Para Grant Morrison, Seaguy iba a ser más que un comic: Era su arma para enfrentar la tendencia de personajes rudos y cínicos que pululaban en la era moderna de los comics. Para hacer más meollo de la cuestión, agregaba sin pelos en la lengua que esos comics estaban producidos por los tipos menos talentosos que te puedas imaginar. Ironías aparte, lo que él buscaba era una nueva vanguardia en los comics comerciales.
Publicación
Lastimosamente Seaguy es una trilogía incompleta de la que solamente se publicaron dos partes. La primera salió bajo el glorioso sello Vertigo en el 2004. Slaves of Mickey Eye salió en Abril del 2009 y aún estamos a la espera de Seaguy Eternal. En el mercado estadounidense solamente la primera parte fue recopilada en TPB.
En el 2007, Planeta de Agostini publicó un TBP solo con la primera parte. Recién 15 años después, los lectores en español pudieron disfrutar las dos partes gracias a ECC. En el 2022 salió en tapa dura, como parte de la Biblioteca Grant Morrison.
Lo clásico se renueva
Las comparaciones son odiosas, pero si nos ponemos a analizar material de esa época, hay que tener en cuenta el sello ABC (America’s Best Comics) en el que otro autor, cansado de las tendencias de los comics de aquel tiempo, sumado al enfoque de personajes, decidió volver a las bases y buscar darle el encanto de los pulps que los comics habían perdido. Así surgieron grandes obras como Top Ten, Promethea y otras no tan notables como Tom Strong. Fue una época en la que el némesis de Morrison demostró que podía seguir sorprendiendo sin perder un pelo de su Mooriosa barba.
La trilogía que aún no fue
Inicialmente, Seaguy fue pensada como una trilogía conceptual. Las ventas de la primera parte no acompañaron al proyecto y hubo una diferencia de cinco años con la publicación de la continuación, “The Slaves of Mickey Eye”. Hasta la fecha, la tercera parte “Seaguy Eternal” no fue publicada. Incluso hay un rumor de fans que señala que el buen Grant participó en la serie semanal “52” para tener más chances de que se publicara la segunda parte de esta trilogía. Lo curioso es el cambio de tono entre ambas partes. La primera, más ingenua. La segunda, superhéroes a lo Morrison.
Aventuras
Las veces en las que leí la primera parte de esta saga, siempre me llamaron la atención dos cosas: Lo naïf del protagonista y lo mucho que se parece a la literatura de aventuras infantiles, pero con el sello indiscutible del hombre al que no se le mueve un pelo al escribir.
Seaguy es un superhéroe en un mundo donde ya no existen los héroes. No son necesarios después de un evento que es un guiño-plagio-homenaje a Crisis en Tierras Infinitas, con una página completa dedicada a imitar el clímax de la maxisaga ochentosa. Seaguy vive el día a día junto a su amigo Chubby, un atún volador malhablado. No tiene grandes emociones más allá de ver los dibujos de Mickey Eye, una parodia ocular del ratón de Disney. También está ganarle cada tanto uno que otro partido de ajedrez a la muerte.
Un poco por casualidad, o un poco por el destino, se cumple su deseo de vivir aventuras –aunque no sea muy consciente de lo que esto conlleva- para convertirse en un héroe y así She-beard se entera de que existe. Así termina enfrentando a villanos en altamar, luego viaja a la Atlántida y finalmente a la luna. En cada una de estas secciones, el guionista y su cómplice ideal para este comic – el dibujante Cameron Stewart- hacen un gran despliegue de una imaginación desbordada. Logran un mix donde imprimen su personalidad a los tópicos de los clásicos de aventuras, con vueltas de tuerca en donde el tono paródico los salva de caer en una narrativa rebuscada. Para que se den una idea, es una suerte de Elige tu Propia Aventura a lo Morrison.
En palabras del propio Grant, “La primera parte fue su infancia. Es la idea de ser bastante ignorante frente a lo que sucede y querer tener aventuras. También están los compañeros parlanchines y los amigos imaginarios. Entonces, es el Seaguy niño”.
