Es muy grato para mí no tener que sobre-explicar la importancia que conlleva el hecho de que el guionista Mark Waid regrese a DC Comics para escribir ni más ni menos que a los dos personajes masculinos más importantes de la editorial, juntos otra vez en una misma serie, teniendo en cuenta el conocimiento general que posee el grueso de los lectores de Comiqueando. Y sin embargo, ni bien empiezo la sección, una salvedad: detesto las series regulares o maxi-series donde Bruce y Clark comparten cartel, y creo que lo único peor que eso es una ongoing de la Santa Trinidad de DC. Digan lo que digan los fans más duros de ambos personajes, la realidad es que la inmensa mayoría de los proyectos que incluyeron a este dúo son, cuanto menos, irregulares. Entiendo que la seducción de un «proyecto» de tamaña envergadura es enorme y engatusa al editor más plantado y coherente, pero a riesgo de ser extremadamente sincero y aún a costa de que acá se me bajen no menos del 50% de las personas que comenzaron a leer esta reseña, son contados con los dedos de una mano Simpson las series que tuvieron a estos dos grandes personajes como protagonistas de la misma y nos entregaron historias memorables de las que se siguen hablando el día de hoy.
Otra verdad es que ambos personajes comparten una camaradería de 80 años, como mínimo, y por ende, tienen un montón de agua que pasó bajo el puente. Dicho esto, Mark Waid es el primero en ser consciente de todo lo que acabo de exponer y lo usa a su favor. Su Batman/Superman: World’s Finest no podría ser menos pretencioso, y por ese motivo logra emocionarte en el punto justo, con una línea argumental en el primer número que tiene una escalada de acción que prácticamente no se detiene ni una página. Y en muchos momentos se vale del recuerdo nostálgico de una época en la relación entre ambos personajes donde la tensión se podía cortar con la katana de… Katana, mejor conocida por algunos como Tatsu Yamashiro, ex-miembro de la agrupación Outsiders que en algún momento comandó Batman. Y en otros hay guiños de todos los colores a la cronología superheroica de DC porque… ¡es el genio de Mark Waid el que está al mando de este caza de combate, querido lector! Y sí, la referencia aeronáutica no es gratuita, y no está sugestionada para nada por el pronto estreno de la secuela de Top Gun: realmente creo que los dos números de esta serie que han salido hasta ahora fueron un bombardeo de buenas escenas, buenos momentos y buenas vibras, todo el tiempo. Sumémosle la memoria emotiva disparada por la nostalgia de ver, por ejemplo, a la Doom Patrol más clásica posible, liderada por el Dr. Niles Caulder y secundada por Cliff «Robotman» Steele, Rita «Elasti-Girl» Farr y Larry «Negative Man» Trainor. Y fíjense qué detalle hermoso: justo ahora que este super-equipo maldito acaba de completar tres temporadas en su propia serie con actores para HBO Max y renovó para una cuarta, el genial Waid decide recuperar la versión más ingenua del grupo, la que se aleja completamente del tono surrealista que autores como Grant Morrison supieron imprimirle (exquisito manantial del cual beben los showrunners del show televisivo recién citado) pero que se ajusta a la perfección a lo que necesita esta historia.
Una epopeya que está marcada por los tiempos, con una narración más violenta y visceral, que se desarrolla en una época muy cercana al presente en el primer número, con un Superman desequilibrado y descontrolado que pone en riesgo la vida de quienes lo rodean porque Metallo le ha inyectado kryptonita roja en el corazón; y con un tono mucho más apaciguado, casi satírico en el pasado, unos años atrás, para narrarnos el encuentro definitivo entre estos dos grandes Héroes que marcaría el inicio de la alianza entre ambos. Esa retro-continuidad sí se puede leer, maestro. ¡Dibuje!
Y si hablamos de lápiz, cómo no mencionar el magnífico dibujo del costarricense Dan Mora. Y ojo con el enunciado que voy a tirar acá porque es polémico como el valor de la camiseta que usó el Diego contra los Ingleses en el mundial ’86: es lo mejor de esta serie. Sí, exacto, tenes a Mark Waid que regresa a DC y te escribe tremendo comic, pero lo mejor es este pibe (que ya no es tan pibe, tiene al menos 35 años y una nominación al Eisner), que la deja así de chiquita en el diseño de personajes, en la puesta en página, pero sobre todo en la narrativa y la manera en que entiende cuando tiene que pelar chapa de su estilo y cuando está bien remitir a un Norm Breyfogle o a un Jim Lee, ponele.
La calidez con la que te presenta a los integrantes de la Doom Patrol nos dicta el tono exacto en el que se van a desarrollar las secuencias siguientes, y en contraposición con esto, la dureza y el aspecto amenazante del Metallo lo plantan claramente como una amenaza que requiere toda la atención posible. Los rostros de malestar de Robin y Supergirl cuando se enteran que tienen que formar un Team-Up son, una vez más, otro guiño al lector más despierto; y para poner en marcha este tipo de referencias y que funcionen bien y de manera orgánica dentro de la trama necesitás un artista con el talento de Dan Mora, no queda otra.
Quizás sos como yo, y no te culpo. Con todo lo que amás a DC, sus héroes, sus villanos y sus grandes historias, sencillamente saber que una vez más juntan a Superman y Batman en un comic te la baja. Como cuando te enterás que el siguiente super-mega-evento de DC una vez más va a incluir la palabra «Crisis». Te sentís igual. Pero esta vez quiero que sepas que todo pinta distinto. Al final del día, cuando acabe el primer gran arco (deduzco alrededor del sexto número), desconozco si vamos a estar debatiendo una historia épica de ambos personajes que habrá quedado en los anales históricos de los mismos, pero sin duda alguna vamos a disfrutar muchísimo del recorrido. No nos vamos a sentir «traicionados» porque algunos de los protagonistas de la historia actuó de forma irreconocible, y casi como un bonus necesario disfrutaremos de cada página como un ex-fumador extasiado con su quinto parche de nicotina en el brazo. Waid te pide que lo sigas, no te va a defraudar.
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