Maldito Mainstream

John Layman y Rob Guillory traen a Image una propuesta muy simpática llamada Chew, cuyo protagonista tiene un talento muy particular.

Chew

06/04/2014

| Por Maximiliano Britos

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chew_863_big_thumb_largeJohn Layman (guión) y Rob Guillory (dibujo), traen a Image una propuesta muy simpática llamada Chew, donde nuestro protagonista, Tony Chu, tiene un talento muy particular.

Bienvenidos al mundo de Chew. Un mundo donde, después de una epidemia por gripe aviar que acabó con la vida de 23 millones de ciudadanos en Estados Unidos, todo tipo de carne de pollo u otras aves está totalmente prohibida. En este mundo la FDA (Food and Drug Administration, que valga la pena mencionar, existe realmente), es una agencia con muchísimo poder y no muy bien vista por la gente, como se imaginarán. En un mundo así, claramente vamos a tener un mercado negro para poder abastecer demandas ilegales. Los de la FDA son catalogados por algunos ciudadanos como nazis que ayudan al gobierno a ocultar la verdad detrás de la epidemia (que varios creen, no fue lo que dice la historia oficial). Quién sabe.
Ahora tiene más sentido el título del comic, podríamos pensar. Chew, después de todo, es «masticar» en inglés. El comic va a girar en torno a la comida muchas veces, pero déjenme primero, antes de extenderme, presentarles al protagonista: Tony Chu.

chew03Tony es un policía de Philadelphia con una característica muy particular. Más bien, una habilidad: Es un cibópata. ¿Qué es eso? Básicamente, al comer algo, obtiene impresiones psíquicas de lo que come. Como nos ejemplifican en el primer número: de un pequeño mordisco a una manzana, puede saber en qué árbol creció la misma, qué pesticidas usaron y cuándo fue cosechada. En todo caso, algo bastante raro y molesto a la hora de comer (más si come carne, se imaginarán), ya que la remolacha lo único que puede comer que no le genera impresiones mentales (y por ende, una de sus comidas más cotidianas).

ChewVolume2IntlFlavorEste es el punto de entrada. Cuando me enteré de qué iba la trama, no pude evitar conseguir el comic, y no me decepcionó en lo absoluto. El arte de Rob Guillory me pareció excesivamente agradable, con un estilo semi funny/caricatura que le da un contraste  excelente a un comic con una trama un tanto atípica.
Asimismo, Layman tiene una forma de escribir fluída, intrincada pero simple, que logra que un comic que podríamos considerar sin problemas como un policial, no se haga algo largo o tedioso con los diálogos, textos o situaciones. Un excelente manejo de la dinámica narrativa viñeta a viñeta.

Pero mejor, volvamos un poquito más con la trama. 
En una redada común y corriente, Tony y su compañero en la policía John Colby, encuentran un lugar donde están traficando carne de ave. Cuando van a actuar, aparece en escena Mason Savoy, un agente de la FDA. Voy a evitar dar muchos detalles para no sacarle la gracia del comic cuando lo lean, pero digamos que después de descubrir a un asesino que se negó a confesar todas sus víctimas y se suicidó antes de poder ser interrogado, Tony obtiene la información gracias a su poder. Sí, digamos que al cadáver le iban a faltar un par de pedazos. Así es como –básicamente. se revela el secreto de Tony y la FDA lo recluta. Tony Chu, agente de la FDA, ahora responderá a un jefe al que es mejor perder que encontrar.

chew4A lo largo de los números vamos a concer a un montón de personajes nuevos o de locuras con gente extraña y habilidades más extrañas aún. Tony es casi único en su habilidad, pero hay otras personas que tienen habilidades similares y quizás, les den un uso estúpido o excesivamente abusivo. ¿Hablar de comida y darte la sensación del sabor al escucharlo? ¿Poder conocer todos los ingredientes de algo con tan sólo probarlo? Tener un amigo medio cyborg? Sí, todo el flasheo bizarro que se te ocurra está a la orden del día en Chew, con personajes que no son lo que parecen, familia, villanos con poderes y conspiraciones. No quiero mencionar muchos personajes ni el papel que juegan en la trama, pero que haya un tipo conocido como «el Vampiro» dando vueltas por ahí con habilidades extrañas, un posible culebrón familiar, o una chica linda llamada Amelia Mintz como interés romántico del protagonista, son algo corriente de la historia.

En definitiva, más que reseña esto es una recomendación. Apenas abarqué los primeros 4 o 5 números, para no develar ninguna sorpresa o giro argumental. Si están cansados de leer siempre lo mismo, tienen ganas de salir de las Big Two, y están hartos de los superhéroes, o si se quieren enterar de dónde sacó chapa John Layman para escribir a Batman… prueben con Chew. Número a número la intriga se mantiene y es realmente exquisita.

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