Soy el Número 6
Llega el verano y, en un año sin películas de Pixar, Disney se dispone a llenar ese huequito de animación que queda a fin de año con Big Hero 6 (titulada acá como Grandes Héroes), un comic que aprovecha uno de los miles de títulos de Marvel que el conglomerado compró con el paquete pero para darle un giro a la idea de 180 grados.
Para comenzar, recordemos que Big Hero 6 era un cómic de Marvel creado por Steven T. Seagle y Duncan Rouleau, que salió a la venta en 1998, con un equipo compuesto por Sunfire, Silver Samurai, GoGo Tomago, Honey Lemon, Hiro Takachiho y Baymax. La última vez que supimos de ellos, la formación actual, ya muy cambiada de la original, ayudaba a Spider-Man en la historia titulada “Ends of the Earth”.
Sin embargo, Marvel tendría un nuevo destino para los Big Hero 6 ya que lo reformuló en un filme animado que tiene poco y nada que ver con el universo Marvel y sí mucho más con las historias alocadas de Pixar. En definitiva, estamos ante el nacimiento del primer “bebé” que tienen Marvel y Disney. Lo difícil es saber quién le dio murra a quien.
Big Hiro
Hiro Hamada es un adolescente de 14 años que ya terminó la secundaria y utiliza su inconmensurable conocimiento de la tecnología robótica para ganarse la vida en peleas de androides ilegales en las calles de la ficticia ciudad de San Fransokyo.
Hiro tiene un hermano mayor, Tadashi, que lo convence de ir con él a la universidad, donde integra un grupo de nerds seleccionado por el prominente profesor Callaghan, que investigan nuevas tecnologías. GoGo, Wasabi y Honey Lemon son tres jóvenes universitarios que le muestran sus increíbles inventos y le presentan a Fred, un adolescente ni-ni que adora la ciencia, les inventa apodos y sueña con que le construyan un traje de monstruo.
Animado por todos, Hiro construye un ejército de microbots, capaces de construir lo que él desea en cuestión de segundos mediante una vicha con la que puede controlarlos. Sin embargo, la noche en la que presenta este proyecto en la feria de ciencias de la universidad, un terrible accidente cambia su vida para siempre.
Desanimado, Hiro pasa algún tiempo solo hasta que descubre el legado que le dejó Tadeshi: un enorme y simpático robot enfermero llamado Baymax, que se propone reanimarlo.
Sin embargo, Hiro descubre una pista que le permite deducir que el incendio fue causado y por eso logra convencer a los amigos de Tadeshi que se conviertan en superhéroes y le ayuden.
Mar-Ney o Dis-vel
La historia cuenta que, tras la compra de Marvel por parte de Disney, el CEO de la compañía del frío Walt les pidió a todos los realizadores que buscaran entre las cajas y cajas de comics de Stan Lee, lo que quisieran y que lo reformularan a su antojo.
El director Don Hall, que por entonces estaba dándole miel y felicidad a Winnie Pooh cuando se encontró con un comic de Big Hero 6, un título que lo fascinó aunque no conocía de qué trataba y arregló con John Lasseter producirlo. Pero en la runfla también se prendieron Joe Quesada, Axel Alonso y hasta Jeph Loeb y Chris Williams, director de Bolt.
Big Hero 6 reúne elementos de todos los conceptos de superhéroes que se puedan imaginar: hay un grupo al estilo Marvel, hay una venganza de por medio, hay tecnología y hay una onda constante a Power Rangers que lleva a pensar que Disney entró en la onda de captar al público oriental, un nicho de mercado que se puede convertir de acá a diez años en la primera fuente de ingresos de los estudios de cine. Godzilla, Transformers 4, 007 Skyfall y Iron Man 3, que incluyen muchas escenas filmadas en esos países, apoyan esta teoría y la ciudad de San Fransokyo (un amalgam entre la ciudad de San Francisco con la tecnología y las luces de Tokyo) terminan de confirmarlo.
El diseño de Baymax también fue un tema. De ser un guardaespaldas sintético y cambiaformas, el robot pasó a ser una suerte de hombre de Michelin mezclado con el hombre de Malvavisco de Los Cazafantasmas al que Hiro debe lookear para que parezca un superhéroe y mantenga su apariencia adorable. Un personaje lo suficientemente trabajado como para tomarle cariño.
En definitiva, la película respeta todos los parámetros de la compañía (cameo de un Stan Lee animado inclusive) y resulta entretenida en sus 108 minutos de duración pero la advertencia a todos los Marvel fans es: vayan a ver una de Disney.
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