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NOTAS

Aquaman (parte 3)

En nuestro repaso por los 75 años del Rey de los Mares, llegamos a la turbulenta década del ´70.
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Miércoles 03 de mayo, 2017

5. AGUAS PELIGROSAS

Si alguna vez te interesaste por los años finales de la Silver Age, seguramente descubriste que en 1968 DC, harta de perder terreno todos los días frente a Marvel, encaró una audaz renovación de su staff de coordinadores y de toda su línea de comics. Así es como en la revista de Aquaman se terminó la etapa de Nick Cardy (y su habitual guionista Bob Haney) y a partir del n°40, la serie se convirtió en una especie de larguísima novela. A lo largo de ocho episodios interconectados (algo poco frecuente en los comics de esa época) Aquaman emprende la búsqueda de una desaparecida Mera, mientras Aqualad y Aquagirl tratan de impedir un golpe de estado en Atlantis, instigado por la ausencia del rey. La ambiciosa movida fue orquestada por dos notables autores que venían de la editorial Charlton, con hambre de gloria: el guionista Steve Skeates y el dibujante Jim Aparo.

El giro hacia una onda menos ingenua, más dramática y más realista hace que los lectores más adultos empiecen a prestarle atención a Aquaman. La interesantísima etapa de Skeates y Aparo es la primera en tocar temas vinculados a la política y a la ecología desde una óptica un poco más madura, y además tiene hitos como “Is California Sinking?” (nº53) y “The Creature That Devoured Detroit” (n°56). Pero aún así las ventas bajan y aquel memorable nº56 (Abr.71), será el último. Sin dudas, los dos años de Skeates y Aparo son los mejores en los primeros 30 años de historia del personaje.

Y por primera vez en tres décadas, Aquaman se queda sin un hogar para sus aventuras en solitario. Durante varios años, los lectores tendrán que conformarse con verlo en las páginas de la Justice League of America y a partir de 1976, también en los comics de los Super Friends que recrean (con los hermosos dibujos de nuestra ya conocida Ramona Fradon) la onda ingenua de esos dibujos animados tan populares, en los que tantas veces el rol de Aquaman era prácticamente bochornoso.

6. SANGRE EN EL OCEANO

Pero primero tenemos que detenernos en 1975, cuando la revista Adventure Comics (antiguo hogar de Aquaman) se queda sin protagonista tras el abrupto final de la escabrosa Wrath of the Spectre. Gracias al éxito de los dibujos animados de Super Friends, Aquaman (que había aparecido como soporte del Spectre en un puñado de números) es el elegido para ocupar las tapas y la historia central de Adventure, a partir del n°441. Jim Aparo se reencuentra con su amigo acuático, y a cargo de los guiones queda un joven gauchito y promisorio, que trabajaba en la editorial, básicamente en tareas administrativas: un tal Paul Levitz.

El Aquaman de Levitz es menos osado y experimental que el de Skeates, pero no por eso vuelve la onda ingenua y fantasiosa. De hecho, esta serie tiene momentos “grim ‘n gritty” (pesados y amargos) mucho antes de que el “grim ‘n gritty” se pusiera de moda. Pronto empieza un desfile de villanos uno más sacado que otro (entre ellos, villanos de otras series, como Shark, Starro y Weather Wizard) y, como trasfondo, una conspiración que termina con Aquaman derrocado del trono y exiliado de Atlantis. Por si faltara algo, en el n°452 (ya con David Michelinie como guionista), Black Manta asesina a sangre fría a Arthur Jr., el hijito de Aquaman. “Death of a Prince” es la culminación de otra saga extensa, retorcida, traumática, que cambiará por siempre el rumbo del personaje y establecerá a Black Manta como EL archienemigo por antonomasia de nuestro anfibio favorito.

El impacto de aquel trágico desenlace es grosso, lo cual es algo lógico si pensamos que en 1977 era poco frecuente que murieran personajes en los comics de superhéroes, y menos que un héroe no lograra salvar la vida de su propio hijo. Como consecuencia, Aquaman pasa al toque a su propia revista (que retoma la numeración de la anterior, con el n°57), en la que el rey destronado sale a machacar villanos sin piedad, cegado por la tragedia.

Esta breve etapa incluye primero un cambio de dibujante, con la llegada de un inspiradísimo Don Newton, y más tarde un cambio de guionista, cuando el habitualmente poco inspirado Paul Kuppeberg reemplaza a Michelinie. Para su despedida en el nº61, el guionista se guarda la resolución de un plot que se venía cocinando a fuego lento: una linda batalla contra Kobra, en la que Aquaman hace team-up con Batman y Newton dibuja al recontra-palo.

Pero estamos en 1978 y llega la implosión de DC, aquella infausta movida en la que se cancelan de un día para el otro decenas de series. Por supuesto la de Aquaman no está entre las que zafan del guadañazo y así es como la persiana baja en el n°63.

¿De nuevo en la calle, viejita? Y sí… pero por poco tiempo