Todos conocemos a Robert Crumb, ese genial historietista nacido en Filadelfia en 1943, que se convirtió en el más representativo artista contracultural y combativo del comix underground con personajes como Mister Natural y Fritz the Cat. Todos sabemos de la existencia de La Biblia, el libro más reproducido y leído de la historia de la Humanidad, ya sea en su versión original (Antiguo Testamento) o la versión extendida (Nuevo Testamento). A primera vista, un artista que pasó por todas las drogas y las faltas de respeto, por la joda y las mujeres, un artista irreverente, indomable, no tiene nada que ver con una obra pacata y estructurada, creada para transmitir la palabra de un Dios oscuro, vengativo y terrorífico (principalmente en su primera parte), un texto supuestamente sagrado con las leyes divinas y las genealogías que regulan a la Humanidad. Sin embargo, un buen día, Crumb agarró la Biblia y se puso a dibujar.
La idea es buena. Si uno piensa en el King David de Kyle Baker, es obvio que jugando con ese famoso texto se puede hacer una gran adaptación, algo divertido, o repulsivo, algo más que lo que escribieron hace siglos vaya uno a saber quiénes. Pero sabés que no. De Robert esperábamos una sátira guaranga, un pito catalán permanente, y tras cuatro años dibujando en una cabaña perdida en medio de Francia el tipo sale con una no-adaptación, una reproducción textual palabra por palabra de los primeros capítulos de La Biblia separadas en cuadros, con ilustraciones que las acompañan. El título original iba a ser The Book of Genesis According to Robert Crumb, pero el dibujante dijo “No, simplemente ‘Dibujado por’.” Y claro, porque el tipo no agregó ni una coma. Nada, menos onda que pelo de chino.
Está bien, los dibujos tienen horas y horas de tramado y diseño, siguen siendo espectaculares, pero ni en la puesta en página se nota una pasión por el arte, un juego que aporte algo intrínseco del medio que utiliza. Es la Biblia con dibujos y punto. Del arte zarpado del ‘vale todo’ y los funny animals garchando drogados pasamos a un estilo que trata de ser mucho más realista, como cuando Crumb nos mostraba a los jazzistas de los ’30 recontra bien dibujados; de un dibujo cercano al cartoon pasa a un realismo sucio y feista; del humor más delirante y ácido, punzante y eficaz pasa a un texto soso repetitivo y denso, de la crítica sociopolítica aguda e inteligente pasamos a un aburrida repetición de unos versículos canónicos con más de 3.000 años. Uno podría decir que el Antiguo Testamento es un relato absurdo, lleno de horror, depravación y violencia, en el que se dan cita muchos de los vicios del ser humano, pero ni eso alcanzó para despertar la creatividad del monstruo del under americano. Pero ahora uno dice: Ah, ideal para Crumb, mucha gente cogiendo, descontrol… No, olvidalo. La violencia y el sexo están velados, siempre decorosos, aunque no renuncia a plasmar su peculiar visión del cuerpo femenino: todas las mujeres, incluso las centenarias, son de carnes poderosas y pechos turgentes.
Dijo Crumb: «Cuanto más fanáticos, más ofendidos se pueden sentir, porque entienden la Biblia como una especie de libro secreto intocable. Pero yo no he intentado ni he buscado ridiculizar o parodiar a la religión, he sido muy respetuoso y lo he hecho lo mejor que he podido, intentando plasmar el texto fielmente- y yo agrego ‘demasiado respetuoso y fiel’. -Pero no creo que sea un libro sagrado o la palabra de Dios, creo que es la palabra de los hombres. Supongo que es imposible no ofender a aquellos que quieren ser ofendidos. No sé, a lo mejor tendría que tener cuidado por si alguien quiere matarme a partir de ahora…». Y sigue: «No sé cómo será en castellano, pero los que hablamos inglés crecimos con la versión de King James, donde se usa ese lenguaje ceremonioso y arcaico que da la sensación de un gran secreto compartido. La traducción de Robert Alter me permitió acercarme más al original».
