Réquiem para el héroe
El debut de Ann Nocenti como guionista de Daredevil en el nº236 (a fines del inolvidable 1986) es magnífico y sienta las bases para toda su época con el dibujante John Romita Jr. Su primer número es un unitario que es el sueño húmedo de cualquier escritor, al nivel de Frank Miller, tal vez el autor más definitivo que pasó por Daredevil. Nocenti no pierde el tiempo con Matt Murdock y Natasha Romanov; su protagonista es una máquina de matar abandonada por la sociedad, muy parecida a Nuke (personaje de Frank Miller y David Mazzucchelli que aparece en el mítico arco Born Again), y que sirve para hilvanar un pequeño relato de las frustraciones del sueño americano.
La historia se centra en Jack Hazzard, un ciudadano que soñó con tener una familia, una casa y una vida normal, pero el destino lo transformó en un soldado abandonado por la sociedad. Un verdadero asesino al cual le queda poca empatía, humanidad y utilidad en el sistema. Jack se encuentra con su madre y un niño y hasta descubre a una chica del colegio secundario que estaba enamorada de él. Estos personajes le dan un poco de vitalidad al protagonista para que el unitario no sea solo una súper pelea contra un Gi Joe. La prosa de Nocenti es terrorífica y definitiva. La escritora logra despertar cierta empatía con la familia de Jack y hacerles vivir una aventura a Black Widow y Daredevil pero, en el fondo, todo está roto y tiene un ambiente desolador.
El estilo de American Dreamer (que así se titula el episodio) es la mezcla clásica que consagró a Nocenti en su época en Daredevil. Tiene todos los ingredientes superficiales para ser un hit: un relato clásico que incluye reclamo social, contexto político, aventura y reflexiones por parte de varios personajes sobre la realidad que atraviesan. La ausencia de lo espectacular es uno de los temas más interesantes en este número. No hay blanco y negro; solo grises. Al principio de la historieta, uno cree que Black Widow será la villana porque tiene que asesinar a Jack y cumplir la misión de desactivar a esta máquina de matar, y que Daredevil será el héroe que lo impida, pero nada es lo que parece. Un típico truco de Nocenti es cambiar el ángulo de la historia no solo para mostrar otros matices de la personalidad de los personajes, sino para que lo social y el reclamo sean protagonistas; dos temas que durante toda su etapa son fundamentales. Acá, Jack es el protagonista de la historia, pero la salud mental, sus creencias, la armada, su rol como ciudadano y su vida están en jaque.
¿Un sol para los chicos?
El sobrino de la madre de Jack es el prototipo de personaje que Nocenti usará a futuro para definir su etapa en la serie. El final de este unitario con esas tres viñeta desoladoras, con Tommy jugando con el arma, es el clásico latiguillo de Nocenti acerca de cómo funciona la herencia, la crítica social y el rol del futuro en los jóvenes. Durante algunas páginas, Jack tiene una conversación con el niño sobre la guerra, el sueño americano, la vida, las drogas, las películas, la religión y cierto absurdo de hasta qué punto un soldado que está transformado en una máquina de matar puede dar un discurso que funciona como crítica al consumo más salvaje que es el ideal del futuro yanki.
No nos olvidemos que, luego de esto, uno de los mejores personajes secundarios de la etapa de Nocenti en Daredevil es el querido Lance Cashman, el hijo de Bullet. Si consideramos que la etapa de Nocenti en Daredevil empieza en el nº250 (porque es el primer número que dibuja Romita Jr.), ahí lo primero que vemos es a Lance Cashman estudiando la bomba nuclear, mostrada en un proyector en el colegio. Lance está preparado. Sabe que se viene el combate y quiere que su padre sepa que tiene todo controlado. Lance es el niño que es adulto desde muy chiquito, que evade pagar las expensas y la luz, y hasta podríamos considerarlo el primer anarquista en el universo de Daredevil. Luego, el último número de Nocenti (Daredevil nº291, ya con Lee Weeks como dibujante) tiene a Cashman viendo la televisión, pero está vez él está con una armadura contra la guerra nuclear y le explica a una amiga cómo viene la mano y el futuro que le avecina a la humanidad. Esta vez, está mucho más curtido que en el comienzo y está completamente preparado para la lucha definitiva. Tommy y Lance son dos modelos para escribir grandes historias.
Un pintor prerrafaelista atrapado en la industria de superhéroes
El dibujo de Barry Windsor Smith es el verdadero sueño húmedo de todo lector de comics. Windsor-Smith pone toda la elegancia de su línea en pos de mejorar el universo de los superhéroes. Un dibujante lento pero que ha dejado un sello y un legado en todos los títulos por los que pasó.
A diferencia de Wolverine: Weapon X y sus unitarios para Uncanny X-Men, acá vemos a un Windsor-Smith mucho más alejado de la fantasía y mucho más cerca de lo urbano, el reclamo social y el trago amargo de la guerra. En este número hay un montón de páginas con viñetas verticales que muestran la multiplicidad de personajes en distintos lugares, algo no tan fácil de componer pero que al maestro siempre le sale bien. Además, existe una presencia fuerte de primeros planos y medios que forman las conversaciones entre Daredevil y Black Widow.
El logro de Nocenti con su guion es que Windsor-Smith, uno de los dibujantes más preciosistas y bellos de la historia de los cómics, entregue una historia cruda y mala leche, y que él también se salga con la suya. Además de dibujar pocas páginas de pelea, el logro del artista es el clima de las conversaciones familiares de la familia de Jack y, sobre todo, el gran momento de Jack y Tommy: un discurso sobre la vida que Windsor-Smith retrata en pocas páginas con una destreza inolvidable y donde la fuerte presencia de las miradas es la protagonista.
El Nocentismo nunca será igualado
No existirá algo igual a la época de Ann Nocenti en Daredevil. No se puede escribir como lo hizo Nocenti, ya que cambió la forma de relatar. Ahora vemos arcos largos, pocos unitarios y todo procesado y digerido para que entre en un tomo sin alma de seis revistas. No existirá nunca el debate como existe en el nocentismo: “Si es tan bueno, ¿por qué no está tan reeditado?”. Lamentablemente, hasta hace muy poco, la obra de Nocenti no se había vuelto a publicar por completo en tomos en inglés. El nocentismo siempre tiene el segundo lugar en el mundo de Daredevil, ya que es una especie de sombra al lado de la etapa de Frank Miller y siempre cae en la etiqueta de «subvalorada» por el poco alcance que tuvo comparado con el de Miller. El nocentismo siempre tendrá contradicciones y revoluciones inconclusas, pero siempre será una puerta secreta a una de las mejores series de la historia del universo Marvel.