¡Que Vuelvan los '90!

En 1994, Mark Millar y Phil Hester inician una extensa y extraña etapa de Swamp Thing, tan extrema que nadie la pudo continuar.

Swamp Thing

22/02/2025

| Por Alejandro Caracciolo

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Cuando Vertigo se lanzó, durante la primera mitad de los ´90, varios personajes cuyos comics estaban entonces orientados a “lectores maduros”, pasaron a formar parte de su cartilla, sin necesariamente dejar de ser parte del Universo DC (ya que en algunos casos, personajes e historias del universo principal se siguieron referenciando y/o utilizando). Pero sí se estableció desde el inicio que los contenidos de los títulos publicados por Vertigo serían menos convencionales, y podrían ir desde escenas más sangrientas que en las típicas peleas de superhéroes de los ´80, a delirios existenciales y filosóficos, demasiado avanzados para los lectores de edad escolar, digamos.

Swamp Thing fue uno de los primeros personajes de DC en dar el salto hacia Vertigo, y fue uno de sus pilares durante muchos años. Pasó a formar parte de la plantilla de Vertigo a partir del nº 129, durante la etapa de Nancy Ann Collins, aunque retroactivamente todo lo anterior (al menos, desde la etapa de Alan Moore en adelante) fue incluido como parte de la biblioteca del nuevo emprendimiento.

Como sea, uno de los problemas que tuvieron los guionistas de Swamp Thing que sucedieron a Moore, además del obvio de ser los continuadores de una etapa insuperable y no poder mantener el nivel, fue el hecho de que tras el paso del barbudo por el título, Swamp Thing pasó a ser muy poderoso, y ya Moore le había hecho en “American Gothic” una historia que era una suerte de “camino del héroe” en la que aprendía (con la guía de John Constantine) a usar sus poderes elementales, descubría que podía ir al Cielo y al Infierno, relacionarse con fantasmas como Deadman o Spectre, o inmortales como Phantom Stranger, en fin… Empezó a tener el mismo problema que siempre tuvieron Superman, Spectre y personajes de ese estilo: ser demasiado poderosos, y  a ver cómo encaramos el título para que el personaje pudiera tener una motivación para seguir adelante y desafíos para superar.

Mal que mal, Rick Veitch, Doug Wheeler, y hasta la propia Collins, le encontraron alguna vuelta, aunque no sin sacrificar algo a cambio. Básicamente, el elemento principal que fueron dejando de lado, fue el contenido de terror, que se hacía cada vez más infrecuente en las historias, cuando Swamp Thing es esencialmente, un monstruo, y desde sus inicios (de la mano de Len Wein y Bernie Wrightson) este era el género natural para el personaje. Si bien es cierto que Nancy Ann Collins hizo un intento de volver a meter horror en el título, fue como se suele decir “muy poco y muy tarde”, y creo que la gran mayoría de nosotros recordamos su etapa como la época “doméstica” de Swamp Thing.

Todo eso cambiaría con la llegada de Mark Millar a partir del nº 140, aunque no desde principio. Millar tardaría un poco en encontrar su propia voz, sobre todo si tenemos en cuenta que se trataba de un autor todavía muy joven, durante un período en el que era una suerte de “protegido” de Grant Morrison, quien lo acompañó como co-guionista durante la mayor parte del primer arco. Después decidió irse, tras un desacuerdo con los editores sobre la dirección del título.

Millar comenzó con un arco llamado “Bad Gumbo”, en el que Swamp Thing de pronto se encontraba separado de Alec Holland, a quien veíamos vivo misteriosamente, solo, sin recuerdo, y convencido que su vida como Swamp Thing se trataba de un sueño. Millar hace un breve repaso de los últimos hechos en la etapa anterior, y empieza a partir de ahí a desarrollar su historia. Nos presenta a un Swamp Thing muy violento y furioso, separado de su humanidad, que mata gente inocente indiscriminadamente, lo que a primera vista está totalmente fuera de personaje para Swampy. A medida que avanzan los números, las cosas se van explicando, no sin algunas idas y venidas, propias de las interacciones entre personajes que no siempre tienen las mismas formas de ver las cosas y que de a momentos reaccionan de acuerdo a sus emociones. Lo mismo  sucede con toda la situación entre Swamp Thing y Abby, quienes parecen condenados a mantenerse separados a pesar de los intentos de acercamiento entre uno y otro en distintos momentos, donde cada uno tendrá distintas razones para rechazar al otro. Cosas como estas le dan un poco de humanidad a todo lo que ocurre en las historias de Millar, que en general están muy cargadas de un horror bastante crudo.

Además de volver a meter de lleno las situaciones de terror, Millar le da eventualmente una nueva motivación al personaje para justificar todo lo que hace. Tal como lo hiciera Moore en los ´80, el escocés lleva a Swamp Thing a través de una suerte de “camino del héroe” en el que tiene que atravesar varios desafíos para dominar los poderes de otros Parlamentos cuyas existencias se van revelando. El Parlamento de las Piedras, el de los Líquidos, el de los Vapores, y el del Fuego. Así como Swamp Thing fue guiado por John Constantine durante la mítica saga “American Gothic” para aprender a usar los poderes del Verde y encontrarse con el Parlamento de los árboles, ahora va a ser guiado por tres personajes nuevos a través de los desafíos, durante la etapa de Millar. El resultado final de todo esto, es el esperable: Swamp Thing logra su objetivo, y se convierte en un ser que agrupa los poderes de todos los Parlamentos… Claro,  después de eso no queda nada más por hacer, así que simplemente se canceló el título porque ya no había ninguna dirección más hacia donde llevar al personaje.

Los dibujantes principales de la etapa de Millar fueron Phil Hester en los lápices, y Kim DeMulder en las tintas. Phil Hester es uno de esos artistas con esos estilos angulosos y cargados de sombras, “a lo Mignola”, pero muy distinto de Mignola, y fácil de reconocer. Lamentablemente, los editores querían que los dibujos en Swamp Thing se vieran lo más aproximado posible a lo que hacían Stephen Bissette y John Totleben en la etapa de Moore, y el estilo de Hester es el polo opuesto de el de ellos. De todas formas, DeMulder se encargó de agregarle a los dibujos tramados y detalles que consiguieron un resultado que si bien no reflejabna fielmente los lápices de Hester, tuvieron momentos bastante interesantes. Recién por los últimos números podríamos apreciar cómo se ven los dibujos de Hester cuando se los entinta como corresponde.

Además de Hester, fueron pocos los dibujantes de relleno que tuvo la serie. Y además muy buenos. Chris Weston se encargó del nº 153, Phil Jimenez hizo lo suyo en el 156, Jill Thompson dibujó el 159, y el nº 165 fue dibujado por Curt Swan, el mítico dibujante de Superman de los ´60, ´70 y parte de los ´80. Todos fueron coloreados por la siempre presente Tatjana Wood, y las letras fueron de Richard Starkins/Comicraft, que en ese entonces estaba en todos lados, también.

La etapa de Millar en Swamp Thing se puede conseguir completa en un Omnibus que recopila todas los issues, desde el 140 hasta el 171, 32 en total, que salieron desde Marzo de 1994 hasta Octubre de 1996.Es un lanzamiento reciente, así que està perfectamente disponible. Lo que sí, es caro, como todo Omnibus. También existe un TPB que recopila los tres primeros arcos, pero no sé que tan disponible se encuentre actualmente, y de todos modos, como pasa tantas veces con DC, el resto de los números no se recopilaron en este formato, así que no tiene mucho sentido ir por ésta opción. DC siempre fue un desastre con las recopilaciones y esta no es la excepción.

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