Los eventos anuales de Marvel Comics ya son moneda corriente. Año tras año nos dicen que, tras el evento, «el universo Marvel jamás será el mismo». Y año tras año vemos que los cambios se deshacen, que todo vuelve a ser como antes. El maldito mainstream al que nos volvemos adictos. El mainstream que nos hace putear, adorar, añorar y desear.
Les presento a los dos equipos de héroes más famosos de Marvel, frente a frente. Éxito asegurado.
Se me ocurren mil argumentos que podrían justificar mi odio hacia AvsX. Todos de fanboy y lector asiduo de los títulos. Pero eso sería muy simple, fácil y aburrido. Y estoy para otra cosa, vamos por más. Vamos por otros rumbos, dejar el corazón apasionado de lado, y contarles un poco de qué va el asunto… por qué podemos leerlo y disfrutarlo.
Avengers vs X-Men nos llenó de esperanzas. Por un lado, el furor de la película de Joss Whedon (sí, Avengers) desató una Avengersmanía impresionante. El comic siempre aprovecha las producciones cinematográficas para atraer público nuevo. A veces se siente forzado, pero suele funcionar muy bien.
Por otro lado, el lector de X-Men viene arrastrando continuidad desde House of M. Los 198 mutantes, el gen X eliminado por completo y Hope Summers que nos recuerda a una querida pelirroja. Terrible.
Éste tipo de eventos logra que el lector tome bandos. Que se odie a algunos personajes. Que se amen a otros. Que se quiera matar al guionista (los, en éste caso), que se odie el poco respeto a ciertas características construídas en algunos personajes, que se halague terriblemente a un personaje que toma protagonismo inadvertidamente… Éste evento lo tuvo todo. Cumplió con su cometido. El mejor pochoclo, digno de entretener a las masas, al lector casual, y de hacer enfurecer al lector más acérrimo.
Marvel usó a 5 guionistas (sí, 5) para la serie principal. Hablamos de Jonathan Hickman, Brian M. Bendis, Jason Aaron, Ed Brubaker y Matt Fraction. También contamos con el arte de John Romita Jr., Olivier Coipel y Adam Kubert.
Sin ir más lejos, la premisa es simple (y sí, se vienen spoilers). ¿Cómo enfrentamos ambos grupos? Viene Phoenix a la Tierra. Cyclops dice que todo va a salir bien para los mutantes. El Capi nos dice que todo se va al carajo. Sin una mesa de por medio para charlar, dos héroes consagrados empiezan a las piñas porque no piensan igual. Cyclops da el primer golpe, pero al hacerlo, vemos que el Capi fue preparado para invadir Utopia, la isla de los X-Men. Sí, bien hecho, muchachos. Y Wolverine en el medio, sin estar seguro si quedar como buen amigo o como traidor. Phoenix termina siendo dividida en 5 partes por una máquina de Iron-Man. Cyclops, Colossus, Magik, Emma Frost y Namor se convierten en anfitriones de Phoenix.
Bien, ganaron los X-Men. Ellos se dedican a erradicar los males del mundo, creando una utopía. Pero ahí está el Capitán América, convencido de que algo anda mal, convencido de que los X-Men van a dominar el mundo y son malos… no es mucha sorpresa ver que todos sufren el síndrome Jean Grey y, en efecto, empiezan a volverse locos. La sorpresa viene cuando Cyclops, el último anfitrión de Phoenix (con su poder al 100%), se vuelve completamente loco y asesina a Charles Xavier, para terminar de justificar su ascensión como “el villano del año”, y sacarle a Iron Man el título obtenido durante la Civil War.
El comic cumple. Hay que saber entender que este tipo de sagas están hechas para ser leídas, disfrutadas y alcanzar a cualquier lector. Están lejos de ser comics de culto. Están lejos de ser joyas al mejor estilo Morrison o Moore. El lector de X-Men se puede sentir ofendido por lo que están haciendo con su continuidad, que viene manteniendo una línea de pensamiento muy interesante desde hace años. El lector de Captain America de Ed Brubaker puede sentir que éste Capi autoritario no es el personaje que conocen. Y tienen razón. Pero hay que saber separar los tantos. O aprender a ignorarlos por completo. Yo opto por tomármelo con soda.
Y es que, es Avengers vs X-Men. Todos queremos ver cuál es el equipo más fuerte. Todos queremos ver peleas, escenas impresio-nantes, despliegue de arte… aunque terminemos indignados cuando no gana el que creíamos. Si tenemos sentimientos encontrados y emociones, el comic cumple. Y hay que dejar de buscar banquetes en todos lados y aprender a disfrutar del pochoclo, mientras más dulce mejor. No podemos vivir de banquetes.
Se consigue lo que se pretende. Llega un punto en el que el cambio es necesario para renovar los aires y el rumbo de las series. Nosotros sabemos que es imposible mantener cambios bruscos. El Universo Marvel SIEMPRE será el mismo, pese a que nos quieran decir otra cosa año tras año. Ahora tenemos Avengers por Hickman, y X-Men por Bendis. Así es el ciclo, y como buenos lectores del mainstream, deberíamos saberlo y disfrutarlo. De la misma forma que deberíamos saber que, en un tiempo, Cyclops volverá a luchar codo a codo con Wolverine y los otros X-Men, como pasó con Iron Man y el Capi.