Bitácora del Capitán Babylon- Fecha Estelar 20.18.12.10 – suplemento.
Me desperté de la siesta que tuve que tomar por lo tarde que me acosté anoche y retomo mi charla con el más groso de los investigadores del achaco del mundo comiqueril. Sí, a veces yo no le tengo fe, lo ves arrumbado en una mesa pasado de escabio y no das un mango, pero McCurro es más groso de lo que parece. Como Columbo, el detective de Peter Falk, que parecía un desbolado perdido y de la nada te solucionaba los casos más jodidos. Así resolvió el gato detective el caso más importante de plagio en los comics de la década del ’70.
¿Dónde habíamos quedado? Sí, Roz Kirby. McCurro descubrió su culpabilidad en los casos de achaco más importantes de los ‘60s, por eso, cuando buscaba un culpable por ‘las similitudes’ entre Swamp Thing y Man-Thing, no dudó en ir a visitarla. Acá el detective felino se fue por las ramas contando anécdotas del pase de Kirby a DC, el auto-choreo de Black Racer al Silver Surfer, cómo conoció a Lisa, la hijita y otras que no terminé de entender qué tenían que ver, pero al prepararle el primer café logré encauzarlo en el tema y pudo retomar el hilo. Esta vez la mujer de Kirby no tenía nada que ver, pero le dio un dato fundamental: Len Wein –el creador de Swamp-Thing- y Gerry Conway- el de su contraparte del Universo Marvel- compartían un departamentito en las afueras de Manhattan. Qué loco. Dos jóvenes guionistas fanáticos de los cómics van a la gran ciudad a triunfar escribiendo lo que les gusta, y cada uno consigue trabajo en una de las grandes compañías, Marvel y DC, y los dos terminan creando al mismo personaje. (Nota mental: gran historia para desarrollar un guión para mi próxima historieta)
Ni lerdo ni perezoso, el joven McCurro parte hacia la dirección que le habilitó la señora Kirby y cuando llega, ya es casi de noche. Afortunadamente, los dos artistas están en la casa y McCurro los convence de que viene de parte de Stan The Man para charlar con ellos. Acá, como en todas las historias que te cuenta el gato, entran en escena el alcohol, las drogas, las anécdotas disparatadas y las desviaciones por los más recónditos caminos del discurso errático del investigador. Tras mucha paciencia, logré poner en claro lo que charló con los jóvenes guionistas esa noche. Aparentemente, una tarde a principios de 1971, cae a ese departamentito Roy Thomas –el que ejercía como Jefe de Editores en Marvel- y les cuenta muy entusiasmado que se había encontrado con un dibujante de la Edad Dorada que quería charlar con ellos. Thomas les dijo que estaba esperando abajo, que se cruzaron casi en la puerta y que tenía pinta de tipo grande, serio, no iba a causar problemas. Len y Gerry, encantados- y sabiendo lo fetiche/fanático de Rascally Roy con la Golden Age,- le dijeron que estaba todo bien, que fuera a buscar al veterano dibujante y lo invitarían a comer algo, a tomar unos tragos para escuchar anécdotas de la Edad Dorada.
Al rato sube Thomas con un tipo avejentado pero de 55 años, que se presenta como Mort Leav, dibujante –principalmente- de una compañía pedorra de los ‘40s llamada Hillman, pero que también dibujó al Capi América para la Timely, y trabajó en un montón de otras compañías de ese entonces y llegó en 1946 a ser Director de Arte de Orbit Publications, donde ilustraba las tapas y dibujaba en la revista Wanted. Pero- me contaba McCurro que le contaron Wein y Conway que les contó este Leav,- su gran hallazgo fue la creación de un enemigo de Skywolf -un héroe de la Hillman- en la revista Air Fighters Comics nº3 en diciembre de 1942: The Heap. Si bien esos primeros guiones corrían por cuenta de un tal Harry Stein (sí, como el profesor que se fusiona para crear a Firestorm), gracias al entusiasmo de Mort, The Heap siguió apareciendo en los títulos de la compañía hasta ser el protagonista de su propia revista (bueno, era la Edad Dorada, cualquiera podía llegar a tener su propia revista). Le contaba Wein que el fanatismo de Thomas por ese personaje casi ignoto de la Golden Age resultó inspirador, y a ambos amigos se les ocurrió la misma idea al mismo tiempo. Sin decirse nada, en cuanto Roy se llevó al avejentado dibujante, cada uno se fue a escribir su versión del monstruo del pantano, no sin desoir los detalles del origen que tirara Leav durante la charla. Ambos guionistas juraban no haberse copiado del otro, sino que los dos decían que el creador de The Heap les había dado servido en bandeja un gran personaje y ante la reacción de Roy, sabían que iba a ser fácil de vender en sus respectivas editoriales.
