-Mi abuelo me dio sus datos- dijo la joven descargando mochila y abrigo en una silla vacía de la mesa del inspector.- Él era dibujante y me contó que usted lo salvó una vez de un quilombo relacionado con un plagio- y se sentó frente al felino sin esperar que él le hiciese una seña. –Después me crucé con Babylon en una reunión de artistas para armar una futura publicación y no me acuerdo cómo salió su nombre. Entonces me di cuenta de que además de dibujar, yo tenía mucho interés en este tema, que yo podía serle de utilidad y de paso pagarle el favor que le hiciera a mi abuelo.
-Perdoname, nena- masculló el gato detective,- ¿cómo me dijiste que te llamás?
-Soy Jezabel Janos.
-Y yo soy Stan Lee, dale.
-Posta, ese es mi único nombre en este ambiente- dijo la artista y llamó al mozo. –Voy a pedirme una Coca, ¿usted quiere algo?- y con eso se iluminó la cara de McCurro y nunca más le importó el verdadero nombre de Jezabel. Pasaron horas de charla y llegadas del mozo con maníes, Gattis, vasos de diferentes tamaños conteniendo diferentes bebidas espirituosas, hasta que, a punto de perder por completo el hilo de la charla, el felino recapituló:
-A ver, pará, ¿vos me estás diciendo que querés ser como mi secretaria?- largó en un tono fantinesco.
-No sé si secretaria sería el cargo. Yo no puedo cumplir horarios fijos. Yo me consideraría más bien una investigadora junior, una asistente de campo, no sé…
-¿Vos te crees capacitada para detectar curros en el mundo del comic? ¿Para encontrar pruebas de delitos y mandar al frente a los culpables?
-Mire, McCurro, crecí leyendo la Comiqueando, en Prescolar dibujé un comic antes que a mi familia. Participé en reuniones de dibujantes desde el corralito y soy la única heredera de la colección de mi abuelo. Puedo descubrir a los dibujantes y entintadores de los cómics yanquis con ver dos cuadritos, puedo diferenciar a…
-Momentito- la frenó el inspector alzando levemente su vaso. –Todo eso que me dice es muy lindo, pero para ocupar semejante cargo necesita pasar una serie pruebas. No me basta con su bla, bla.
-Sí… bueno, dentro del campo, creo que…
-Shht. Más escuchar y menos hablar- sentenció el felino. Esto es sencillo, nena. Yo te doy cinco pruebas, vos las cumplís y estás adentro. Fracasás y te vas por donde viniste con la promesa de no revelarle a nadie jamás nada sobre mi persona.
-Hecho. Cumplo las pruebas y nunca jamás me vuelve a decir ‘nena’.
Jezabel Janos se fue quince minutos después, abrazada a su mochila y su abrigo, con la cabeza laburándole a mil por hora. ¿Cómo iba a hacer para realizar en una semana las cinco tareas que le había encargado el detective?
-Hola, inspector- se presentó la joven frente al felino en su mesa del bar. La mirada extraviada del inspector parecía tratar de hacer foco en la cara de la joven sin poder entender quién era. –Jezabel- dijo señalándose,- Jezabel Janos, ¿se acuerda? La semana pasada me dio unas pruebas para cumplir y así convertirme en su asistente.
El gato se quedó mirándola y en su rostro se notaba la fuerza con que estaba exprimiendo a su cerebro en busca de una conexión entre lo que le decía la artista y sus recuerdos.
-Janos, sí… La prueba principal es pagarme otra ronda de grapa con unas anchoítas.
Ella se sentó frente al detective y llamó al mozo que miraba un televisor desde atrás de la barra, mientras acomodaba una carpeta grande y su mochila negra con Jack Skellington.
-Prueba número uno- arrancó sonriendo.- Un curro internacional. Mire esto-. Y le mostró unas impresiones que sacó de la carpeta.
-Kaliman. Creado en 1963, por Modesto Vázquez en México. Pero la influencia de Jack Kirby es más que obvia.
