Los casos del Inspector McCurro

¿“Batman creado por Bob Kane”? Algo huele mal en esa frase y McCurro va a investigar hasta llegar a la verdad.

Bati-mentiras (parte 1)

18/01/2019

| Por Staff de Comiqueando

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Finger-El otro caso que resolví durante ese segundo viaje a Estados Unidos en el ’72, es mucho más relevante que el del monstruo empantanado, pero jamás tuvo difusión- dijo el detective felino apesadumbrado y se clavó otro vaso de Absolut Tuna.- Estaba charlando con los Kirby de plagios varios y editoriales garcas, cuando Rose me dice “El que peor la pasó es Bill; Joe y Jerry por lo menos figuraron, pero a Bill lo cagaron de todos lados, pobre”. Yo no sabía a quién se refería, pero la mujer de Kirby siguió y me cayó la ficha. “Bill es un tipo depresivo que nunca supo apreciar su trabajo, jamás peleó por lo suyo porque no valora ni su arte ni su propia persona. Encima, el turro de Bob siempre lo tuvo bajo el zapato, siempre le tiró mierda y le llenó la cabeza en contra de su propia estima”. “Batman creado por Bob Kane” dijo Jack y su gesto dejaba claro que era el título impreso en una revista. “Bob y los capos de la National acostaron a Finger y le privaron del reconocimiento y la guita que le correspondía por la creación de Batman”. Guau, salté yo. Los Kirby me decían abiertamente que Bill Finger era el creador del personaje más importante del comic mundial y yo ni lo sospechaba.

page00-BobKane1Había rumores de que en una comicon del ’65 Finger había declarado que Batman era una idea conjunta de Kane y suya, pero ahora tenía ante mí a dos personas que vivieron toda la movida de los superhéroes desde sus inicios y ambos sostenían que Batman era una creación del ignoto Bill Finger. “Sigue trabajando en DC, cumplió 55 hace poco pero parece de 80. Sale de la oficina y siempre va a emborracharse a un bar de mala muerte, a ahogar sus penas, a tratar de olvidar el palo en el culo que se dejó meter y por donde sangra todos los días- agregó Jack.- Yo sé dónde para. Me gustaría que charlaras con él, a ver si se puede hacer algo”. Sin dudarlo, al día siguiente fui al bar que me señalara el Rey y empecé a emborracharme en una barra vieja y sucia. No sé bien cuándo, pero en algún momento tuve sentado a mi lado a un tipo silencioso y triste que coincidía con la descripción de los Kirby.

-¿Bill? ¿Bill Finger?- le dije logrando que se sorprendiera al punto de frenar la copa a centímetros de la boca.

-No- me responde de mala manera, y se manda el vasito del whisky más berreta hasta el fondo.

bob-Vamos, Bill, soy el inspector McCurro, especialista en plagios y afanos del mundo del comic. Amigos suyos me dijeron que podía encontrarlo acá. –Nada, el tipo ni me miraba. Mediante señas llamó al barman y pidió otra ronda.- Tráigame lo mismo, yo invito- le dije al dueño del antro, y ahí logré que Finger me mirara. Hicieron falta cuatro rondas para que me hablara.

-No sé qué quiere, felino, pero yo no tengo nada para decirle. Puede pagar todos los tragos que quiera pero…- fondo blanco- no voy a hablar de Bob.

– ¿Bob? –me hice el dolobu.- ¿Kane? No, no me interesa ese plagiador hueco. Yo quiero hablar con el creador de Green Lantern, Wildcat, Robin, Alfred, Batgirl, Bat-Mite, Catwoman, el Penguin, Two-Face, el Scarecrow, el All-Winners Squad, el Jefe Apache, Lana Lang, Lori Lemaris, el Mad Hatter, Ace el bati-perro, Catman, Clayface, la Tía Harriet, Firefly, Killer Moth, el Riddler, Hugo Strange, Vicky Vale, Gotham City, ese que escribió más de 1.500 guiones para comics, dos capítulos de la serie de televisión de Batman y sigue trabajando todos los días. No me interesa un chanta que usa artistas para poner su firma y cobrar.

Con esa frase –y otra ronda de tragos- Bill Finger se dio cuenta de que yo no era un perejil y nos pusimos a charlar de la vida y las editoriales, de su presente y sus historias. En algún momento, cuando el alcohol pasó ciertas barreras del inconsciente, Bill se soltó y se despachó contra Kane y los dueños de la National. Estaba muy dolido, no podía evitar el odio, la frustración, las lágrimas. Eran muchos años de injusticia, de mentiras, de bronca acumulada.

page01-BobKane1“…y nada más que la verdad, Currito, te juro, me muera acá mismo”- y se besó el dedo índice al derecho y acostado, como si fuera una cruz. Así terminó su perorata que llevó más de una hora y más de una botella de whisky berreta. Te lo resumo para no hacerte todo el diálogo, que en el estado en que estábamos es un milagro que todavía me acuerde algo y tenga coherencia.

