Este mes tocan dos obras ambientadas en mundos post-apocalíticos donde las protagonistas tienen que luchar contra entornos endemoniadamente hostiles y ganarle al destino. Y, por otro lado, una novela gráfica de no ficción en la que queda plasmado que la realidad puede ser muchísimo más violenta y desgarradora que la misma tierra devastada.
El crepúsculo de Themyscira
Por lo general, las historias crepusculares de superhéroes juegan con la caída y resurgimiento de la grandeza de esos personajes a los que tanto queremos. Otras veces, hay una exaltación al sadismo de artistas/ lectores como fue el caso de The Last Avengers Story. Sin embargo, hay otras donde los autores se las arreglan para poner todo en contra de los protagonistas y hacer resaltar su verdadera esencia. Para Daniel Warren Johnson las cosas están muy claras con Wonder Woman: es una amazona y punto. Una guerrera llena de furia que puede cambiar el mundo.
La base de Wonder Woman: Dead Earth, -publicada en la línea para adultos de DC, Black Label- es llevar a la amazona a un mundo post-apocalíptico que fusiona elementos de Mad Max Beyond Thunderdome, donde la sociedad está intentando resurgir en un entorno peligroso y mayormente yermo. Los habitantes viven bajo el precepto de matar antes de que te maten y son sumamente violentos. A pesar de todo esto, hay una suerte de organización social con reminiscencias del imperio romano –con Coliseo incluido-. El líder tiene su propia agenda y acentúa la naturaleza conflictiva con más violencia, cosa que va a sufrir Diana durante el primer tomo.
Si las cosas ya de por sí no fuesen lo suficiente complicadas, al señor Warren Johnson se le ocurre introducir otro elemento para que estas personas y la mismísima Diana la pasen todavía peor: Kaijus que atacan en hordas. Ataques tan brutales y sistemáticos que parece que van a destruir lo poco que queda de la humanidad de la forma más violenta y cruenta posible. Warren Johnson no escatima en detalles con tintes gore y muestra que esa gente la está pasando muy mal. Es aquí donde la amazona deja en claro que Wonder Woman no es un título que le pusieron porque sí y logra detener el ataque. Al mismo tiempo se gana el respeto de esa gente y llega a convertirse en la líder que los va a llevar a un nuevo destino donde la sociedad va a poder renacer: Themyscira. Esas preguntas que les surgen, como ¿dónde están los otros héroes? O ¿de dónde vienen esos kaijus? tienen su respuesta en varios flashbacks a medida que avanza la historia. Al ser de la línea de Black Label, muchas son bastante impactantes y bastante duras. Como debe ser un buen comic.
A nivel técnico, hay que aplaudir el trabajo que hizo el autor para retratar ese mundo y darles detalles muy grotescos a los Kaijus –que tienen su razón de ser- pero hay algunas viñetas y donde hay aberraciones anatómicas. Una lástima
La edición de Ovni Press es bastante digna, incluso con lo que significa el papel obra para los colores de una obra tan reciente. Es cierto, se la jugaron e hicieron realidad una edición local de Wonder Woman: Tierra muerta y eso merece un aplauso.
Cyberpunk desenfrenado
El cyberpunk y el género post apocalíptico ganaron un espacio importante en la historieta nacional gracias a genios como Ricardo Barreiro y Juan Zanotto. Tuvo su auge entre los ´80 y ´90 con obras como “Nueva York Año Cero”. Cada tanto vuelve a las viñetas de producción local, siempre y cuando los artistas se animen. Hay que decir la verdad: conlleva un esfuerzo importante en la construcción del mundo, tanto desde el guion como en el apartado gráfico. Dicho de otra forma, un trabajo para valientes comprometidos. Y es así como Hor Lang –nombre artístico de Horacio Langlois- se animó y sorprendió con «Jeny y el Post-Mundo» en la página Webcomic Mutante.
Esta obra, muy influenciada por el manga de los´80, con claras referencias a Katsuhiro Ôtomo y a Masamune Shirow, nos sumerge en un mundo donde impera la degradación social en medio de las ruinas de lo que quedó tras el colapso de nuestra civilización. Por otro lado, hay elementos de la ciencia ficción tipo 2000 AD, especialmente Judge Dredd, en donde los habitantes ya están acostumbrados e instalados en ese entorno. En este sentido, cada página es brillante. El mix de especies, mutantes, robots que coexisten de manera natural, le da un flujo narrativo sumamente orgánico al comic. A pesar de los detalles, no hay saturación visual y a medida que avanzan los capítulos, Lang se anima a más. Apuesta por ángulos difíciles, escorzos. Las secuencias de acción evolucionan. Impresionante realmente.
