Desde que Watchmen salió a conquistar la calle, hubo interesados en convertir esta ucronía en una película. Claro que eso fue en 1987, cuando las adaptaciones de comics eran relativamente pocas, y el mejor exponente hasta ese momento habían sido las películas Superman La Película (Superman The Movie, 1978) y Superman II (1980).
Pero Watchmen había roto los moldes de la historieta superheroica de su época, al punto de convertirse de la noche a la mañana en un manual de escritura de comics del género. Y esta particularidad era lo que hacía atractiva pero también peligrosa para los inversionistas.
“Una vez vino un pintor a casa, vio un ejemplar recopilatorio de Watchmen en mi escritorio y me dijo “Ud dibuja para chicos”. Le dije que no era para chicos y le regalé el libro. Al día siguiente volvió a trabajar con una cara de sueño terrible. Me contó que había empezado a leer el libro a las 10 de la noche y eran las cuatro de la mañana y no podía parar. Y ese tipo hacía veinte años que no leía un comic”, explicó Dave Gibbons en una entrevista sobre el efecto que tenía la historia entre el público de los ´80 y ´90.
Claro que a los autores de la historieta les daba lo mismo que la adaptaran o no a la gran pantalla dado que, al utilizar personajes basados en otros preexistente de DC Comics, habían tenido que ceder todos los derechos a la editorial. “Hasta ese momento no había habido un comic book que hubiese durado más de dos meses en las bateas, al menos en el mercado norteamericano, pero con Watchmen la cosa fue diferente. Con Dave Gibbons nos dimos cuenta de que esto lo mantendría en imprenta por siempre y que eso impediría que nos regresaran el trabajo alguna vez”, contó Alan Moore en el libro “Exit Interview”, en el que se explaya largamente sobre el tema.
“Ahí fue cuando me crucé con DC. Hasta ese momento se habían presentado como unos amigos que apreciaban el hecho de que estuviera trabajando para ellos con unos resultados tan maravillosos que convertían a su editorial en un negocio sumamente redituable. Y ellos me dijeron que no cambiarían el contrato y que no me devolverían el trabajo porque sería de ellos para siempre y lo mantendrían en impresión mientras hubiese demanda”, agregó el guionista.
“Así las cosas, decidí hacer algo honorable y terminar el trabajo que estaba haciendo pero no volvería a escribir para ellos nunca más”, concluyó.
La bronca de Moore también pasaba por el lado del merchandising que DC planeaba lanzar al mercado reteniendo toda ganancia del mismo, y de la etiqueta de “Sugerido para lectores adultos” que colocó tanto en Watchmen como en V for Vendetta sin consultarle, algo que el guionista consideró una censura desmedida.
De esta manera, el escritor se ha negado sistemáticamente a apañar películas o productos basados en sus libros, saboteando el lanzamiento de ediciones de lujo de algunos de sus títulos e incluso de una línea de muñecos de Watchmen que la editorial planeaba comercializar en el año 2001. Bastó con que Moore diga “no me gustan” para que la línea se cancelara debido a las críticas de los fanáticos.
¿Quién vigila a los directores?
Llegado el punto de comenzar a pensar una forma de llevar a Watchmen al cine, el panorama no era alentador. Con semejante trasfondo de personajes y situaciones, la tarea se convirtió en la pesadilla de todo director medianamente interesado en el proyecto, como fue el caso del mítico Terry Gilliam (Brazil, 1985), Darren Aronofsky (El Luchador / The Wrestler, 2008) y Paul Greengrass (La Supremacía Bourne/ The Bourne Supremacy, 2004).
El productor Laurence Gordon compró los derechos y anduvo por 20th Century Fox, Paramount, Universal y Warner buscando financiación; en tanto que Sam Hamm (el guionista de la película Batman de Tim Burton de 1989) y David Hayter se quemaban los dedos tecleando un guión que estuviese a la altura de las circunstancias.
No faltaron los expertos en el tema que calificaron a Watchmen de “infilmable”, en especial el propio Moore. “A mi me parece que estas adaptaciones tienen algunas escenas que son “levantadas” de mis comics y son puestas en un contexto que es exclusivo del director y no tienen nada que ver con lo que yo he hecho.”, se justificó en el mencionado “Exit Interview”.
Pero siempre hay un valiente que acepta el reto y, ya sea por su entonces relativamente corta experiencia, o por el hecho de ser un fanático empedernido del comic, Zack Snyder se animó a encarar esta producción. El nombre de Snyder comenzó a sonar fuerte luego del ensordecedor éxito que supuso la adaptación del comic de Frank Miller 300 (2007) que, con un “presupuestito” de 65 millones de verdes, recaudó la friolera de 456 millones alrededor del mundo y se ganó el favor de los fanáticos de las historietas.
Los responsables de Warner Bros. vieron el potencial de Snyder y le propusieron dirigir esta pospuesta adaptación. La primera reacción que tuvo el realizador fue decir “no” pero el desafío fue más fuerte y entonces, tras meditarlo con su libro de tapa dura del comic bajo la almohada, aceptó.
Los Mitos de la Historia yankee
Tras montar una enorme oficina en Vancouver (lugar favorito de filmaciones hollywoodenses para bajar costos) a la que llamó “La Sala de Guerra”, Snyder comenzó a trazar el plan de filmación con los “escasos” 100 palos verdes que obtuvo de financiación.
La idea inicial del director era tener un presupuesto superior para hacer una película de más de tres horas de duración. Pero sus superiores le bajaron el pulgar y entonces, reescrituras del guión mediante, Snyder tuvo que hacerse el “gasolero” y arreglárselas.
