Maldito Mainstream

Absolute Wonder Woman es un comic atrevido y entretenido, que nos presenta una Diana muy sabia, compasiva y enamorada de la Humanidad.

Absolute Wonder Woman

03/01/2025

| Por Matías Depettris

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Lo que me resultó particularmente atractivo del título que elijo reseñar este mes es la capacidad de la guionista, Kelly Thompson, para subvertir las expectativas una y otra vez. Cuando todos tuvimos acceso al material promocional de la movida de Absolute, el diseño utilizado para Wonder Woman fue uno de los que más llamó la atención: una enorme Amazona repleta de tatuajes tribales, con una capa de piel barbárica, una armadura de placas y una espada con una hoja tan exageradamente grande que remitía automáticamente al protagonista de algún videojuego tipo Final Fantasy. Estaba claro que, siguiendo la línea editorial pautada para este nuevo universo paralelo, íbamos a tener la versión más violenta y pica-carne de Diana de toda la historia de la editorial, una guerrera imbatible de pocas palabras y armas tomar, que corta cabezas primero y pregunta después.

En charlas con amigos y conocidos llegué a la conclusión de que la trampa que nos tendió Thompson, tanto por su elaboración como por su desarrollo, hizo de éste el título más atractivo de la movida. Trabajar con personajes que cargan sobre sus hombros ocho décadas de historia siempre es complicado, y más aún cuando el objetivo es presentar una versión fresca y renovada del mito. Es decir, utilizar los mismos elementos pero ubicarlos de maneras distintas, como si confeccionar una nueva historia de origen de algunas de estas franquicias se tratara de una suerte de tetris literario, con limitadas posibilidades para operar con ciertos tropos para obtener, en mayor medida, casi siempre el mismo resultado.

Toda esta larga introducción es para tranquilizar las aguas: nuestra querida Diana de Themyscira se encuentra en buenas manos, una vez más. En esta nueva versión sigue siendo un personaje con un fuerte vínculo con la mitología griega, aunque en este caso le tocó ser criada por una hechicera que responde al nombre de Circe, quien estuvo a punto de abandonar a la criatura pero se contuvo de hacerlo cuando detectó la fortaleza que demostró incluso desde bebé. Esto la impulsó a cuidarla y eventualmente a quererla como a su propia hija. La crianza de una mujer altiva y orgullosa que no se arrodilla ante nadie, ni siquiera ante los dioses, le otorgó a Diana un carácter particular, el cual convive con una bondad innata, algo que, en palabras de la propia madre adoptiva, es capaz de ablandar a las más feroces criaturas. Y por cierto, el hecho de que sea criada por una hechicera le ofrece a Diana un bonus que no recuerdo alguna vez haya tenido, no al menos planteado de ésta manera: una fuerte relación con la magia, a niveles inimaginables para Wonder Woman, algo que tiene mucho sentido cuando leemos historia antigua y entendemos cómo se daba la relación entre humanos y dioses.

Esta versión del personaje, pese a que fue criada en el Infierno y es asediada constantemente por criaturas poco amistosas, no pierde jamás el impulso de resolver las cosas por las buenas antes de recurrir a otros extremos. Eso es lo que me garantizó que estaba en buenas manos, ya que entiendo que lo esencial se mantiene intacto.

La forma en la que nos fueron narrando los hechos logró generar en mi un interés genuino por este comic. La saga arranca con el foco puesto en una invasión dimensional focalizada en Coast City e impulsada por gigantescas criaturas dispuestas a llevarse puesta la ciudad costera con todos sus habitantes sin absolutamente ningún tipo de contemplación. Pero de la nada surge una esperanza enfundada en una guerrera misteriosa que monta un corcel zombie alado. No solo se le planta a las enormes bestias, sino que además toma contacto con la milicia local e intenta organizar un frente armado de defensa y una rápida evacuación de la ciudad, mientras por medio de flashbacks la autora pone al tanto al lector sobre los detalles más relevantes del origen del personaje.

Luego hay detalles que son muy pequeños pero para mí son una exquisitez que levantan muchísimo la lectura. Los créditos del comic no están al comienzo sino en un punto de inflexión del relato en el primer cuarto de lectura, y seguido del mismo viene el primer flashback, que se conecta directamente con la última viñeta en el presente. Entiendo que es una pavada y que te plantea un sistema muy cerrado de lectura, pero es una estructura rígida que funciona muy bien y te pone límites muy claros para desarrollar las escenas, y también entabla una suerte de complicidad con el lector atento, la cual seguro se va a ver recompensada en un futuro.

En el apartado artístico tenemos el brutal combo formado por Hayden Sherman y cierta colorista que no voy a tardar en mencionar. El primero tiene sobre sus hombros un par de Detective Comics, un par de números de Predator vs. Wolverine, un número de Batman: Urban Legends y varias colaboraciones, pero no me cabe duda que aquí nos entrega su mejor trabajo hasta la fecha, con una narrativa y un diseño de personajes que denota influencias del mismísimo Moebius y también de dibujantes contemporáneos como Frank Quitely. Sherman hace gala de un dominio de la acción y la violencia que al menos a mí me remite a ciertas influencias del manga. Este precioso coctel se combina con unas imaginativas composiciones de página que no entorpecen para nada la narración y que denotan un dibujo embellecido por alguien cuyo trabajo conozco de sobra y nunca me canso de admirar: la abonada número uno del Maldito Mainstream que no pasa más de dos o tres meses hasta que vuelve a aparecer, la querida Jordie Bellaire, quien aquí recurre a una paleta de colores algo sobria pero muy acorde con el tono de la serie. Incluso en los flashbacks del pasado en el Infierno le otorga a las páginas una especie de delicadeza sobrenatural que transmite a la perfección esa sensación de estar en otro mundo.

Pude leer un montón de críticas negativas hacia la propuesta, como por ejemplo la ausencia de la Reina Hippolyta, la absoluta perversión y ridiculez de que Diana sea criada por una villana clásica de DC y un montón de basura más de parte de personas ancladas en el pasado que constantemente reclaman que la editorial vuelva a sus mejores épocas mientras le exigen creatividad y nuevas ideas (?). Absolute Wonder Woman es un comic atrevido y entretenido, que nos presenta una Diana muy sabia y compasiva, enamorada de la Humanidad y dispuesta a los más altos sacrificios para congraciarse con ella. Para muestra, basta leer el tercer número y ser testigos de lo que es capaz esta versión del personaje para devolver a Steve Trevor a su plano. Y si con eso no tenés suficiente, querido lector, es hora de que te cambies ese pañal cagado y meado que tenés encima. Que tengas un genial 2025.

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