Lo más impresionante de esta miniserie, si bien es algo que se va mantener, pero en esta por ser la primera resalta mucho más, es la cantidad de construcción que va haciendo Kurt Busiek de todo un universo nuevo y desconocido para el lector. Hay una ligera trampa, porque muchos de los personajes, si bien son distintos, son muy parecidos a otros de las grandes compañías, pero de todas formas, casi sin que nos demos cuenta, numero a número se suma información, se siembran preguntas a responder más adelante y se teje un universo que para el final de la miniserie ya no nos es para nada ajeno. Samaritan, Winged Victory, Jack in the box, The First Family, CrackerJack, Silver Agent, The Honor Guard, todos y cada uno de ellos entre tantos otros, dejan de ser solo nombres que alguien menciona, para ser personajes con un trasfondo, una personalidad y una historia, que por ahí todavía no conocemos, pero de la que sin duda queremos saber más. Por suerte en este punto los autores nunca defraudan y, con el correr de los años, nos brindaron mucha más información sobre estos personajes.
Para el final de la miniserie es imposible no haberse hecho fan de la misma, y salir a los gritos a pedir que la cosa continúe. Por suerte hay más, y en cantidades.
LA PRIMERA ONGOING
Unos meses después del final de la miniserie arrancaría la primer serie regular de Astro City, que sería publicada en Image hasta el nº 14 y por DC desde el 15, después de que Jim Lee les vendiera WildStorm. Sin embargo la revista conservó en su portada el logo de Homage (no el de DC) hasta su cierre. Durante la publicación de la serie, Busiek empezó a experimentar varios problemas serios de salud que lo obligaron a interrumpir su escritura, lo que causó varias interrupciones, hasta llegar a la decisión de detener de manera indefinida su publicación con el nº 22.
Muchas de mis historias favoritas de Astro City se encuentran en esta serie, así como también las que menos me gustan, pero eso es entendible en cierto punto y voy a tratar de explicar el por qué. Como dije, me enamoré de la serie con la primera miniserie cuando el guionista decidió correr el eje lo más posible de los conflictos de los héroes. Lo que más disfrutaba era el formato de episodios autoconclusivos que usaba, algo que con una serie larga por delante decide romper, con diversos resultados, pero que en lo personal creo que restan más de lo que suman, al menos en esta primera etapa.
El primer episodio es contundente, incluso mucho más que el primero de la miniserie, y si en aquel (para lograr una identificación rápida y meternos de lleno en el tono de las historias) nos contaban los padecimientos de “Superman” por no tener tiempo para sí mismo, acá opta por hacer lo opuesto y centra el foco en una padre recién llegado con sus dos hijas a la ciudad y cómo se enamora de la misma. Y esta fórmula va a ser casi una constante, cada vez que la serie tenga un nuevo nº 1, Busiek va a suponer correctamente que ese es el primer número de alguien, y encontrar una forma contundente de plasmar el concepto de la serie en 22 paginas.
Así que acá lo hace de nuevo, y después de ese primer número que nos vuelve a presentar la ciudad con sus defectos y sus virtudes, la serie nos enamora nuevamente como la ciudad lo hace con Ben Pullam y deja todo el terreno listo para un arco de dos numeritos que se encuentran, sin ninguna duda, entre mis favoritos. “Everyday Life” se mete de lleno con la First Family, una especie de Fantastic Four de este universo, pero la historia hace foco (de manera muy inteligente) en la vida de Astra, la pequeña hija de Natalie Furst y Rex, el hijo de una de sus peores enemigos. De esta forma nos cuenta que esta nena, que tuvo aventuras en el espacio y otras dimensiones, que se transforma en un ser de energía superpoderoso, y que recibe todo tipo de conocimientos gracias a sus maestros virtuales, sabe mucho de ciencia y combate, pero muy poco de la vida cotidiana y algo tan estúpido como un juego de rayuela, le hace ver lo que le gustaría tener una vida normal. Astra se escapa de su casa para poder ir a la escuela como si fuera una niña más, hacer amigas, mirar televisión y competir a la rayuela con la nena que la tiene más clara con el juego. Así contado, por ahí parece una huevada, pero lo que hace Busiek es increíble, no solo por la humanidad con la que nutre a Astra, sino por cómo trata un tema tan simple como alguien que añora algo que la mayoría damos por sentado. Ese cambio de enfoque es lo hermoso. Todos fantaseamos alguna vez con tener superpoderes, salvar al mundo, etc. Tiene sentido que en el caso de una persona que siempre vivió esa vida, su añoranza venga por el lado de las cosas más simples. Ya habíamos visto algo parecido en la primera historia del Samaritan, pero como se centraba en el tiempo para volar y en general uno no vuela, el impacto emocional de esa historia no es tan fuerte como el de ésta, donde todo se reduce a querer ser “normal”.
Después viene el arco favorito de muchos, que es la saga del Confessor, pero -como ya dije- para mí en los arcos largos la serie pierde fuerza, y este es un claro ejemplo. Me parece que el amor que mucha gente le tiene a esta saga es culpa de la batmanfilia que padece el comiquero promedio, que hace que se cague encima en cuanto ve cualquier emulo del murciélago. De todos modos, una saga floja en Astro City sigue estando muy por encima del promedio. La gran ventaja que tiene Confessions es que el foco está puesto sobre Altar boy, y la historia de cómo se convierte en el sidekick del héroe, para terminar en el final ocupando su lugar; toda una historia sobre el tema del legado, que es bastante interesante. Y para mí, lo más rescatable que tiene esta saga es que resuelve el tema de la invasión alienígena que se había anticipado en la miniserie, y que la historia donde se produce la invasión tenga como protagonista a un héroe oscuro y urbano que no puede estar más alejado del mundo de las naves espaciales y los poderes cósmicos, es un hallazgo. Esto sirve para marcar con fuerza otro punto: que los acontecimientos importantes para el universo superheroico pasan siempre en un segundo plano, algo que en la Liga de la Justicia sería un arco fundamental o incluso podría dar pie a un mega-crossover editorial, acá es una historia que se cocina en el fondo, y que si bien el Confessor es una pieza importante para su resolución, los tiros van por otro lado.
(el lunes, la tercera parte)
2 comentarios