La Biblia es uno de los primeros libros del género fantástico, con milagros y magia a granel, pero el blanco y negro de Robert la achata y la hace tan aburrida como la Biblia misma. Eso hizo que quedara exhausto tras ‘adaptar’ este primer libro y afortunadamente no llegara a cumplir con su idea de ilustrar TODA la Biblia. Si tenemos en cuenta que sus grandes obras siempre fueron de pocas páginas, comerte de golpe 200 páginas de Crumb, puede producir un empacho considerable.
«Cuando comencé la adaptación pensaba que era un reto atractivo, que lo podría hacer en unos meses. Ahora tengo claro que, definitivamente, ésta es mi única y última obra sobre la Biblia, el resto se lo dejo a otros. He acabado completamente agotado, casi enfermo. ¡Incluso llegué a pensar en no volver a dibujar jamás!».
En esta traslación casi literal del texto hebreo a formato comic, Crumb se salta algunos versículos y capítulos a su antojo, para tratar de que el relato sea un poco más dinámico, evitando pasajes emblemáticos como las transformaciones de los ángeles en humanos para mantener relaciones con mujeres y cómo su descendencia hibrida tendría una fuerza sobrenatural, pero después se empantana dedicándole páginas enteras a narrar el linaje de los hijos de Adán. Y el muy turro le pone una cara perfecta y diferente a cada uno. Como dibujante sigue siendo un grande, pero como adaptador resultó un fiasco. No hay una adaptación, hay un agregado de imágenes para acompañar a casi todos los versículos dentro del formato de una historieta.
«Sí, he tenido que hacer un trabajo muy enfocado en la anatomía humana, en la documentación», comenta, «he sido muy crítico con mi propio trabajo y he repetido muchísimos dibujos, pero creo que puedo decir que con este trabajo he mejorado mucho mis habilidades artísticas. Casi he tenido que volver a aprender a dibujar, demostrando que soy capaz de hacerlo. La ventaja del lenguaje del comic es que sintetizar es uno de sus elementos básicos, y dibujar comics desde hace cuarenta años me ha ayudado en escenas tan complejas como las de las listas de generaciones».
Pero el negocio editorial cierra por dos puntas: El Génesis es el libro más vendido de la historia y Crumb es uno de los autores de comics internacionalmente más famoso. El combo funciona. Solamente en Estados Unidos vendió 70.000 ejemplares al toque que salió en 2009, claramente por la chapa de Crumb y su increíble talento como dibujante. Nadie que quiera una Biblia posta se va a comprar este libro (aunque en el listado de Amazon de libros religiosos ranquea bastante bien). En el año 2010 Crumb y su ‘obra magna’ recibieron varias nominaciones a los premios más importantes del medio: Harvey a Mejor Dibujante (que lo ganó), a Mejor Novela Gráfica Original y a Mejor Adaptación de otra Obra (me quiero cortar las venas con un ladrillo de Krazy
Kat); también recibió dos nominaciones a los Eisner: Mejor Novela Gráfica Nueva y Mejor Guionista/Dibujante, corroborando que si sos un maestro de ese calibre, no importa lo que hagas, te van a premiar. En Argentina Ediciones De la Flor editó este trabajo en castellano y se puede encontrar en casi todas las grandes librerías. No se los recomiendo a no ser que sean híper-fans del dibujo de Crumb.
Terminamos esta entrega con nuestro habitual juicio breve, esta vez para ensalzar loas a favor de una muy buena adaptación, bizarra como pocas: se trata de The Marvelous Wizard of Oz, editada en conjunto por Marvel y DC en la segunda mitad del ’75 que cuenta con guión de Roy Thomas, lápices de John Buscema y arrolladoras tintas de Tony DeZuniga y otros amigos filipinos. Ideal para los amantes de la adaptación cinematográfica de la MGM de 1939 (que adapta la obra de L. Frank Baum escrita en el año 1900) dirigida por Victor Fleming y otros cuatro. A rastrear, que vale la pena.
Nuevas fantasías adaptadas cuando veamos que postearon muchos comentarios en esta columna. Hasta la próxima.
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