Antes de ECC, antes de EDT, antes de Glénat, hubo una editorial española llamada Otakuland, dirigida por el comerciante y distribuidor Javier Peinado, que publicó por primera vez en nuestro idioma los mangas de Suehiro Maruo. Y no se anduvo con chiquitas: en 2004, cuando el maestro del eroguro era virtualmente desconocido en España, lanzó dos libros de historias cortas, uno más tremendo que el otro: D.D.T. y New National Kid. Ahí están los trabajos de Maruo de los años´80 y principios de lo ´90 que le permitieron asentarse como autor en la prestigiosa antología Garo y dejar gradualmente su laburo como ilustrador en revistas porno. Y está, por supuesto, ese amor por la atrocidad: la sangre, las mutilaciones, las violaciones, la gente que estalla esparciendo sus entrañas por toda la página, la crueldad sin límites y los insectos, por todos lados los insectos, para dejar bien claro que se está pudriendo todo, todo el tiempo.
A medida que se agotaron, los libros más emblemáticos de Maruo se empezaron a reeditar en las distintas editoriales que tomaron la posta para mantener en sus catálogos al prócer del eroguro. Pero D.D.T. y New National Kid nunca se reeditaron y hoy son MUY difíciles de conseguir. Me quiero centrar en uno solo de estos dos libros, para no marear a los lectores.
New National Kid me parece el más relevante de los dos tomos publicados por Otakuland, por lo tremendo de su contenido. La edición española consta de 216 páginas repletas de historias cortas una más bestial que la otra, e incluye la primera historieta de Maruo que fuera publicada fuera de Japón, la polémica y estremecedora El Planeta de los Japos. Un rápido recorrido por los sitios de venta online de libros te va a llevar a la conclusión más triste de tu vida: NADIE tiene este libro en venta. Solo encontré un ejemplar de segunda mano ofrecido en La Casa del Libro, al precio demencial de 190 euros. Después, en todas las demás páginas que habitualmente consultamos, figura como agotado, descatalogado, o ni si quiera se hacen cargo de que existe.
Ya habrá tiempo para indignarse, o para buscar respuestas a la pregunta de por qué se reeditan La Sonrisa del Vampiro, o Midori, y no New National Kid. Mientras tanto, te cuento que el único país donde existe una edición de New National Kid fuera de España y Japón es Francia. Allá se publicó 10 años más tarde, en 2014, en un libro de tapa dura con 272 páginas, lo que me hace suponer que incluye muchas más historias cortas que la edición española. Habría que cotejar si ese material extra aparece o no en los otros tomos de historias cortas de Maruo que circulan en castellano, porque los franceses son capaces de haber agregado historietas de la Garo, o de otras revistas, que nunca se tradujeron a nuestro idioma. Lo que sé con certeza es que el tomo francés, publicado por Lezard Noir, también está agotado y nunca se reeditó. Pero en Amazon ofrecen varios ejemplares a un precio casi razonable, entre 40 y 49 euros, por supuesto usados.
¿Y qué onda la edición ponja? En el País del Sol Naciente, este libro se llama Shin National Kid, y lo publicó el sello Seirin Kōgeisha allá por Noviembre de 1999. En EBay un usuario de Japón ofrece esta edición a módicos 17 dólares. Claro, no hace envíos a Argentina, pero por ahí encontrás la forma de triangularlo. Y después hubo otra edición, de la que toma la portada la versión francesa, y que se consigue a unos 20 dólares, también en EBay. Pero estas son opciones solo para la ínfima porción de lectores que entiende japonés… o que le importa un carajo entender o no los diálogos y los textos…
Seguramente si no sos fan de Suehiro Maruo, o si vivís en un iglú y nunca lo habías oído nombrar, no recomiendo empezar por New National Kid. Estas son historias para lectores que ya compraron la Fórmula Maruo, no para cebar a nuevos fans. En parte porque el dibujo muestra a un Maruo primerizo, todavía muy lejos del nivel que le veremos en obras posteriores. Pero ya está, desde el vamos, la impronta única del genio: ese origen autodidacta que lo lleva a no parecerse a ninguno de los mangakas de su generación, sino a los antiguos grabadistas, o a dibujantes europeos, como Vittorio Giardino o André Juillard. También aparece temprano el clima surreal, lo onírico como reemplazo de la lógica argumental. Muchas historias son bizarreadas sin pies ni cabeza, con momentos que parecen tomados de sueños –o más bien pesadillas- del autor. Y, como en los sueños, en las historietas de Maruo aparecen también imágenes poderosísimas, de increíble belleza y sublime vuelo poético. Por ahí no en la historia del pibe con dos porongas que fantasea con llenarle dos agujeros a la vez a la chica que le gusta, pero en casi todas las demás (me vienen a la mente las dos de Hormigas Eléctricas, delirios dignos de David Cronenberg en ácido), entre los hectolitros de sangre y los cuerpos destrozados, se cuela un lirismo casi imposible de reproducir.
Dentro de lo que es la narrativa más convencional, tenemos que destacar los tres episodios de Pécora (protagonizados por una colegiala maligna y perturbadora) y por supuesto, El Planeta de los Japos, la impactante ucronía (o What If…, para decirlo en términos comiqueros) en la que Maruo nos cuenta una Segunda Guerra Mundial que termina cuando Japón lanza bombas atómicas sobre Los Angeles y San Francisco y EEUU presenta su rendición incondicional para someterse a la ocupación (y todo tipo de humillaciones) por parte del Imperio del Sol Naciente. Esas 28 páginas justifican todo el libro.
Ojalá haya alguna vez una nueva edición de New National Kid en castellano, como para que los fans de Maruo dejen de apuñalarse unos a otros por un ejemplar del 2004. Y como siempre digo, si lo tenés, no se te ocurra prestarlo. Nadie en su sano juicio devuelve este libro. Nadie.


