Will Eisner está sentado frente al juez. Acaba de jurar que dirá la verdad y nada más que la verdad, pero ni siquiera él está seguro qué va a decir ¿Cómo se metió en este lío?
Todo comenzó con ese par de chicos de Cleveland, que iban de oficina en oficina mostrando la tira que querían vender, algo llamado Superman. Nadie la quería, pero a Maxwell Gaines le había gustado y le aconsejó a la National que la utilizaran para el primer número de Action Comics. Así se había iniciado la edad dorada de los superhéroes.
En la editorial de Superman también trabajaba un británico llamado Victor Fox, quien en su calidad de contador estaba al tanto de las grandes ganancias de la empresa. Decidido a hacer plata a lo grande y sin siquiera cambiar de edificio, alquiló una oficina y comenzó a buscar dibujantes. Conocía el negocio y tenía los contactos, así que pronto estaba explicándole a Will Eisner qué quería para el primer número de su revista: un personaje que fuera más rápido que una locomotora, capaz de sobrepasar un rascacielos de un solo salto. Tendría una identidad secreta y se fingiría débil y miedoso, de lo cual se burlaría la hermosa hija de su jefe.
Eisner dibujó el origen y la primera aventura de Wonderman para el número 1 de Wonder Comics. Siguiendo las indicaciones de Fox, en la historieta se incluían hazañas idénticas a las primeras protagonizadas por Superman unos pocos meses antes. Incluso había un toque de realismo social, ya que en la segunda historia, Wonderman defendía a unos obreros que protestaban del ataque de unos rompehuelgas. Claro que esa segunda historia nunca apareció, porque la reacción de los abogados de la National fue inmediata. Wonderman es reemplazado por Yarko el Mago, que también dibuja Eisner. El juicio llega unos meses después.
¿Qué declarará Eisner ante el juez? Pese a las presiones de Fox y la insistencia de Iger para que distorsione un poco los hechos, Eisner dirá exactamente lo que pasó. Que recibió el encargo de hacer una historieta en todo similar a Superman y que incluso se le dieron ejemplares de Action Comics para que se “inspirase” en ellos.
La National ganó el juicio y los que perdieron fueron Iger y Eisner ya que ahora Fox no les podía pagar la gran suma de dinero que les debía.
1939 fue el mejor y el peor de los años para Eisner & Iger. No había sido fácil involucrarse con Victor Fox, realizar una gran cantidad de historietas para sus revistas para terminar como testigo en un juicio y con una gran deuda impaga.
Por otro lado también había sido el año en que comenzaron una feliz y lucrativa relación con Fiction House, que pronto tendría seis publicaciones que arrasarían en ventas y todas ellas provistas de material por el estudio. 1939 fue también el año en que Everett M. «Busy» Arnold, un imprentero que había sido una especie de promotor y financista de la industria del comic-book desde sus comienzos, decidió convertirse en el editor de la flamante línea Quality Comics. Su primera revista con material exclusivamente original fue Smash Comics, que apareció en agosto de ese año.
Arnold también era un hombre de ideas, y había notado el nerviosismo de los dueños de los periódicos frente a la popularidad de los comic-books. Después de todo, las historietas eran un factor fundamental para que los lectores compraran el diario todos los días ¿Cómo aprovechar esa popularidad? La respuesta era hacer un comic-book que viniera con el diario y sindicarlo como se hacía con las tiras y el hombre que podía hacer ese trabajo era Will Eisner.
Eisner lo pensó. Lo que Arnold le proponía significaba romper su sociedad con Jerry Iger y vender su parte en el negocio, ya que el suplemento dominical en que había pensado sería semanal y el trato incluía hacer historias suplementarias para Quality Comics. Pero tendría un público más adulto al que dirigirse y un espacio propio para experimentar.
Así que Eisner se fue del estudio llevándose con él a Bob Powell y a Chuck Mazoujian. El primero dibujaría las historias de Mr. Mystic y el segundo brillaría con Lady Luck en las últimas páginas del suplemento que sería conocido eventualmente como “The Spirit Section”.
Will Eisner creó a The Spirit teniendo en cuenta una estructura que le sirviera para contar historias en las siete u ocho páginas con las que contaba. Pensó en tres personajes: el detective que sería el motor de las historias al involucrarse con la gente de la clase media o la de los callejones de la ciudad, el policía que le brindaría el apoyo oficial y uno que otro “deus ex machina” y la chica inocente que sería el interés romántico. De ese esbozo surgió la historia de Denny Colt, un cazador de recompensas que es dado por muerto y enterrado, pero que en realidad había sufrido los efectos de un suero que provocaba catalepsia, fruto de los experimentos del criminal Doctor Cobra. Colt revive a los tres días y vuelve literalmente de y a partir de entonces es conocido simplemente como The Spirit (el espíritu).
