Historieta a Martillazos

Brubaker y Epting nos traen un thriller de espionaje en el que la ideología, el poder, la política y la burocracia se juntan todos a comer en la misma mesa.

“Velvet” + La verdad

01/07/2025

| Por Pablo Jiménez

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Invitados: Ed Brubaker + Steve Epting, Michel Foucault, Karl Popper, Byung-Chul Han y otros amigos.

¿Existe alguna verdad incuestionable? ¿Podemos acceder directamente a la verdad o dependemos de otros para construirla? ¿Hay verdades que son más verdaderas que otras? ¿Tiene sentido seguir luchando por un concepto que tiene más de construcción e imposición que de revelación y de descubrimiento?

¡Bienvenidos al gabinete de las “Mierdades Comiqueras”! Acá van a encontrar maravillas con olor a culo de mono… ¡pero que todo el mundo usa! ¿Querés certezas? Probá con la clásica «Stan Lee creó todos los personajes de Marvel». ¿Sos una persona de vanguardia? Tenemos la siempre vigente «El universo DC se reinició por última vez” (cosecha ‘Crisis en Tierras Infinitas – 1985’). Pero si tu lo tuyo es la verdad inamovible, entonces elegí la incuestionable, horrorosa, y más rancia de mis mierdades: «Bob Kane (solito) creó a Batman.»

Hemos comprado, masticado y repetido verdades con más sabor a mierda del que nos gusta admitir. Nos las han vendido, nos las han regalado, y sobre todo, nos las han (im)puesto sin pedir permiso. Los invito a que vayamos un poco más allá en la complejidad del tema, pasando por alto la aristotélica frase “Verdadero es lo que es, y no verdadero aquello que no es” porque con el perdón del maestro griego, faltan revisar demasiadas capas a ese milhojas de poder que subyace en cada afirmación.

Les voy a presentar a Velvet Templeton, una simple pero muy eficiente secretaria con aires MILF (como Dios y el patriarcado manda), que trabaja para una agencia de servicio secreto que a su vez desconocen los otros servicios secretos que existe… Que además fue agente de campo para operaciones de black-ops y ahora está retirada… Que conoce los secretos más sucios de Europa… Y que aparte le pinta y parte la cara a la versión más misógina y cancelable de James Bond (viejo y querido 007 ¿en que te han convertido?). Pero Velvet (a secas) es también el nombre de una historieta escrita por el amigo de la casa Ed Brubaker y dibujada por Steve Epting (ambos en modo Ultra Instinto), que protagoniza la Srta. Templeton… y el resultado final es más adictivo que ver videos de conspiraciones en YouTube un martes a la madrugada.

Nada en Velvet es transparente, confiable o creíble. Como en toda buena historia de espionaje, aquello que parece que es, resulta no ser y viceversa, la verdad está más manoseada que una prostituta de Whitechapel en la Inglaterra Victoriana, y eso sin mencionar que toda información (creíble o no, a pesar de tener chotocientas verificaciones) resulta ser una mísera mercancía para alcanzar cachitos de verdades, que te llevan a una espiral frustrante de avance y retroceso en el camino de intentar saber “¿qué mierda acaba de pasar, viejo?”, algo que no es ajeno del día a día de cualquier espectador promedio de los canales de noticias.

“…Entre los agentes de campo algo estaba claro, todos teníamos una historia secreta con la secretaria del director. Y todos pensábamos que éramos el único que la tenía. Ahí fue cuando me di cuenta lo peligrosa que era realmente Velvet Templeton.”
Fragmento de “Velvet”

Podríamos decir que ya hace rato Michel Foucault venía diciendo que la verdad y el poder cogen todo el tiempo (lo dijo de una forma mucho más académica obviamente), y que lo hacen a escondidas, entre sombras, en un callejón salido de una peli de John Carpenter, pero que lo único que eso engendra es un sentido de ‘verdad’ muy emparentado con el de realidad, y que ambos conceptos tienen más capas de intencionalidad que un pastelito de hojaldre. Foucault nos regala el concepto de “verdad de época” para entender que toda certeza es el resultado de un entramado de instituciones, actores sociales, intereses y tensiones de poder. Cuando vos agarrás Velvet por primera vez (spoiler de la tercera página: el disparador de la trama es un asesinato) te das cuenta de que el manejo que tiene la agencia más  top secret del mundo, es un conjunto de protocolos, señalamientos, carpetazos y emboscadas. Tanto los culpables como los hechos y las verdades se construyen, iluminando solo aquello que es conveniente y dejando en sombras lo que no conviene que veas según los intereses de algunos.

