Los ´90 fueron escenario de mucha experimentación, a la vez que de la proliferación de muchos estereotipos y tendencias que se extendieron y repitieron hasta el hartazgo y mas allá. Dentro de todo el mar de refritos y clichés, de vez en cuando aparecía alguna que otra cosa que se las ingeniaba para usar todos esos elementos de una forma un poco más interesante.
Entre ellas se encontraba Body Bags, que fuera creada inicialmente para Image- Tras ser rechazada por éstos, vería la luz de la mano de Dark Horse, a través de un sello nuevo llamado “Blanc Noir”, que no tuvo mucha trascendencia, y muy lamentablemente, solo llegó a publicar dos títulos: Body Bags y “The Heretic”, de Sean Philips.
Body Bags es la creación de Jason Pearson, un artista que venía de hacerse de abajo en las dos grandes editoriales, con un muy recordado paso por Legion of Super-Heroes, durante el último tramo del la legendaria etapa de Keith Giffen. Luego se convertiría en uno de los fundadores de Gaijin Studios, junto a Brian Stelfreeze, Laura Martin, Adam Hughes y Dave Johnson, entre otros. Hubiera estado buenísimo que el resto de los títulos anunciados en ese entonces para este sello se materializaran, ya que básicamente cada artista que conformaba Gaijin Studios tenia algún proyecto listo para publicarse.
La miniserie inicial, publicada entonces en 1996 por Dark Horse, titulada “Body Bags: Father’s Day”, es muy sencilla. Básicamente la historia queda establecida en las primeras dos o tres páginas del primer número. A grandes rasgos: Clownface y Pops son dos “bodybaggers” (asesinos a sueldo), que fueron traicionados por un aliado, y salen en busca de venganza. En el interín, Panda, la hija de Clownface, llega totalmente de sorpresa, al mismo tiempo que les cae una nueva mission, y la chica decide engancharse a pesar de las protestas de los dos viejos. Ya con eso sabemos de qué se trata todo, y partir de ahí la acción se desarrolla en base a esa premisa muy sencilla. La gran habilidad de Pearson es lo que hace que una historia tan básica resulte tan tremendamente entretenida a lo largo de los cuatro números que dura este primer arco.
Los protagonistas son dos cazarrecompensas/asesinos a sueldo (o “bodybaggers” según la jerga del comic), un duo de padre e hija conocidos respectivamente como “Clownface” y “Panda”. Ya sólo por el diseño de ambos personajes, tanto como duo e individualmente, Pearson hace uso de varios elementos utilizados múltiples veces en miles de otras obras a las que directa o indirectamente hace referencia u homenajea. Que el dúo de asesinos sean un padre y su hija, inevitablemente remite a la clásica película “Leon the professional” de Luc Besson, que salió un par de años antes de este comic, además de los varios personajes masculinos bestiales acompañados de alguna aventurera adolescente, al estilo de Batman y Carrie Kelly en DKR, o Wolverine y Jubilee durante la era de Larry Hama y Marc Silvestri. Lo interesante son las formas en que Pearson utiliza esos arquetipos. Panda, por su parte, encaja perfectamente en la tendencia noventosa de las “bad girls” de la época, bastante alejada de la onda de Carrie Kelly o Jubilee (o Matilda, en el caso de Leon the professional), pero pensada para establecer un precedente que inspiraría sin lugar a dudas a personajes como Hit Girl de la saga Kick Ass de Mark Millar y John Romita Jr. También hay varias referencias mucho más obvias e intencionales, como en la escena del aeropuerto del primer número donde en una viñeta se ven en el fondo a varios personajes independientes, como los Next Men de Byrne, o Hellboy, entre otros.
El tono de la historia la ubica dentro de la tendencia ultraviolenta, que por entonces formaba parte de la dieta mensual del comiquero adolescente que vivía a base de pizza y hamburguesas, que en definitiva era el target primario de los comics de la época. El mismo lector que se deleitaba con X-Men, Flash, o Gen13, también lo hacía con comics como Lobo, Evil Ernie, o Spawn. ¿Por qué no iba a gustarle Body Bags? Sin duda tenía todos los ingredientes para encajar pefectamente en los gustos del público comiquero de los ´90, pero con la distinción de estar dibujado mucho mejor que la mayoría de lo que solía verse normalmente en las bateas. Incluso comparado con productos actuales, me arriesgaría a decir que el trabajo de Pearson sale muy bien parado.
Es que no es sólo lo técnicamente correcto de su dibujo, o lo moderna que se ve su estética, sino que hay muchos ingredientes más que lo hacen mucho más interesante como artista. Sus diseños, sin dejar de ser llamativos, están basados en la forma en que realmente se viste la gente. Los pandilleros y asesinos, realmente se ven creíbles, y remiten un poco a los looks de los raperos de que se veían en los videoclips (no, no me refiero a MC Hammer o Vanilla Ice), o a películas de Spike Lee, que sin duda son mejores fuentes que los comics de Batman, por ejemplo (cuyos villanos están más inspirados en el estilo de Dick Tracy). También rescato mucho el dinamismo que tiene la narrativa visual de Pearson, mucho más ágil y entretenida, que cualquier comic sobrevalorado, de ritmo lerdo y languideciente del detestable estilo descomprimido que tanto plagaría a la década posterior, y continúa haciendo estragos al día de hoy. Es que si bien la historia es sencilla y se explica en poquísimas líneas, en el resto de la miniserie los personajes alcanzan un desarrollo, que los lleva desde el punto A al B, y al C, para terminar en un lugar distinto del comienzo, cosa que muchas veces no sucede en los comics de superhéroes, donde es imperativo mantener el status quo a toda costa..
En 1997 se publicó una nueva historia corta, esta vez en blanco y negro, en las páginas de “Dark Horse Presents Annual 1997”, retroactivamente titulada “World Destroyer” en posteriors reimpresiones, con los protagonistas de Body Bags ocupando la portada del especial. Posteriormente a los ´90 se publicaron algunas pocas cositas más de estos personajes, pero no mucho. Una miniserie de dos números , un especial titulado “Body Bags: The Hard Way” (que es donde además sale reimpresa a color, la historia publicada en el anual 1997 de Dark Horse Presents, bajo el título “World Destroyer”), y un último especial titulado simplemente “Body Bags One Shot”, todo esto por medio de Image.
Lamentablemente, Jason Pearson dejó este mundo a fines del año pasado, el 19 de Diciembre de 2022, a la edad de 52 años, y es otro artista excepcional que se fue demasiado pronto. Pero dejó un legado espectacular, que se extiende no solo a su obra más personal y conocida, sino a múltiples trabajos, colaboraciones y portadas, para Marvel y DC Comics, con lo cual su influencia y alcance se segurán sintiendo durante muchos años. Que en paz descanse.
“Body Bags: Father’s Day”, la primera miniserie, fue recopilada varias veces, y se puede conseguir algún TPB con cierta facilidad. También hay un TPB titulado “Body Bags: Theories of violence”, publicado por Image, que recopila los dos one-shots “Body Bags: The Hard Way”, y “Body Bags One Shot”.



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