Pero “Busy” Arnold no estaba muy contento con el resultado. Él esperaba algo más parecido a Batman o Superman. Cuando Eisner le explicó que el tipo de historias que quería desarrollar no se adecuaban a un superhéroe, Arnold argumentó que el proyecto tenía que tener justamente con la atracción que despertaban esos personajes en los comic-books y Eisner se vio obligado a admitir que tenía razón. Le agregó a The Spirit la improbable máscara y los guantes y todo el mundo quedó satisfecho. El primer suplemento se publicó en junio de 1940.
Entonces otras características inéditas despertaron las quejas de los distribuidores: el logo de The Spirit cambiaba en cada una de las historias. Eisner integraba las letras al paisaje, abriendo casi siempre con una splash-page o con una secuencia de viñetas que llamaba la atención. Esto era lo que importaba, atraer a los lectores.
Dice Raymond Chandler refiriéndose al protagonista ideal de las historias de detectives: “Él es el héroe, él es todo. Debe ser un hombre íntegro, un hombre común y a la vez uno de aquellos que son difíciles de encontrar… debe ser el mejor hombre del mundo y tan bueno como para existir cualquier mundo”. La descripción encaja perfectamente con Spirit, un tipo capaz de seguir una pista sin siquiera avisarle al Comisionado Dolan, de enfrentarse a asesinos pero salvarles luego la vida cuando corren peligro. En las historias de Eisner hay lugar para la redención y para la ironía trágica. Por ejemplo: ¿en qué puede convertirse un chico llamado Zitzbath Zark que se pasa todo el día estudiando en su habitación? Nada menos que en el Octopus, el archi-criminal experto en todo tipo de delitos, que desde muy pequeño estudiaba el arte de los venenos, explosivos y trampas mortales. Al personaje no lo quiere ni su madre. Nadie conoce su rostro, el único rasgo que se le conoce son los guantes con tres marcas amarillas. Con frecuencia parece morir pero continuamente reaparece. Es decir, es una amalgama de muchos villanos de los pulps y la historieta pero aún con su toque paródico, Eisner logra que su presencia resulte temible.
Un típico enfrentamiento entre Spirit y algunos criminales de poca monta se parece mucho a una pelea en el patio de un colegio secundario. Incluye mordiscos en cualquier parte del cuerpo, golpes con pedazos de tubería en el cráneo, ladrillazos en la cara, y la ropa hecha harapos del protagonista, a quien el autor jamás hizo experto en ningún arte marcial.
Las voluptuosas mujeres que aparecen en las historias, nunca están como mera decoración. Aunque no se tratara de personajes recurrentes como la ladrona de joyas P’Gell o la física nuclear Silken Floss. Eisner admiraba la técnica del relato breve de O’Henry y Ambrose Bierce (incluso convirtió un cuento de en un episodio de The Spirit) donde ningún elemento debe estar de más.
Entre los personajes femeninos hay que destacar uno memorable, Sand Saref, criminal y aventurera que fuera el amor de juventud de Denny Colt. Sus padres morían en el mismo tiroteo. El padre de él había sido un delincuente, el de ella un policía. Frank Miller tomó la estructura de ese episodio en dos partes para contar la historia de Elektra, una asesina que había sido el amor de Matt Murdock (Daredevil) cuando ambos estaban en la Universidad.
Will Eisner escribió y dibujó The Spirit de 1940 a 1942. Luego ingresó al ejército donde su arte ayudó al “esfuerzo bélico” dejando la historieta a cargo de sus ayudantes. The Spirit recién volvió a ser la misma en diciembre de 1946. De esta segunda etapa, que duró hasta 1950, son las historias que más impresionan por la calidad del dibujo y por el lirismo de las historias. Aunque abandonó The Spirit para dedicarse a la historieta educativa y publicitaria, cada tanto lo convencían para que volviera a dibujar algunas historias nuevas (el origen del Octopus lo hizo para Harvey Comics en 1966). Un delicioso crossover en el que Spirit cruza sus pasos con The Escapist, Kavalier & Clay (personajes de Michael Chabon) fue la última que dibujó poco antes de morir.
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