-Sí, bien. Lo tenía en carpeta. Podrías haber buscado de dónde curraron cada imagen. ¿Yo te mostré mis fichas?
-Sí, claro. Me dio un par y me mostró todo el archivo E-5240 para la segunda prueba.
-¿Cuál es la segunda prueba?- preguntó el felino ayudando al mozo a descargar la bandeja.
– Uf. Casi imposible. Agregar una ficha al archivo E-5240- dijo Jezabel.
-¿52…40?- trataba de recordar McCurro. -¿En la boca del monstruo?
-Exacto. Mire- y extrajo de su carpeta una ficha que depositó entre el vaso y los platitos.
-No tengo máquina de escribir, pero me gusta letrear mis propios comics. ¿Qué le parece?
-Bien. Amateur, pero bien- dejó salir el felino.- Pasemos a la tercera.
-Esta era difícil. Un curro argentino. Tuve ayuda de un amigo que me abrió esta punta durante una charla- dijo la joven mientras sacaba otras hojas de la carpeta. ¿Qué le parece?
-¿Quino le robaba a Charles Schultz? ¿Creés que descubriste América?
-Bueno, no, pero, estas tiras demuestran que…
-Chst. Silencio- ordenó el detective.-Está bien. No pedí originalidad. Es un curro argentino. Muy jugado para nuestros días. Meterse con un prócer suma puntos. ¿Qué más?
-Para la cuarta prueba me pedía un artista al que abrirle prontuario, «alguien decididamente ladri», fueron sus exactas palabras y bueno, encontré a uno que si fuese argentino ya estaría en Devoto. ¿Conoce a Nick Simmons?
-¿Pariente de Leonardo?
-¿Qué? No, no creo. Es el hijo de Gene Simmons, el bajista de Kiss. Escribió y dibujó Incarnate, un comic de horror con un grupo de amigos como colaboradores en la faceta gráfica, pero en realidad, el pibe metió muchos afanos a Bleach, el manga de Tite Kubo. Cuando sacó el TP se comió tal apretada por los nipones que la editorial canceló todo. Mire estas pruebas:
-Las imágenes en blanco y negro son del manga original, y las a color son extractos del cómic de Nick Simmons…
-Claramente es un delincuente. Tremendamente estúpido para robar a mano armada y no aclarar que es un homenaje o algo así, cubrirse… Bien. ¿Última prueba?- y el gato levantó la pera como dándole paso a la joven artista.
-Bueno, la quinta prueba fue la más complicada. Tuve que recurrir al vasto archivo de un coleccionista amigo. Usted me pidió que detectara un tema recurrente en portadas de cómics yanquis, como hiciera usted para el caso E-5… el de la boca del monstruo.
-¿Y? ¿Qué encontraste?
-Esfinges- dijo Jezabel y abrió un par de ojazos junto a una sonrisa enigmática. Sin más, empezó a sacar fichas de su mochila.
El detective miró las fichas un rato en silencio, sopesando las pruebas que le pasara la dibujante. Las tiró arriba de la mesa, carraspeó y con cara de oler mierda le dijo: -“Estas últimas tres son muy tiradas de los pelos…- Jezabel estuvo a punto de retrucar, pero el felino alcoholizado arrancó de nuevo por sobre sus quejas: -No voy a acusarte de plagio porque no tuviste acceso a ese material, pero dentro de este tema, tengo un archivo un poco más abultado. Se te escaparon algunas. Dame un segundo- y McCurro se zambulló bajo la mesa donde tenía un gran bolso de color indefinido. Resurgió con una sonrisa y una pilita de fichas de su archivo.- Caso D-7863, Esfinges”.
Sin sacarle los ojos de encima al detective, Jezabel agarró las fichas y empezó a mirarlas entre la sorpresa y el miedo. Puchereando dejó las fichas boca abajo en la mesa.
-Está bien. No hice un buen trabajo. No quiero justificarme, pero tuve poco tiempo y además…
-Jezabel- la cortó el inspector. –Felicitaciones. Sos mi nueva asistente.
Fin.
2 comentarios