McCurro cuenta que se fue convencido del departamentito y a la mañana siguiente interceptó al joven jefe de editores de Marvel en Lexington al 500. Quiso saber detalles del encuentro con el artista veterano y Roy le contó entre otras cosas, que al día siguiente de la reunión le planteó a Lee la posibilidad de comprarle el personaje a la Hillman, o directamente a Mort Leav, pero que si bien a Stan le encantó la idea del monstruo del pantano, desestimó cualquier posibilidad de pagar nada, ni de usar el mismo nombre. ‘Man-Thing’, determinó, según Thomas y le encargó que buscara a un guionista que le hiciera una aventura contando el origen para debutar en la Savage Tales nº1. Thomas salió medio desesperado, porque tenía muy poco tiempo, pero le contó a McCurro que en seguida cayó a la redacción Gerry Conway con un guión contando el nuevo origen de The Heap. “Man-Thing”, le dijo Thomas, y tras conseguir un dibujante cumplidor estuvo todo listo para que se publicara en cuanto la Savage Tales terminara de reunir todo su material. Mientras, en DC, me agregó el detective comiquero, Len Wein lograba vender su guión del origen del monstruo del pantano para la pila de historias de pseudo-terror al editor de la House of Secrets que vería la luz en el número 92, dos meses más tarde que la Savage Tales, ya que el guión de Wein había caído en manos del maestro del horror, Berni Wrigthson y su estilo requería más tiempo para terminar las páginas. Y además, por las dudas de que no funcionara, Len escribió “The Spectre of the Stalking Swamp”, otra historia con un monstruo del pantano para rellenar una Phantom Stranger, que saldría –con dibujos de Tony De Zúñiga- en el número de julio-agosto de ese mismo 1971.
Retomo la charla entre Thomas y el gato detective en la puerta del edificio de la Marvel en 1972, porque no quiero perderme en los laberintos de la no-lógica por la que deambulaban las frases de McCurro a esas altas horas de la madrugada cuando me relataba esto entre tazas de café y vasitos de ginebra Tom’s. La conclusión a la que llegó el investigador del achaco comiquero fue que tenía que ir a visitar a Mort Leav, y con la dirección que le diera Thomas, puso rumbo al barrio de los amigos guionistas. Pero primero decidió hacer una escala en la hemeroteca de Nueva York para investigar sobre la Hillman, Air Fighters Comics y The Heap.
Imagino la cara del viejo artista cuando el gato detective le golpeó la puerta, pero con el chamuyo de ‘Vengo de parte de Stan Lee’, el veterano abrió las puertas de par en par, convencido de que su gran momento de reentrar en el ambiente había llegado. Pero se encontró con un investigador afilado e inconmovible, desconfiado y sagaz- sí, era McCurro. El gato empezó a ahondar en cómo se había enterado Leav de dónde vivían los amigos guionistas, cuál era su plan cuando interceptó a Thomas, y el tipo se quebró. “Sí- actúa McCurro en el rol del ex dibujante, entre dolido y lleno de odio- descubrí que estos dos pibes tenían trabajo en Marvel y DC y supuse que iba a lograr un contacto, algo. Estaba en la puerta, indeciso, pero al reconocer a Roy Thomas supe que él sería mi entrada a Marvel. Les conté todo sobre mi amado personaje y supe que había logrado transmitirles mi pasión por The Heap, supe que mi creación iba a volver a las revistas, que mi nombre como creador del personaje iba a volver a darme trabajo en el mundo de los comics, pero nada de eso pasó- me interpretaba un McCurro como poseído. –Los dos mordieron el anzuelo, los dos trajeron de vuelta a The Heap, pero en las dos compañías me robaron al personaje, en las dos me siguen ignorando y ahora no me queda otra que iniciarles un juicio a cada una y resarcirme como el autor de Man-Thing y Swamp Thing”. El gato se clavó otro vaso de ginebra, tomó aire y retomó la actuación de los hechos, pero ahora me hacía las dos personas del diálogo, él de joven y un desquiciado Mort Leav.
