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NOTAS

La Batalla de Vitoria

El fin del dominio de España por parte de Napoleón Bonaparte, narrado en una novela gráfica de la que hoy casi nadie se acuerda.
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Martes 13 de febrero, 2024

Mariscales de la victoria

Hoy te propongo un viaje al año 1983, cuando la editorial Ikusager, con sede en el país vasco, le encarga un álbum sobre La Batalla de Vitoria al por entonces joven y promisorio Felipe Hernández Cava, guionista de apenas 30 años, pero ya consagrado en el mercado peninsular.

Hernández Cava se saca la lotería cuando quien acepta dibujar el álbum es nada menos que el maestro argentino José Luis Salinas, el mítico, el excelso, el sublime, decidido a dibujar la obra más grossa de su vasta carrera. Mientras su hijo Alberto la rompía toda con los primeros episodios de Dago, José Luis se lanzaba a la aventura de recrear esta épica batalla en una novela gráfica, formato en el que nunca había incursionado. Pero lamentablemente, una enfermedad retrasa la labor de Salinas, quien muere en Buenos Aires a principios de 1985, tras entregar apenas la portada y cinco páginas. Unas páginas magníficas, pintadas a color directo, con un despliegue visual al nivel de sus mejores trabajos.

Entonces toma la posta Adolfo Usero, dibujante español competente pero mucho más modesto, amigo desde la infancia y habitual colaborador de Carlos Giménez en una infinidad de proyectos. Usero completa el libro en pocos meses para que se publique en 1985, pero el cambio de dibujante se nota mucho, y el esfuerzo que hace para parecerse aunque sea un poquito a Salinas es cada vez menor con el correr de las páginas, con lo cual ya sobre el final del álbum los dibujos son… no del montón, pero tampoco demasiado notables. Por momentos parece una historieta histórica de las que aparecían en Billiken de a dos o tres páginas por semana, en general con poco lucimiento por parte de los dibujantes.

 

La guerra de la independencia

El álbum reproduce hasta el mínimo detalle todos los movimientos de las tropas de los dos bandos que se van a enfrentar el 21 de Junio de 1813 en Vitoria (al sur del País Vasco), con el agregado de que los dibujos toman los rasgos de los personajes históricos que lideraron la contienda. En la batalla de Vitoria, momento crucial en la guerra a través de la cual España intentaba independizarse de Francia, que la había anexado en 1808 a los dominios del emperador francés Napoleón Bonaparte, se enfrentaron las tropas francesas (con el rey José Bonaparte a la cabeza) y un rejunte de españoles, portugueses e ingleses. Estos «aliados» querían que España volviera a ser independiente, y por supuesto cada uno de ellos defendía distintos intereses, para nada altruistas.

Si te gusta esa época de la historia española, o la historia militar del Siglo XIX en general, te vas a encontrar con una recreación magistral de los hechos, porque tanto Hernández Cava como los dibujantes apuestan fuerte al rigor documental. Y si no te molesta que te spoilee el final, te cuento que la contienda terminó con la derrota de los franceses, la huida de José Bonaparte a Francia y la restitución de la corona española a manos de Fernando VII, el mismo rey contra el que por aquellos años empezarían a levantarse las colonias que España tenía en Sudamérica.

 

En la guerra pierden todos

Fiel a su estilo, Hernández Cava se propone contarnos también la historia de la gente común. Y así, entre reyes, nobles y altos mandos militares, aparece el plot de Vicente y Ricardo, dos hermanos que van a pelear en bandos enfrentados y el impacto que genera esto en su familia. Esta punta nunca llega a convertirse en el conflicto central del álbum, pero aporta muchísimo dramatismo, realismo y humanidad al relato.

La pluma del guionista brilla también en esos diálogos agudos y amargos acerca de las guerras, sus motivos, sus consecuencias y su rol deshumanizador y creador de miseria y dolor para muchos y gloria para pocos. Obviamente esta es la parte que a mí más me gustó, cuando Hernández Cava hace reflexionar a los personajes acerca de lo que está sucediendo y de cómo esto altera la vida no solo de los militares, sino de la gente común que muchas veces no entiende ni por qué carajo se están peleando pero igual paga los platos rotos.

 

El final deja claro que puede haber vencedores, pero no «buenos». Para el guionista, ni la continuidad de la ocupación napoleónica es buena para España, ni el regreso al trono de Fernando VII (al que califica de déspota, amigo de la Inquisición y represor de la luz y la razón) garantiza la felicidad del pueblo. Faltaban 60 años para la primera experiencia republicana en la Madre Patria, pero Hernández Cava siembra una semillita, casi un injerto de retro-continuidad, en ese diálogo final entre Ricardo y Vicente.

 

Derrotados por el olvido

Este álbum está lejos de la gloria, primero porque José Luis Salinas dibuja muy poquitas páginas y segundo porque Felipe Hernández Cava tiene guiones muy superiores a este. Pero es una buena historieta histórica, con alguna secuencias muy fuertes, de gran impacto narrativo y visual, con un enorme cuidado por la ambientación y con la capacidad de situar al lector que desconoce los hechos históricos en un relato cuyo contexto se entiende de manera muy natural y muy orgánica, sin que el guion tenga que convertirse en un texto didáctico que nos explique quiénes se van a enfrentar en Vitoria y por qué.

Estamos frente a una historieta realizada hace casi 40 años, hoy bastante olvidada incluso por el propio guionista y sus máximos exégetas, que merece por lo menos una lectura. No es fácil de encontrar en soporte físico, porque nunca fue reeditada, pero si te pasa cerca, no desaproveches la oportunidad de descubrirla.