De todas maneras, la producción logró construir inmensos decorados que simulan a la perfección las calles de New York (ciudad donde transcurre el film) y también consiguió recrear las prendas que se utilizaban en esa época y los clásicos automóviles “Sedán”. Para rematar la situación, Snyder hacía colocar en las esquinas de cada set un fondo verde para poder ubicar luego verdaderas tomas de la ciudad y así lograr algo parecido a lo que hizo con los fondos de 300.
El dibujante Dave Gibbons no podía creer la fidelidad con la que se habían reproducido sus dibujos. “Zack Snyder es un gran fan del comic y por eso se ha ajustado a la estética presentada en el comic de manera casi mística –explica el dibujante inglés-. Ha reproducido todos los escenarios de manera asombrosa y ha logrado mantener la fidelidad hasta en los colores”.
Durante los quince meses siguientes a la construcción de sus oficinas, Snyder se abocó a pintar un retrato perfecto del comic. Hay también presencia argentina en Watchmen. El directo organizó un concurso para buscar comerciales ficticios para la película y una de las siete productoras que participó y ganó su lugar en la peli fue i Media que realizó un corto llamado Nostalgia en la que se promociona un perfume creado por el personaje de Adrian Veidt.
Tan fanático de Watchmen era Snyder que incluso antes de ser elegido director se lo veía caminar por las productoras con un ejemplar recopilatorio bajo el brazo. Ese mismo ejemplar fue utilizado para anotar cientos de referencias a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo la adaptación, como por ejemplo qué tipo de trajes usarán los personajes y cómo incluir el meta-comic (una historieta dentro de la historieta) Tales of the Black Freighter y los diarios de Hollis Mason, el primer Nite Owl.
En paralelo con el film se lanzó un DVD titulado Watchmen: Tales of the Black Freighter que consta de una animación de 26 minutos que inicialmente iban a ser parte del film pero fueron recortados. En el mismo volumen se incluyó Under the Hood (Bajo la máscara), una suerte de documental ficticio basado en la biografía de Hollis Mason, un superhéroe que en la historia está retirado hace años.
Asimismo, en los meses siguientes, salió a la venta el “motion comic” de Watchmen. ¿Qué es un “motion comic”? Pues una versión animada del comic original dibujado por Dave Gibbons que cuenta con las viñetas, el texto y musicalización en pantalla. Son 326 minutos de trabajo para los puristas que quieren repasar la historieta de punta a punta y buscar las diferencias con el film.
Finalmente, en 2016, Warner Bros, lanzó una versión “ultimate” de la película de 215 minutos de duración que incluía todo el material que el director había preparado para estrenar en cines.
El estreno de la película se concretó el 5 de Marzo de 2009, pero estuvo en vilo hasta último momento debido a una demanda que 20th Century Fox interpuso reclamando los derechos de distribución de Watchmen que el productor Lawrence Gordon les vendió en 1986. Después de idas y venidas la situación se resolvió luego de que Warner Bros se decidiera a otorgarle a Fox un 8,5% del total de los ingresos de taquilla a cambio de que el estudio no reclame a futuro la propiedad de Watchmen.
Con un presupuesto final de 130 millones de dólares, el film tuvo una recaudación total de 185.260.000 verdes, 107.510.000 en los EEUU y 77.750.000 en el resto del mundo. Un montón de dinero que, sin embargo, no alcanzó para convertir a la película en un superéxito. De todas maneras, un gran porcentaje de los fans (no todos por supuesto) vieron con buenos ojos esta adaptación, por lo cual Snyder tuvo vía libre para preparar el reboot de Superman, que se materializó en 2013 con El Hombre de Acero (Man of Steel).
¿Quién elige a los actores?
Como toda producción multimillonaria, Watchmen no se privó de tener su propio casting. Sin embargo, el limitado presupuesto obligó al director a ceder en su ambición de reclutar a las superestrellas de siempre y comenzó a buscar a los actores ideales para el trabajo y más económicos.
Para el papel del Dr. Manhattan, Snyder eligió a Billy Crudup, el protagonista de El Gran Pez (Big Fish, 2003). Crudup debió dejar de lado su imagen amigable para colocarse una serie de adminículos alrededor del cuerpo con los que unos técnicos lograban captar todas y cada una de las reacciones que luego se verán en la pantalla en la versión CGI del Dr. Manhattan.
El Comediante fue interpretado por Jeffrey Dean Morgan, que apareció en series como Grey´s Anatomy y Supernatural; en tanto que el papel de Ozymandias, el hombre más listo del mundo, recayó en Matthew Goode, uno de los protagonistas de Match Point (2005).
La parejita romántica del filme está compuesta por Silk Spectre, interpretada por Malin Akerman a quien se pudo ver en Aventura Nocturna (Harold & Kumar Go to White Castle, 2004); y Nite Owl encarnado por Patrick Wilson, el actor de Secretos íntimos (Little Children, 2006), que terminó de alcanzar la fama con sus papeles en La Noche del Demonio (Insidious, 2010), El Conjuro (The Conjuring, 2013) y Aquaman (2018).
Y precisamente de Secretos Intimos también salió el personaje que más expectativas despertaba: Rorschach. Este justiciero (?) es el hilo conductor de la historia y por ende su interpretación debía ser llevada a cabo por alguien de la altura de Jackie Earle Haley, un ex niño prodigio que desde mediados de los ´90 sólo se dedicaba a la producción. Haley –que fue nominado al Oscar por Secretos íntimos– convenció a varios amigos para producir un video interpretando a Rorschach para conseguir el papel. Y vaya que lo logró: al ver semejantes ganas de participar, Snyder no dejó pasar la oportunidad de tener un nominado al Oscar entre sus filas.
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