-¿Usted quiere hacerles juicio porque dice haber inventado a un personaje que es una criatura del pantano? Me pregunto qué tendrá para decir sobre eso Theodore Sturgeon, autor del cuento It!. ¿Leyó usted la revista Unknown de Agosto 1940?
-¿Eh? ¿Qué…? No, yo, Stein me dijo…
-¿Le suena el nombre “Chuck McNaughton”?
-¿Qué? ¿Cómo sabe…? Yo no…
-Terminela, Mort. Su plan de hacerles juicio a las dos grandes para chantajearlos y conseguir la fama se acabó. El personaje del pantano ya es de todos. Usted relanzó a su Heap -bajo seudónimo con dibujos de Ross Andru- en la Psycho nº2 que publicó en marzo Skywald Publications. Después les llenó la cabeza a los amigos guionistas porque sabía que iban a caer en la tentación. Más con Thomas en el medio…
-Bueno, eso fue un extra, no lo planeé tan bien. Se dio. Pero yo fui el primero en dibujar a la criatura del pantano, me merezco…
-Nada, Leav, nada. Dé gracias si alguna vez alguien se vuelve a acordar de su Heap y le tiran un hueso. Dedíquese a otra cosa. Marvel y DC ya tienen sus Heaps y están en manos de artistas jóvenes. Olvídese de la bronca por su falta de reconocimiento. El comic es así. Usted tuvo suerte de trabajar en la Golden Age, pruebe mandando muestras desde cero si quiere trabajar de esto en las grandes ligas ahora, pero mejor quédese con lo que le viene dando de comer desde que fundió Hillman”, y así, con ese tacto, el gato detective dejó al veterano artista destrozado en su casa de las afueras y se volvió a Manhattan. En las oficinas de Lee le contó lo que había descubierto a The Man y aunque no le gustó un carajo porque hacerle juicio a DC significaba descubrir el curro a Leav- y a Sturgeon-, le pagó bien.
Thomas se salió con la suya y logró que Marvel le pagara a alguien por la historia de la criatura del pantano, pero fueron a las verdaderas fuentes: en la Supernatural Thrillers nº 1, de diciembre del ‘72 Roy Thomas y Marie Severin adaptaron It!, de Theodore Sturgeon, sin importar que su propio Man-Thing quedara en evidencia. El mismo Mort Leav, tratando de que su criatura rivalizara con Swamp Thing y Man-Thing, le terminó entregando el personaje a Skywald Publications, que en septiembre del ‘71 sacó el nº 1 de la revista The Heap –a cargo de Bob Kanigher y Tom Sutton,- pero al ser el cuarto monstruo del pantano en cuatro meses no pasó de ese primer número.
“Y esa es la historia, pibe- me dijo McCurro con el amanecer de fondo-. Viste, a veces un curro no es tal, a veces un tipo que te tira una idea no es un buen tipo. Ahora tomatelas que quiero dormir un rato”. Y me vine a dormir yo también. Aleccionador, siempre. Puede ser caro porque hasta el café instantáneo tuve que poner, pero siempre aprendo cosas fabulosas del mundo de los cómics. Quizás algún día haga una serie de historietas contando los casos del inspector… ¿o es un plagio?
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