Quizás Final Crisis sea uno de los trabajos de Grant Morrison en DC Comics más criticados. Que se entiende a medias, que no se entiende, que tiene mucha información, que algunas cosas son muy flojas, que pasa demasiado, que algunos conceptos son demasiado simplones para la escala de epicidad que cuenta, que algunas tantas son innecesarias…
Bienvenidos sean al año 2008, y la Crisis del Universo DC según Morrison. O malvenidos sean. Si usted, querido lector, tuvo el placer de estar leyendo para esas épocas la épica regular de Batman y luego a los Seven Soldiers, quizás la experiencia de esta crisis sea menos dura.

Y es que, realmente, ¿Final Crisis es una crisis? Esta pregunta depende de cada lector. Adelanto que mi respuesta es sí.
Reseñar este comic sin hacer un análisis exhaustivo, sin spoilear demasiado y sin dedicarle al menos cinco notas, me parece una tarea titánica. Así que procuraré contextualizar un poco esta, a mi gusto, gran obra incomprendida llena de momentos maravillosos e impactantes.
¿Cuál es la trama de Final Crisis? Qué complicado responder esto. Y qué complicado resumir esta genial pieza del mundo superheroico. El mejor enfoque para hablar de Grant, es hacerlo como él: de forma desordenada y caótica. Así que…

Todo empieza con el asesinato de Orion. O quizás empieza antes, cuando el primitivo humano recibe el don de los dioses: el fuego (mucho gusto, Metron).. O quizás más atrás en el tiempo, con el concepto de los nuevos y viejos dioses. O quizás después, con el Cuarto Mundo de Jack Kirby que llega a su final, para dar lugar al Quinto Mundo en la Tierra. Con “La Muerte de los New Gods” DC quiso poner y justificar conceptos que… no perduraron, y que Morrison acomodó o barrió debajo de la alfombra a su antojo.

Con Mister Miracle en los Seven Soldiers of Victory, como adelanté en mi entrada anterior de esta columna, Morrison nos hacía una breve previa a lo que se traía entre manos. Y el resultado es lo más morrisoneano posible (al menos hasta Multiversity): la ecuación de la Anti-Vida se pone en marcha de una forma muy mundana. Entre humanos, entre internet y entre la televisión, llegar a todo el mundo es pan comido. Blanqueamos cómo funciona, y cómo es, en efecto, la fórmula. No es algo intangible, no es un arma, no es un poder psíquico. Es todo, es nada. Es una fórmula, ni más ni menos. La pérdida de la voluntad. Y Darkseid, que resurgen como una nueva encarnación en lo que Morrison da a entender que es el Quinto Mundo (nuestro planeta), lleva a cabo su cometido, lo logra. Esta es la historia de una Humanidad que debe imaginar algo superior a sus héroes para derrotar a los dioses. La mayor expresión contra la pérdida de la voluntad, es poder imaginar algo que la elimine. Este concepto es algo básico en el diccionario del escocés, pero quizás difícil de digerir (y hasta absurdo) cuando toca leerlo.
¿Qué pasa en el medio de toda la Crisis? Batman salva el día a medias (al que dábamos por muerto, o medio muerto, o mínimo con un chaleco de fuerza… si veníamos leyendo la regular también escrita por Morrison), Superman es Superman, la imaginación y la metaficción juegan un papel clave en la resolución de la trama… y el retorno del corazón del universo DC, capricho de los altos mandos y de Geoff Johns (y que a Morrison claramente no le pareció mala idea ni de cerca): Barry Allen.

En principio quiero dar un punto de vista más personal al respecto: el mayor error de DC fue vender este título como un evento, como una típica crisis de DC.Porque no hay nada más alejado de esto. Final Crisis es una parte de las tantas que forman la obra completa de Grant Morrison en DC desde que volvió a Batman con Batman and Son. Batman, Seven Soldiers, Final Crisis, The Return of Bruce Wayne, Multiversity… todo forma parte de una gran idea de Morrison segmentada. Final Crisis y sus consecuencias son principalmente una repercusión y necesidad en el título de Batman, de acá a años. Si en la JLA empezó la idea de Batman como una suerte de dios imbatible y preparado para todo, acá ya lo vemos jugar mano a mano contra uno, y destruir su juramento tras descubrir el asesinato de Orion. Probablemente una de las páginas más espectaculares de DC en general sea esa Sanción Omega. También es la excusa para traer a Barry, quien al encontrarse con Iris se disculpa por “llegar tarde”, como siempre pasó en la Silver Age, el tipo súper veloz que nunca llegaba a tiempo. Porque de esto también se trata la crisis, de traer conceptos viejos y renovarlos. Para explicar por qué Superman es Superman y solo él puede salvar el día (o sólo ellos, ustedes entenderán). Porque si hay una máquina milagrosa en algún lugar del universo, solamente la esperanza encarnada puede encontrarla y ponerla en marcha. ¿Hay algo más increible que esa alineación de 52 tierras? No Sr. Presidente, seguramente no.

