco y delirio, y argumentos más virados hacia una temática sexual (porque estamos en democracia y se pueden mostrar garches) que Patricia parece disfrutar enormemente. Sin embargo en esta etapa vemos tropiezos en la narrativa que antes no aparecían. Patricia sobrecarga de información algunas viñetas, se cuelga más en los detalles, en pelar virtuosisimo con el plumín, y a veces se desentiende un poco del armado de las secuencias, que ahora son más crípiticas, más duras de descifrar. A más de uno le importará un carajo, porque el dibujo está tan bueno que la invitación a colgarse mal con esas imágenes alucinantes es casi irresistible. A mí me gusta más cuando el dibujo se pone más al servicio del relato.

barbieriSol de Noche es una historieta medio alienígena. Por lo lejos que quedó la época que tan bien retrata, por lo avanzada a su época que estaba y porque ni Saccomanno ni Patricia se propusieron en ningún momento hacer una historieta fácil, típica, predecible… Hoy, como hace 33 años, esto requiere un esfuercito extra de parte del lector, que será ampliamente compensado por los muy buenos textos del guionista y por la asombrosa evolución de una Patricia Breccia que arranca bien y termina en un nivel casi inmejorable. Gran rescate por parte de La Duendes, que a fines del año pasado nos permitió redescubrir a una historieta realmente rupturista, que mostró a las minas como ninguna otra historieta argentina lo había hecho antes.

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