Superhéroes
El tono cambia en la segunda parte cuando el ritmo desenfrenado y el humor ácido dan lugar a una historia de superhéroes donde esa conspiración subyacente en la narrativa se vuelve evidente y pasa a ocupar el eje de la historia. Ahora hay un enemigo tangible que no duda en matar con total frialdad y un peligro aún más tangible a los que se tienen que enfrentar los héroes. Por otro lado, el peso y rol de los Mickey Eye, que ya eran escabrosos en la primera parte, toma mayor peso como grandes artífices de la conspiración y control de la población. En este sentido, la metáfora no es elaborada ni sutil. Es una crítica muy frontal a la sociedad actual en la que los autores dejan plasmada su mirada.
Por supuesto, la impronta del escocés sigue vigente, las parodias y el despliegue imaginativo están presentes. Sin embargo, esta historia en líneas generales es el típico despertar del superhéroe y su lucha contra el mal.
Hay más desarrollo de los personajes secundarios. Sobre todo, de Seadog y She-beard, que se convierten en impulsores de las acciones del buzo sin poderes. Hay incluso una suerte de triángulo amoroso entre los tres, que suma bastante al clímax de la historia y le da el toque emotivo necesario a la evolución del mundo de Seaguy.
En lo personal, disfruté aún más el trabajo de Cameron Stewart, que demostró un pulso narrativo muy elegante para las secuencias de acción, incluso cuando el gore está presente.
“Ésta es la versión adolescente de Seaguy. Es bastante oscura, sombría y rara pero también es muy divertida. La última parte es un adulto maduro. Así que va a ser otra vez una versión diferente. Pero se trata básicamente de este tipo creciendo y enterándose de la verdad sobre las cosas”
¿Quién vigila a los guionistas?
Han pasado más de catorce años desde que se publicó “Slaves of Mickey Eye”. A pesar de que nuestro querido hombre imaginativo sostuvo en una entrevista que se publicó en The Guardian en 2013 que el guion es lo mejor que escribió y que está listo, las esperanzas de que la trilogía llegue a su fin se van disipando con el paso del tiempo. Si tenemos en cuenta el cambio de tono que hubo entre las dos partes, la tercera y cierre, prometía algo épico e ingresó al Top 5 de sus obras no escritas.
Entre convencido sobre la calidad de su obra y un poco sádico al saber que posiblemente no la veamos publicada, Grant expresa “Cuando lleguemos al tercer libro, será una historia muy seria de superhéroes. Esto es mi Watchmen, realmente” No es la primera vez que compara su obra con ese título, sin embargo, aquí prometía algo impactante. Si ya hizo meollo de la calidad de esta obra que aún no vimos, apuesta aún más al mencionar una de sus obras clave “Es un gran libro de superhéroes. Lo más parecido en mis trabajos anteriores es all Star-Superman”
Para colmo, agrega aún más expectativas “Es aquí donde voy a hablar sobre la idea de los superhéroes. Es algo así como una trama de conspiración. Vamos a comenzar a ver más y más de lo que realmente está pasando. Esta serie es una transición del mundo en el que vivimos al mundo de Seaguy, que está ubicado entre 50 y 70 años en el futuro. Lo creas o no, es bastante realista al final en el sentido de cómo el mundo llegó a ser así y cuál es la verdadera porquería detrás de todo.”
Diversión asegurada
Si bien está lejos de lo mejor que el escocés tiene para ofrecernos, Seaguy es una muestra de su imaginación desbocada y sentido del humor ácido. Es curioso que él piense lo contrario al sostener que es lo mejor que escribió y desea que Seaguy sea su declaración sobre la vida, la muerte y el universo. La primera parte tiene muchísimo de las aventuras infantiles en las que la sorpresa y las emociones son el ingrediente obligatorio. La segunda, es casi una historia de superhéroes de género. Lamentablemente, el ritmo vertiginoso de la obra, sobre todo de la primera parte, hace que muchas escenas e ideas se sientan desaprovechadas.
Más allá de eso, es un buen rato garantizado.