“Por supuesto que, en este tipo de trabajos, incluso aquello que pueden resultar ser buenas noticias, pueden convertirse rápidamente en cenizas.”
Fragmento de “Velvet”

Brubaker logra un guion enorme, donde no te aburrís en una sola página de una historia que todo el tiempo se dice y contradice, revela y oculta hechos y donde los personajes van y vienen por Europa ¡e incluso en el tiempo! (si, por flashbacks intercalados, no con un DeLorean), en la que Steve Epting mete un dibujo que es a todas luces uno de los mejores laburos del dibujante yanki. Ojo, el color que mete Elizabeth Breitweiser es uno de los elementos clave a la hora de setear el tono (sé que me van a putear los fans, pero lo hace mucho mejor que Dave Stewart en Fatale). Tan logrado es el guion, que el camino para obtener la verdad de lo que sucedió en este hermoso “¿Who done it?” (la búsqueda del culpable de un crimen) es un campo de batalla donde la ideología, el poder, la política y la burocracia se juntan todos a comer en la misma mesa. Velvet Templeton tiene que abrirse paso a puras piñas, tiros y sigilo para poder encontrar un atisbo de luz en medio del caos. Si necesitás una metáfora más explícita, te doy una mano buscando en los archivos de Alejandro Fantino, algo seguro vamos a encontrar.

Karl Popper defendía que podría existir una verdad científica, falsable y refutable, en pos de alcanzar (o estar lo más cerca posible de) una verdad incuestionable. Pero entonces, ¿tiene sentido hablar de conocimiento científico, de leyes universales y de verdades absolutas cuando es la propia ciencia la que se niega continuamente a sí misma refutando sus propios paradigmas y generando nuevos modelos teóricos? Si te tengo que responder ahora, estoy muy tentado a decirte que tiene más de “verdad incuestionable” un texto religioso que un postulado científico, porque algunos podrán decir que no tienen pruebas, pero no se puede que varios de esos textos afirman lo mismo hace 2000 o 5000 años (y algunos incluso mucho más) y no se andan contradiciendo y negando lo que decían hasta hace muy poco… ¿Es esto suficiente para decir que esos textos tienen veracidad? Bueno, a este tipo de postulados, el bigotudo de Friedrich Nietzsche los dilapidó, al sentenciar que “La verdad es la mentira más efectiva”.

​“…Si contaba con una ventaja a mi favor, es que ellos esperaban que me fuera calladita y tranquilita… No tenían la menor idea de con quién se iban a encontrar.”
Fragmento de “Velvet”

En la historia de hoy, cada descubrimiento que hace la protagonista es un acto de rebeldía frente a una superestructura que cruje y tira chispas para todos lados. El tránsito a lo largo de la historieta me recuerda mucho a Byung-Chul Han cuando habla de que todos supuestamente tenemos acceso a la información de forma inmediata, pero estamos más desinformados que nunca. La verdad se convierte en un espectáculo que nos llega con filtros de Tik Tok, y (como diría Hernán Casciari) los mismos que hace unas décadas nos recortaron la información, ahora utilizan las mejores herramientas para el peor de los usos: tirarlos en un pelotero de supuestos hechos y verdades que tiene mucho sabor a plástico de mala calidad. Hoy en Argentina, «la verdad» es un bien escaso, un arma de destrucción mental (prefieren destruirnos que controlarnos), o un botín de guerra para usar en épocas electorales. Cuidadito: yo buscaría un poquito menos “¿qué pasó?” y un poco más quién es y cuáles son los intereses de quien me lo cuenta.

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