En 1987, el consagrado George Pérez se cargó al hombro a uno de los personajes más sacudidos por los eventos de Crisis on Infinite Earths.

Wonder Woman (parte 4)

01/11/2015

| Por Andrés Accorsi

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3053c298adadab555778402c288b56b34) UN RATITO DE GLORIA

Con la excusa de “la estamos reformulando”, la revista de Wonder Woman estuvo un año sin salir. Pero cuando lo hizo (WW n°1, Feb. 1987), rompió todo. George Pérez, uno de los dibujantes más taquilleros e indiscutidos de los ‘80, asumía también el rol de guionista (secundado en los diálogos por Greg Potter y Len Wein) y se cargaba al hombro a uno de los personajes más sacudidos por los eventos de Crisis on Infinite Earths.

La visión de Pérez era brillante y arriesgada. Los dioses griegos cobran un rol protagónico, las Amazonas redefinen su rol en el mundo, su origen, y hasta reciben personalidades individuales, Steve Trevor y Etta Candy vuelven pero como personajes reales y creíbles, y una vez que la Princesa Diana (cero identidad secreta) se establece en Boston, comienzan a desarrollarse los personajes de Vanessa y Julia Kapatelis, Mindy Mayer, y nuevas e interesantes versiones de villanas clásicas como Cheetah, Circe y Silver Swan. El balance entre superhéroes y mitología funciona, la telenovela y la machaca conviven armoniosamente y todo parece maravilloso. Por lo menos los primeros 22 números (y el Annual 1, lleno de dibujantes invitados de primerísima línea) son magníficos.

Wonder_Woman_v.2_62Pero después de dos años, Pérez (que ya escribía también los diálogos) se cansa de dibujar y su reemplazante es el impresentable verdulero Chris Marrinan. Junto con la participación de Pérez bajaron también las ventas y ya para el n°50 la serie estaba de nuevo entre las menos vendidas de DC. De todos modos, el creador se aferró a su visión y siguió escribiendo los guiones (ya con mucho menos impacto e imaginación) hasta el n°62, mientras la ascendente Jill Thompson se encargaba de los dibujos.

1991, el año del cincuentenario, debió ser el año en que Wonder Woman pegara el salto definitivo. Sin embargo, la revista de Diana estaba en terapia intensiva, a la búsqueda de nuevo coordinador, nuevo guionista y un rumbo para salir del pozo. Tras varios meses sin publicarse, la revista reapareció con el n°63 (Jun.1992), siempre con Thompson en la faz gráfica y ahora con William Messner-Loebs como guionista y un ancho de espada: las majestuosas portadas de Brian Bolland. Messner-Loebs propone una visión distinta: reduce drásticamente el rol de los dioses y las amazonas e inserta a Diana mucho más en el mundo real: trabaja en un bar, come panchos, juega al béisbol y en los ratos libres, machaca supervillanos. Cuando el dibujante Paris Cullins reemplaza a Thompson, sugiere una saga en el espacio y allá va Diana. Lee Moder reemplaza a Cullins en el n°72, justo cuando Themiscyra (la Isla Paraíso) se esfuma literalmente, mientras en Boston comienza una larga saga que enfrenta a Wonder Woman con el “misterioso” Ares Buchanan, que resulta ser quien ustedes se imaginan.

tumblr_mbc9gb9Ubc1qiknbco1_1280Todo transcurre sin sobresaltos (y sin que casi nadie le prestara la menor atención a esta serie) hasta el n°90, cuando Messner-Loebs forma equipo con el dibujante brasileño Mike Deodato Jr. y pega un sacudón. Durante un año, Wonder Woman parece una mala revista de Image (de la Image de los ´90, no?): yiros sanguinarios de piernas larguísimas y espadas insaciables, gigantes hiper-musculosos con miles de dientitos apretados, chumbos imposiblemente desproporcionados y violencia, mucha violencia matizada por un toque erótico sadomaso de alto impacto, cortesía del amigo Deodato Taumaturgo Borges Filho (posta, ese es su verdadero nombre). La saga de los n°s 90 y 0 es el disparador: Themiscyra reaparece y la Reina Hippolyta decide que es hora de un nuevo concurso. Esta vez, Diana pierde frente a Artemis, una pelirroja salvaje y aguerrida, que pasa a ser la nueva Wonder Woman. Aún sin su lazo y su tiara, Diana sigue luchando contra el mal, tanto en la Liga de la Justicia como en Boston, donde se enfrenta a Cheetah, Poison Ivy, Cheshire y -por si faltara algo- el Joker, mientras Artemis combate al poderoso White Magician, quien termina por masacrarla en el n°100 (Jul.1995), una tremenda orgía de sangre y violencia. La traición al espíritu pacifista del que George Pérez había dotado a Wonder Woman era total.

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