Bienvenidos a la sección que se pasea por la prolífica y asombrosa década de los ‘80s para desempolvar las joyas de una inmensa corona o descubrir los bofes más recalcitrantes que se produjeron en el mercado de los superhéroes yankis. En estas expediciones cuasi-arqueológicas indagamos revistas, libros o el formato que fuere, publicados entre Enero de 1980 y Diciembre de 1989, para ver quiénes brindaron su arte y cómo se desarrollaban las aventuras en ese período.
Título: Dreadstar.
Editorial: Epic Comics (línea de Marvel).
Formato: serie bimestral. 26 episodios y un anual.
Período: Noviembre 1982- Agosto 1986.
Autores: Jim Starlin.
Informe: para contextualizar esta obra clave de este artista nacido un 9 de Octubre de 1949 en Detroit, Michigan, tenemos que volver un poco más atrás, a la revista Epic illustrated que entre los nºs 1 y 9 publicó los primeros 14 capítulos de una saga espacial llamada The Metamorphosis Odyssey (entre los años ’80-’81, y esto se conoció como «el primer libro»), donde aparece un guardaespaldas –quien será el último sobreviviente de toda la Vía Láctea, Vanth Dreadstar. El segundo libro de esta saga lo publica Eclipse en blanco y negro, en la novela gráfica The Price (46 páginas, Octubre del ’81) y sucede en paralelo al tercer tomo, la novela gráfica de 52 páginas a color directo que publica Marvel/ Epic en Agosto del ’82: Dreadstar. Ambas historias confluyen en el encuentro entre el hechicero Syzygy Darklock (protagonista del libro 2 de la Odisea de la Metamorfosis) y Dreadstar, en el mundo de los hombres-gato, del que sólo sobrevive Oedi, el tercer miembro del equipo. La cuarta integrante es Willow, una psíquica ciega que puede interferir en la tecnología y ve a través de los ojos de su mascota, Rainbow, una especie de monito peludo. La historia sigue en una aventura corta en blanco y negro, pensada para el magazine de Marvel Bizarre Adventures, que termina por publicarse en el nº15 de Epic Illustrated, en Diciembre del ’82.
El éxito del personaje le permite convertirse en protagonista de la primera serie regular en la línea coordinada por Archie Goodwin, en la que Starlin entregará durante 26 bimestres una poderosa saga intergaláctica llena de acción, drama, política y buenos diálogos. Para el nº 3 se terminará de conformar el grupo con la inclusión del piloto contrabandista Skeevo Phlatus, quien agregará un toque de humor a la serie. El trasfondo que motiva todas las aventuras es el conflicto entre una Monarquía en decadencia y la poderosa Iglesia de la Instrumentalidad teocrática, liderada por el despiadado High Lord Papal, de la familia de grandes villanos como Mongul y Thanos.
Estamos en la Galaxia Empírica y la guerra lleva 200 años. Dreadstar y su banda de rebeldes desean frenar el conflicto a como dé lugar y se ganarán el odio del Alto Papa y sus esbirros. Es innegable la influencia de las películas de Star Wars (estamos en 1982, no olvidemos eso) por lo que la odisea de la metamorfosis se aleja de la reflexión y la ciencia ficción más volada para acercarse a la space-opera, o a la fantasía cósmica si querés, y uno de los elementos que más ayuda es el fabulosa Espada del Poder. Esta arma mística se funde con el cuerpo de Dreadstar y aparece cuando él quiere para hacer de todo, le da una fuerza increíble, repele rayos, destruye todo tipo de materiales; un arma totalmente fantástica, más parecida a un sable láser que a una espada tradicional.
Recién para el nº 12, Vanth se define por un nuevo ‘uniforme’, un traje muy parecido al de un superhéroe, que lo acompañará el resto de las aventuras. Para el final del nº 26, se sabe que hay un traidor entre los ‘rebeldes’ y la serie termina ahí. Anuncian que sigue el mes que viene, pero Jim no estaba conforme con el reporte de ganancias de Marvel ni con la forma en que promocionaban el título, por lo que la continuación se verá recién en Noviembre de ese 1986, cuando Starlin lleva el nº 27 a una nueva editorial: First Comics. Acá seguirán las aventuras de Dreadstar y sus compañeros, hasta el nº 64 (Marzo del ’91) a pesar del alejamiento del mismísimo Starlin, continuado por Peter David, con dibujos primero de Luke McDonnell y después (a partir del nº40) de Angel Medina. Pero eso no nos compete en esta entrega.
Lo que sí podemos agregar de la etapa ochentosa en Marvel/Epic es la existencia del Annual 1, en el que se reedita la novela The Price, con la historia de Darklock que publicara Eclipse, pero ahora (Octubre del ’83) a todo color por primera vez (y con un toque de censura). Entre Julio y Diciembre del ’85, Epic publicó la serie titulada Dreadstar and Company, que reeditaba la serie original en un formato más económico. Salieron apenas seis números, pero esto puede ser leído como que al personaje de Starlin le iba bien dentro de la empresa.
La trepidante aventura no da respiro excepto por el abuso que hace Starlin de los flashbacks. No sé si era porque tenía que llenar muchas páginas o porque creía que su público sufría de una amnesia, o que su obra era muy complicada e imposible de recordar. Lo cierto es que el creador de Drax y Gamora pierde páginas y páginas casi todos los números para recontar cosas que ya mostró en números anteriores (cuando no en las novelas gráficas). Así y todo, los hechos son interesantes y el conflicto con el Alto Papa y sus esbirros está muy bien llevado, con buenos diálogos y sorpresivos giros argumentales, con ideas de largo aliento. El dibujo de Starlin es bueno dentro de su estilo, hay un solo número que no llega a dibujar y pocas veces no se entinta él mismo. El resultado final es muy positivo. Jim Starlin es uno de los grandes artistas de esta década (y la anterior), que supo resguardar para sí los derechos de este interesante personaje, gracias a lo cual cada tanto, amenaza con regresar a sus historias.
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