Desde Adentro

Un buen dibujante puede hacer que un guión flojo se lea bien pero un dibujante choto puede destruir incluso las mejores historias.

Mark Millar

03/11/2017

| Por Staff de Comiqueando

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Chrononauts01_Page4Uno de los puntos fundamentales que hacen que un comic de superhéroes funcione es contar cómo el perdedor, o el marginal, deja de serlo. Es algo que hoy está un poco olvidado, pero si nos fijamos en casi todo lo que se creó entre principios del Siglo XX y mediados de los ´60, es algo que atraviesa a la mayoría de los personajes.

Si pensamos en serio a Superman, el tipo tiene todo en contra. Todo su planeta voló en pedazos y termina en manos de unos viejitos del centro-oeste de los EEUU, en un pueblito rural donde jamás pasa nada… y de alguna manera se termina por convertir en este personaje magnífico que nos inspira a todo. Incluso ya de grande, hace ese viaje, de perdedor a héroe, cada vez que se abre la camisa.

Spider-Man es el nerd definitivo. Es algo que quedó un poco olvidado, por ahí en la última renovación generacional, pero en su origen Spider-Man es el pibe al que en la escuela lo tienen de punto y que recibe la oportunidad de demostrarle a todos lo copado que puede llegar a ser.

En otros personajes de Marvel también lo vemos. Tony Stark es el el primer traficante de armas al que le va mal. Todos lo odian, tiene problemas cardíacos, pero aún así se convierte en héroe. Bruce Banner es un nerd que tiene la pésima suerte de estar ahí en medio de una detonación radioactiva. Siempre tienen algo que ver las debilidades.

secret-service-sample-01-674x1024El secreto está en tomar a alguien que esté por debajo de la media y darle la oportunidad de la transformación. Creo que esa es la gran razón por la que mis historias suelen pegar. Yo no me olvido nunca de las reglas de Stan Lee, entre ellas la vieja regla de darles debilidades a los personajes, para que los lectores se puedan indentificar.

Los comics que más me influenciaron son básicamente comics de DC de fines de los ´70 y principios de los ´80. Y los tengo siempre acá, a mano, en mi estudio, en un exhibidor que me regaló mi socio, uno de esos viejos exhibidores que solíamos ver en los kioscos en los ´60. Ahí tengo unos 900 comics, que deben ser todos los que tengo en ediciones originales.

Justo a la edad en la que empecé a pensar en largar los comics, esa edad cuando todos decimos “listo, ya fue”, sucedió el renacimiento más increíble, de la mano de dos tipos que revitalizaron la industria: Alan Moore en el Reino Unido y Frank Miller en EEUU. Estos tipos eran tan geniales que no me pude bajar. De pronto en los comics pasaban cosas más emocionantes que todo lo que pasaba en el cine, la tele o la literatura. ¿Cómo iba a largar el vicio justo en ese momento?

Como guionista británico yo soy bastante atípico, porque no me crié leyendo la 2000 AD. Ni siquiera teniendo la edad justa fui lo suficientemente cool como para la 2000 AD. Los fans de la 2000 AD compraban además revistas de música y esas cosas, y yo era más un comiquero tradicional. Me gustaban los superhéroes y esas cosas, así que crecí leyendo material para nada cool como Superman. Pero bueno, son mis raíces. Como adulto llegué a apreciar a la 2000 AD, que está llena de cosas brillantes.

Capture3Con los dibujantes siempre tuve una suerte increíble. Todos los tipos con los que trabajé estos últimos 15 o 20 años son alucinantes. La verdad es que me malcriaron bastante en ese sentido, quizás porque tuve la suerte de que mis guiones se vendían bien. Así logré que Marvel me pusiera siempre a los dibujantes que yo quería tener. Es una prerrogativa maravillosa, porque los guionistas somos buenos sólo si los dibujantes son buenos. Un buen dibujante puede hacer que un guión flojo se lea bien pero un dibujante choto puede destruir incluso las mejores historias. Hoy tengo la suerte de trabajar con dibujantes increíbles como Frank Quitely, Goran Parlov… Mis favoritos hoy en día son Sean Murphy y Rafael Albuquerque, dos tipos que están en su mejor momento, pero que además se comprometen con las entregas y llegan a producir una página por día. Creo que el único grosso que me queda en la lista de los pendientes es Adam Hughes. Me encantaría trabajar con él.

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