Hablemos de Byrne

La odisea byrneana en la revista de la Princesa Diana es odiada por algunos y amada por otros, pero nunca indiferente.

Wonder Woman

30/08/2016

| Por Francisco Lobo

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won114En otras entregas de Hablemos de Byrne vimos como el ídolo trabajó con el Caballero Oscuro en The Untold Legend of the Batman, escribió la página mayor de la historia de Superman en The Man of Steel y, para cerrar la sagrada trinidad de DC, imbuyó con su creatividad divina (aunque con mucho menos éxito) a Wonder Woman durante los números 101 a 136, entre Septiembre de 1995 y Agosto de 1998[1].

La llegada de Byrne marcó un volantazo a la dirección que llevaba el título. La onda power noventosa de “yiros sanguinarios de piernas larguísimas[2]” viró mas hacia la estética de superhéroes de los ´80 en la que el maestro barbudo supo esculpir sus obras fundamentales. Estas modificaciones no fueron solamente en la esfera del diseño visual sino también las piedras basales sobre las que iba a construir su visión del personaje. Una de las principales mutaciones fue mandar al banco de suplentes a la faceta mitológica de la princesa, y si antes la Isla Themiscyra era el escenario recurrente de las historias, ahora ese lugar es ocupado por Gateway City, ciudad ficticia inventada para la ocasión, y de la que Diana será su guardiana. Otra maniobra anti-mitología griega fue establecer que los dioses del panteón olímpico no eran otra cosa que versiones “menores” de los New Gods kirbyanos, cosa que deja un sabor medio amargo por restarle valor agregado a la banda de Zeus y sus amigos.

Wonder+Woman+#104.cbr+-+Page+6Como bien lo explica el propio autor cuando salió a declarar que su trabajo en la revista no tendría el carácter de relanzamiento que había tenido en Superman: “La idea es hacer algo muy diferente a lo que hice con Superman, porque entonces de lo que se trataba era de empezar todo de cero. No fue el caso en Wonder Woman. Mi planteo aquí es mucho más sutil, sólo habrá pequeños cambios con respecto a lo que se había venido contando hasta ahora. Quiero poner más énfasis en lo que es comic de superhéroes a la antigua usanza, con más acción y dejar los aspectos mitológicos en un segundo plano. En el primero arco argumental se corta el cordón umbilical que une a Wonder Woman a la Isla Themiscyra. Mi intención es que resida en una ciudad fuera de Boston, una ciudad nueva que llamaremos Gateway City. En el Universo DC, prefiero trabajar con ciudades ‘falsas’ como Metropolis o Gotham, porque eso te da más libertad. Me refiero a que podés matar al alcalde de Gateway City, pero no al alcalde de Boston“.

wwbyrne131A su vez, el elenco de personajes secundarios también fue modificado y se destaca la creación de Cassandra Sandsmark, quien luego trascenderá en el Universo DC como Wonder Girl. Sin embargo esta modificación del elenco por un lado, padece de una expansión excesiva (tanto personaje termina embarrando un poco la cancha), y por el otro si bien busca alejarse de las ideas de la Era Pérez, no termina de conseguirlo del todo. Cassie y madre tienen un aire a Vanessa y Julie Kapatelis y el Detective Mike Schorr parece hecho con el molde del Oficial Indelicato.

Como ya es habitual en esta columna, abordamos el aspecto gráfico de los trabajos del Maestro Byrne, y, como si fuera un relato mitológico, el campeón de los trazos también transita senderos difíciles, aquí representados por una calidad decreciente en los dibujos. El denominador común a lo largo de las entregas es un estilo medio de “boceto”, que, como ya vimos en entregas anteriores, parece ser la marca característica del genio cuando activa el modo “sale con fritas”. La línea impecable y armoniosa que convive a la perfección con explosiones, escombros y hierros doblados que se puede ver en Legends aquí le deja el lugar a un trazo más virulento y convulsionado que acompaña el expresionismo facial, la anatomía y el castigo físico de los personajes[3].

cac4bb3d82c82118e8f03122a9eabb5d Sin embargo, a pesar de la calidad menor comparada a otras trabajos, el estilo (o el resultado de la media máquina) funciona bien para el tono de machaca superheroica. El traje de Diana también cae bajo la sombra del tono de combate de la colección y si bien conserva las nociones básicas del emblemático uniforme, los brazaletes (ahora de mayor tamaño) tienen una forma mas agresiva con terminaciones en punta, la tiara también gana en proporciones y el cinturón pasa a convertirse en una protección que cubre el vientre y encastra con el corpiño dorado. Todo el conjunto se termina pareciendo a una proto armadura de guerrera que no traiciona la iconografía tradicional.

Así como el nombre de Frank Miller es rápidamente identificable con Batman, la realidad es que el nombre de nuestro Hércules del lápiz está más asociado a Superman[4] que a la propia Wonder Woman (quien a su vez se encuentra ente las obras cumbres de George Pérez). Y así como las proezas de los héroes dejaron su marca, con aciertos y errores (s ino preguntale a Edipo de Tebas) en las tragedias griegas, los más de 30 números que componen la odisea byrneana en la revista de la Princesa Diana alcanzan para hacer lo propio en la historia del personaje, y que como buen producto manufacturado por un distinto, es odiado por algunos y amado por otros, pero nunca indiferente.

[1] Todos los números fueron producidos integralmente por Byrne con la excepción de n°120 que contó con aportes de Ruth Morrison en el guión y Jill Thompson en el dibujo.

[2] Término acuñado por Andrés Accorsi en la cuarta entrega de la recomendadísima mega nota serializada que repasa al detalle la historia Diana Prince a lo largo de su vida editorial.

[3] Hay algunas escenas donde la princesa amazona es sometida al salvajismo de un potro de torturas y la oscuridad y violencia de la escena encuentra un correlato en los trazos.

[4] Y a X-Men, Fantastic Four, Alpha Flight, Namor y un largo etcétera que puede ser repasado en entregas previas de ésta columna.

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