Milton Finger nació en febrero de 1914, en Denver, en el seno de una familia judía que prontamente se mudó al Bronx, donde tenían una sastrería. “Bill” asiste a la secundaria del barrio, la DeWitt-Clinton, la misma a la que van- entre otros- Robert Kahn y William Eisner. Cuando Will se pone a vender tiras a los diarios, contrata a Bob para hacer un personaje bastante choreado de Mickey pero con orejitas de perro, Peter Pupp. El estudio Eisner & Iger le vende material a la National Periodical Publication y a la Detective Comics Inc. (que van a convertirse en la DC) entre las que pasan sin pena ni gloria varios trabajos de Kane: Ginger Snap para la More Fun Comics, Oscar the Gumshoe en la Detective Comics, y luego Professor Doolittle para Adventure Comics.

Así, el adolescente Kane conoce a Vin Sullivan, quien seleccionara a Superman de entre una pila de proyectos, y un viernes se entera de que están buscando más personajes súper-heroicos. En el trascurso del fin de semana, Bob se junta con un exalumno tímido del barrio al que le gustaba escribir y le muestra el dibujo de un personaje que puede llamarse Bird-Man o Bat-Man o lo que sea, porque es un tipo calcado de una plancha de Flash Gordon por Alex Raymond, con un antifaz tipo arlequín (o the Phantom), sin guantes, malla roja con alas duras y colgando de una soga. Finger dice que puede andar, le gusta lo del murciélago y modifica casi por completo la idea básica de Kane. Las alas se vuelven capa, la máscara capucha, y los colores chillones dejan paso a la noche. Listo, Bob va a ver a Sullivan con Bat-Man bajo el brazo y a Vin le encanta. Acostumbrado al sistema de trabajar para estudios y los artistas fantasmas, Kane nunca nombra a Finger y se presenta como el único creador del personaje, ya que considera que Bill estaba trabajando para él y todo lo que resultara sería producto de Bob Kane, ya como “empresa”.

page01-BobKane5¿Y cómo puede ser que un pibe de 20 años supiera tanto del curro editorial? Más allá de lo vivido en la Eisner-Iger, el padre trabajaba para la New York Daily News y el tío de Bob tenía una fábrica de trajes. El negocio estaba en la sangre. El padre de Bob cayó poco después de la firma del contrato –cuando la Detective 27 ya era parte de la Historia- y les dijo a los capos de la DC que su hijo era menor cuando le hicieron firmar el contrato y por ende, no tenía validez. Robert había mentido su edad para asegurar la publicación del Hombre Murciélago y Donenfeld y Liebowitz sabían que necesitaban un nuevo contrato para que Kane no se fuera con Batman a otro lado. Herman Kahn renegoció el contrato de su hijo para que figurara siempre como único creador del personaje, para que cobrara parte de lo ganado por el merchandising y un porcentaje por cualquier uso de Batman fuera de los comics. Lo bien que le hubiera venido a Siegel y Shuster un padre así.

Bueno, volvemos a principios del ´39, cuando Bob Kane le dice a Finger que cerró con DC, que se tienen que poner a producir páginas a lo loco para debutar en la tapa de Detective Comics y que Bill trabajaba para él. Al toque Kane engancha al joven repartidor de helados Jerry Robinson para que dibuje y Finger escriba; él se limitaba a firmar y capitalizar la chapa. Recién cuando Batman es un golazo, y las otras editoriales quieren su tajada, Jerry logra convencer a Bill de irse a buscar mejores pagas que las migajas de Kane y la gente de DC descubre que detrás de la firma de Bob hay artistas que no pueden dejar escapar y los contratan directamente. Aún conociendo la verdad, todo sigue siendo una creación de Bob Kane.

page01-BobKane4“Posta, Currito, Bob jamás escribió una sola aventura de Batman. No tiró más ideas que ese personajito enmascarado vestido de rojo colgado de la soga. El muy caradura dice que él inventó todo, que él creó todo mucho antes, que se inspiró en Da Vinci, en el Zorro, qué sé yo, no para de tirar fruta y decir que yo estoy loco. Pero, ¿qué más creó él? Nada. Jerry, Gardner Fox, Dick Sprang, Sheldon Moldoff, yo, esos fuimos los artistas escondidos bajo la suela de Bob Kane. Y todos hicimos grandes laburos durante décadas. Él se limitó a pintar payasos y vender los cuadros… que tampoco pintaba él de verdad. Tenía un ghost-painter hasta para los payasos de mierda esos. Los dibujos de Kane eran espantosos, el turro calcaba de las tiras diarias, a Hal Foster y principalmente los Big Little Book ilustrados por Henry Vallely. Investigá esto, gato. Yo me tengo que ir que estoy re-atrasado con el laburo para DC y me van a echar – de nuevo- si sigo entregando tarde. Gracias por los tragos, nos vemos de nuevo mañana y me invitás otra ronda. Chau”.

Y así, el hombre que creó a Batman se fue y yo estaba tan borracho que no pude ni pararme para abrazarlo. Tenía que hacer algo, Babylon, no podía dejar las cosas así como así. La teoría de los Kirby, de que Bill se había dejado cagar porque era un tímido sin autoestima no me terminaba de cerrar. Ahí había algo más, y McCurro lo iba a descubrir.

Continuará

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