Doble Desafío

Leyendo la nota de Gaston Flores "¿Por qué todo tiene que ser tan serio?" me surgieron varias ideas.

¿Qué hace que un comic sea «adulto»?

16/05/2011

| Por Rodrigo Pon

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Leyendo la nota de Gaston Flores «¿Por qué todo tiene que ser tan serio?» me surgieron varias ideas. Al principio pensé ponerlas en el foro de
la Comiqueando, pero me pareció mejor reflexionar un poco más y escribir una nota pulida y craneada.

Cuando era niño me encantaba leer que Superman o quien sea, peleaba con los malos y ¡ganaban! Recuerdo que odiaba a Batman, siempre amargado y oscuro.
Por eso me dio un dejo de nostalgia de aquellos tiempos donde todo era blanco y negro, compartí las ganas de volver a leer con entusiasmo comics con
un perfil más inocente, pero ¿que tan inocentes eran los comics antes?

Cosa de grandes

En mi opinión los comics tienen que dar un salto hacia temáticas mas adultas. Pero ¿Qué es ser adulto?. En su momento obras como Born Again, o Watchmen
pusieron en carpeta temas desconocidos para el comic mainstream: drogas, marginalidad, fracaso… en fin, un mundo más cercano al nuestro. No creo que
hayan matado o herido al género, sino todo lo contrario: lo enriquecieron con facetas desconocidas y demostraron que se puede llegar de lo mas fantástico
e irreal a los más oscuros rincones de nuestra propia realidad.

Comparto con Flores lo de «Parecieran exagerarse temas como el cáncer, el SIDA, las drogas y la homosexualidad, abusando de elementos supuestamente
revolucionarios cuando en realidad a nadie se le cae una idea»
. Porque no en todos los comics en los que aparecen las drogas o la palabra «fuck» son comics
genuinamente adultos, en general es más bien un franeleo editorial para kidults.

A mi entender el comic adulto es aquel que trasciende al simple entretenimiento, aquel que realmente te shockea como ser humano, sin importar si los
protagonistas son tipos musculosos con trajes de spandex o un archivista. No comics donde la violencia es explícita y los personajes dicen «fuck»,
como muchos de los comics «adultos» que nos presentan desde el mainstream (por supuesto con saludables y variadas excepciones).


Cambia todo cambia

Mas adelante en su nota, dice Flores: «¿reflejan los comics un mundo sin rumbo, lleno de conflictos de todo tipo?». Creo que tiene que ver con la decadencia
del american dream que se viene dando desde Nixon hasta acá (muy bien reflejado en Watchmen). Nada de lo que creíamos cierto se sostiene. En tiempos donde
la crisis mundial muestra las enormes hilachas del sistema impuesto, la cultura no puede quedar exenta de digerirlo o de al menos observarlo. Y si queremos
demostrar que el comic es un arte más como cualquier otro, este debe responder a las inquietudes de los hombres que los consumen.

Más adelante dice Flores: «¿Por qué no puede haber simplemente buenos y malos, porque ese exceso en el gris?».

Me parece genial que haya comics de superhéroes machacosos y bonachones que pelean por el Bien y el orden, contra malos que desean la dominación mundial. Pero
¿hasta qué punto son los buenos, si en realidad defienden los intereses de una nación, una cultura y un estilo de vida en particular? Eso me parece un exceso
de «gris» disfrazado de inocente y pueril bondad.

Los comics de buenos contra malos tienen que ser un primer paso en la lectura de este apasionante arte, pero con el correr de los años y la maduración propia
del lector tienen que ser suplantados por lecturas más acordes a la edad del lector. Ya sé, todos tenemos ese héroe que nunca vamos a dejar de leer aunque lo
escriba Balá y lo dibuje Miliki, pero no pueden ser la vara estándar de nuestras lecturas.

Todo concluye al fin

En conclusión, comparto pocas cosas y disiento en muchos puntos con Gastón Flores, pero me parece que el estado actual de los superhéroes es producto de una
evolución normal de la industria. Hoy por hoy, los lectores son en gran número tipos de más de 30 que están aburridos de los superbuenos, pero que no se animan
a dar el salto definitivo hacia un comic con temáticas más adultas y se estancan leyendo comics violentos. Así se auto-engañan, se convencen a sí mismos de que
están siendo maduros cuando apenas cruzan levemente el umbral de lo infantil y regresivo.

Esta es mi lectura, no intento decir que es la realidad, sino sólo una interpretación más de la misma.

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