Una mañana me desperté (no recuerdo si era un sábado o un domingo, pero seguro era un fin de semana) y puse el Warner Channel. Solía grabar (viejo y querido VCR) la serie animada de Batman y Superman y tener mi pequeña vitrinita con los cassettes rotulados a mano, con nombres de episodios y número de temporada bien claritos. Si bien había escuchado (o leído en Comiqueando) que se venía una nueva serie del encapotado, en aquellas épocas vírgenes de internet no era tan fácil estar preparado para un estreno.
Así que, como dije, me dispuse a grabar algún capítulo cuando en la pantalla apareció otra cosa. Era una especie de mini clip en donde, con imágenes de toda la trayectoria animada del Detective, se revisaba la historia hasta ahí hecha por el amigo Timm y compañía. Apelo a la memoria del lector para encontrar a alguien que también haya visto ese video (nunca más lo pude encontrar online ni en ningún otro lado). Hablaba, básicamente, de que los personajes crecen, que dejan legados, y que se adaptan al contínuo paso de los tiempos.
Duró aproximadamente cinco minutos, y cuando terminó, comenzó finalmente el primer capítulo de Batman Beyond.
Al principio me resultó raro: ya la paleta de colores era muy diferente. Si en la original TAS predominaban el negro y el rojo; en Gotham Knights viraban un poco más al amarillo; acá viran todavía más hacia los violetas, hacia los rosas. Colores que uno no asociaría instantáneamente con Batman, pero que sirvieron (con el perfecto uso que de ellos hicieron) para diferenciar el nuevo concepto de sus predecesoras.
¿Y qué pasaba en esta nueva serie? Ambientada unos treinta años en el futuro, un viejo y casi senil Bruce acepta a regañadientes entrenar a un pibe cabrón, testarudo y casi más cabeza dura que él, que no es para nada de la bat-family. ¿Cómo pasó eso? ¿Cómo es posible que los creadores no hayan elegido a Dick, o a Tim para continuar el legado de la capa y la capucha? Como dije, en principio la idea chocaba a un fanático acostumbrado a tantas horas de maravilla animada como nos venían dando, desde lo visual hasta lo propiamente argumental. El capítulo arranca con una intro en donde vemos a un viejo Batman (traje nuevo, todo rojo y negro, con capacidades aumentadas (fuerza, vuelo, etc) que no puede zafar de la muerte más que recurriendo a lo que combatió toda su vida: el uso de un arma. Bruce dice “hasta acá llegué”, “never again”, y se retira. Y la intro oficial arranca.
Ya esa intro oficial, me cautivó. Esa onda frenética, de imágenes rápidas, psicodélicas por momentos, llenas de color y movimiento, me pareció fastuosa. El episodio es doble y en él se sientan las bases de lo que vendrá (origen trágico del protagonista, villano principal nuevo, personajes secundarios y el mundo en el que todo se desarrollará).
Paul Dini dijo en una entrevista que Warner quería patear el tablero y hacer una serie con un Batman adolescente, más para los pibes. Obviamente (y gracias a los hados celestiales) les pararon el carro y les tiraron ideas de cómo hacer ese concepto BIEN. Y el resultado fue ese: no un Bruce Wayne adolescente (¿les suena la bosta de Gotham?) sino que fuese un pibe al que Bruce entrenara. Por más que quisieran, no se podían deshacer de un personaje como Wayne, que es imposible de quitar de ese universo. Los directivos dieron el OK, los creativos se pusieron manos a la obra, y el producto fue, de nuevo, excelente.
No dejaron nada sin explorar. La relación de Terry con el traje, con Bruce, con el Universo DC (con capítulos con Superman, con la Liga), con villanos clásicos. Mojando episodio a episodio en qué pasó desde que Bruce se retiró, en quiénes están vivos, en qué pasó con lBarbara Gordon, con Dick, con Timm. Si bien abrevan en algún que otro personaje de la serie clásica (Mr. Freeze, por ejemplo) le ponen mucha pila a crear nuevos conceptos, nuevas ideas, nuevos villanos a los que enfrentarse.
Desde lo visual, y como ya comenté más arriba, la paleta de colores es totalmente nueva. Vuelven al equipo diseñadores (como Ted Blackman, que la había descosido en TAS) a romperla en los fondos y diseños. Los nuevos villanos son muy originales, y el nuevo bati-traje es sencillamente perfecto: negro, rojo, nada más. Ni siquiera capa. Todo es fluido, práctico, futurista, maravilloso.
La música deja de lado las orquestaciones clásicas y se convierte en un mega hard rock guitarra y bata al palo. Bruce Timm le pasó a los músicos muchas bandas de heavy metal que al tipo le gustaban y les dijo “que suene como eso”, y vaya si lo lograron.
La parte actoral no se queda atrás, ni mucho menos. Kevin Conroy repite su rol como Bruce Wayne (con una interpretación maravillosa en donde el tipo suena como un viejo, comparenlá cuando se habla a “sí mismo” en el seminal capítulo de la JLU en donde los Batman del futuro y “pasado” se encuentran cara a cara). Y Terry McGinnis/Batman es interpretado por un pibe al que yo desconocía por completo, Will Friedle, pero que luego apareció en cuanta seria animada exista, y merecidamente. Se nota que el casting garpó, porque el pibe le mete garra, deja la vida en cada capítulo para ganarse un puesto muy difícil entre los fans que lo miraban medio de reojo.
Pero la serie es sensacional, innovadora, fresca. No comparto a quienes festejan que retiren a Bruce, porque MI Batman es y será Wayne toda la vida, pero sí la expansión del universo hasta este límite lógico y perfecto. Y lo hicieron tan bien que ha logrado salir de la pantalla chica e introducirse en la continuidad de los comics.
Y el broche de oro perfecto de esta serie es la perfecta “Batman Beyond: Return of the Joker”, película de la que ya hablé en otra ocasión y a la cual no me canso de alabar. Si te gusta el universo animado (desde TAS en adelante) y si te cebás con Batman Beyond, no podés dejar de ver esta película que sigue siendo controvertida al día de hoy, casi veinte años después. No sólo hay muertes (y de personajes grossos), electrocuciones, apuñalamientos, torturas y desgracias a granel. No sólo hay actuaciones vocales excepcionales y emotivas (Conroy poderoso, Friedle apasionado, Mark Hamill descontrolado e imparable). No solo hay una banda sonora poderosísima (que sigue en la onda metalera, pero entrecruzada con orquestaciones que te hacen poner la piel de gallina en todo el cuerpo). No solo hay todo eso, sino que la animación es sencillamente incomparable, majestuosa, infinitamente superior a cuanta serie o película del Timmverse haya venido antes o después, casi comparable con la de Akira misma. Uno de los animadores (cuenta Timm en el comentario de audio del DVD) que trabajó en la seminal película japonesa, se encargó especialmente de las explosiones del final y dijo que las iba a hacer todavía mejores que en aquella película de los´80. ¿Exagerado? Mirá las escenas donde el satélite dispara contra un batimóvil volador y hablamos.
En resumen, Beyond es una gema que nadie se esperaba. Todos creíamos que iba a ser medio un choreo pero olvidamos quién estaba detrás del proyecto, y nos cerraron el orto.
No sólo es un producto maravilloso por sí solo, sino que también expandió el universo en formas insospechadas y, de nuevo, elevó el listón de lo que se puede hacer en una serie animada de superhéroes.
¿Podía elevarse todavía más?
Sí, pero el final no está dentro de la serie, sino que vendría más adelante.
Volveremos.