Leer Final Crisis por sí sola… poder se puede, y se disfruta. Pero hay mucho que queda afuera, y mucho que no se resuelve. El destino de Batman y el gran y último pataleo de Darkseid es revelado años después, pero de una forma categórica y minuciosamente planeada. Tanto que Blackest Night tuvo que usar comillas cuando todos los muertos reviven (si leyeron, entenderán).
Esta obra es un paseo por la mitología de DC, por el misterio y su resolución gracias a Batman, por la fantasía y la Silver Age llevado a cabo por Superman, por la esperanza y la necesidad de volver a sentir tibieza en los huesos gracias a Barry, en una frivolidad editorial que venía arrastrándose desde hace años.

Por supuesto que no todo es color de rosas, porque el papel de Wonder Woman se resuelve casi por fuera de las viñetas, y Aquaman… bien, gracias. Ni hablar lo de nuestro querido Marciano, al que podemos hasta tachar de innecesario. Según palabras del autor, no quiso detenerse en cosas “aburridas” y quería centrarse en la trama principal y la acción. No estoy muy de acuerdo con esta justificación, más si la forma de arreglar todo el despelote argumental se basa en un deus ex machina que aparece un número antes del final. Pero quienes leímos Animal Man, no sólo podemos quedar conformes con todo este lío, sino sentir alegría al ver que ciertas cosas no se han perdido.
Por supuesto que toda la locura de Morrison quedaría opacada si no entra en sintonía con el dibujo. En este caso, J.G Jones (con quien ya había trabajado en Marvel Boy), a gusto personal, la descose. Ni hablar de las portadas que se arma (toda la serie de Final Crisis tiene dos portadas: A y B. La portada B del nº4, con Darkseid, es una maravilla de imponente). Lamentablemente Jones no se banca toda la serie (aunque eran apenas siete números), y con sus increíbles escenas de acción y splash pages, uno se imaginaría que otro dibujante es un garrón. Pero vienen atrás a bancar los trapos como titulares o lápices finales Carlos Pacheco y Doug Mahnke, a los cuales tampoco se puede criticar. Entre todos mantienen una línea de cordura suficiente para que ni siquiera te importe el cambio, y hasta posiblemente te guste. La narrativa no pierde, la acción sigue ahí, las viñetas épicas con todo el bardo que te transporta a estar ante EL kilombo de kilombos… autores de este calibre son los indicados para poder retratar algo así, no podés ir a menos. Los estilos son bastante inconfundibles, y el último número es 100% Mahnke, quien pareciera dejarse la vida desde lo visto en Frankenstein (Seven Soldiers).

Sólo me queda por decirles que si no leen Final Crisis porque les dijeron que es una lectura complicada, no hagan caso y la lean igual. Y si no la leen porque les dijeron que es mala, léanla igual. Complíquense la vida, que al cabo somos lectores de historieta y nos encanta sufrir por la continuidad, el completismo y las contradicciones. Lo llevamos en la sangre.
Y por favor, háganse otro favor y lean Superman Beyond, que es pieza fundamental para entender todo este despelote hermoso. Monitores, multiverso, dioses y fórmulas. El pancito para empujar el tuco y dejar el plato limpio.
Larga vida a Morrison.

3 respuestas a «Final Crisis»
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A mí no me gustó Final Crisis, no porque sea complicada o no , Morrison goza complicando historias que podrían ser mucho más simples sino porque no me provocó mucha emoción, me pareció incluso aburrida a ratos, no logra transmitir que el destino de la tierra y los héroes esta en juego, no se siente ese vértigo, esa tensión.
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Morrison genio.
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Yo no tuve ningún problema enteniendo esto, me parece que los que no entendieron eran fans de image de los 90s o algo así, por qué es hasta simple comparada con otras obras del dolape.
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