Los primeros capítulos de “Jeny y el post-mundo” son auto conclusivos. Historias de acción en la que ella se enfrenta a una que otra amenaza de turno y al invasor, que demuestra más patetismo que peligrosidad. Son bastante divertidos y dinámicos. A medida que avanza la trama, el autor comienza a tantear el origen de ese mundo y también nos trae de vuelta a su gran personaje, el pequeño Timy, aquí horriblemente mutado. Alrededor del octavo-noveno episodio comienza a haber una continuidad en la que profundiza el origen de ese post-mundo y también se anima a pequeñas saguitas de dos o tres capítulos como una en la que terminan luchando por sobrevivir en el espacio y en mundos alienígenas.
Hor Lang se hizo conocido por su webcomic “El pequeño Timy”, una parodia costumbrista de nuestra sociedad con mucho humor negro en la que el protagonista la pasaba muy mal y era masacrado en cada capítulo. Entre los personajes secundarios, destacaban su padre, neuróticamente paranoico. y su hermana mayor, Jeny, una nena ácida y un poco más inteligente que el resto de la familia, que siempre tenía un comentario sarcástico o una crítica para terminar de cerrar ese mundo. Obviamente dio un paso más allá al apostar por la ciencia ficción y la construcción de un entorno mucho más rico en “Jeny y el post-mundo”
Una obra jugada, divertida e ilustrada como los dioses. Excelente la edición en papel de la mano de Hotel de las ideas.
La hierba del recuerdo
Agradezco que aún haya obras que impacten tanto que obliguen a reflexionar e investigar después de haber terminado la lectura. Hierba es una novela gráfica de no ficción multi-premiada de la autora coreana Keum Suk Gendry-Kim, que retrata la vida de Lee Ok-Sun, una víctima de esclavitud sexual por parte del ejército japonés durante la ocupación de Corea.
Al tratarse de una serie de entrevistas, la autora intenta generar un nexo emocional, sin embargo, la vida de Lee Ok-Sun le es dolorosa de recordar. En muchos pasajes es evidente que ella se cerró al contar su historia. No profundizó en detalles y Keum Suk Gendry-Kim tuvo la delicadeza de no insistir. Lo sorprendente es que encontró una forma de usarlo como un recurso narrativo elegante. Elipsis muy bien posicionadas y silencios que dejan en claro que el recuerdo todavía desgarra. Esas heridas de vida aún no se cerraron. Incluso hay una secuencia donde utiliza solamente viñetas en negro. El resultado deja la piel de gallina y es tan efectivo que conmueve.
La novela narra la vida de Ok-Sun, desde una durísima infancia, donde su máximo deseo era ir a la escuela. En ese entonces luchaban por sobrevivir en un entorno socio-económico muy difícil donde escaseaba la comida y la miseria se acentuaba cada vez más. La esperanza apareció cuando un hombre la adoptó y le prometió que iría a la escuela. Era mentira. La utilizó para trabajos durísimos en condiciones de vida no mejores a las que la había mantenido su familia. Y lo peor aún estaba por llegar.
En 1942, cuando tenía tan solo 16 años un grupo de soldados japoneses la secuestró para llevarla a una “casa de consuelo” y convertirla en esclava sexual para las tropas. Si la narrativa hasta aquí era dura, la crudeza se acentúa junto a su sufrimiento. Aplaudo a la autora por la delicadeza y el acierto de no haber dibujado una sola escena de sexo en la novela gráfica. No vienen al caso, porque lo que importa en esta narrativa son los efectos que generaron en el alma de Lee Ok-Sun y cómo luchó para encontrar algo que la ayudase a sobrevivir a ese trato inhumano que se refleja con maestría en las viñetas.
Hierba es una obra impactante, narrada con mucha simpleza y elegancia. Ahonda uno de los actos más grotescos de la guerra desde la perspectiva humana de una de sus protagonistas y llega. Es uno de esos libros que hay que tener en la biblioteca y releer cada tanto.
La edición de Reservoir Books se puede conseguir a muy buen precio.
2 comentarios