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NOTAS

DChechos (parte 7)

Oscuridad al pedo, violencia de género y personajes fuera de personaje en Identity Crisis, una de las sagas peor escritas (y más vendidas) de la historia de DC Comics.
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Miércoles 17 de diciembre, 2025
 A 90 años de su creación, DC Comics ha pasado por muchas cosas y se ha enfrentado a muchas tomas de decisiones. Si bien por haber subsistido hasta hoy, uno podría pensar que la mayoría de sus  disyuntivas fueron resueltas correctamente, es claro que cuando metieron la pata lo hicieron con todo. En esta serie de notas  encumbramos en un podio a las que entendemos son las diez peores cagadas que se mandaron, las diez veces que sus decisiones resultaron una poronga. Algunas les parecerán menores, otras son terribles; algunas apenas trascendentes para un guion, otras hubiesen cambiado el curso de la Historia. Las cagadas aquí postuladas no están ordenadas por su magnitud, sino por la fecha en que fueron mandadas. Hoy recorreremos otra leve comparada con las que estuvimos viendo, pero que resalta otra arista de la estupidez editorial: cuando DC volvió a arruinar su evento anual.


Esto es tan tremendo que no sé ni cómo empezar. Tratemos de primero establecer hechos incontrovertibles, sin ninguna apreciación personal. 
-Identity Crisis es una serie limitada en siete partes publicada por DC entre Junio y Diciembre de 2004, creada por el guionista Brad Meltzer, el dibujante Rags Morales y con tintas de un delicado Michael Bair. El nº1 fue el comic más vendido de ese mes, con 163.111 ejemplares. DC reprinteó Identity Crisis en Abril de 2005 con tapas recoloreadas. Para Septiembre editaron el hardcover con extras que no aportan nada. Es el primer evento capitaneado por Dan DiDio en su rol de vicepresidente de la empresa. Ese año, los comics de Marvel sacudieron al público con giros adultos que le valieron minutos en los noticieros y centímetros en los diarios y revistas, como por ejemplo un Rawhide Kid homosexual, querer revelar que Lady Di era mutante y el poderoso origen de Wolverine. Todo muy adulto y oscuro. Meltzer es un afamado escritor de novelas de misterio. De chico era fanático de los comics de DC, especialmente de la Justice League de Gerry Conway. Su mujer trabajaba en Washington, en temas de violencia de género (esto es importante, ya vamos a llegar). Si querés hacer una buena historia de asesinato y misterio, el lector tiene que poder descubrir al asesino a través de pistas coherentes. Si no, es trampa.


-Sumémosle otros ‘hechos’ claramente establecidos en el DCU: 1) al momento en que empieza esta miniserie, Jean Loring lleva años sin acercarse a Ray Palmer; Jean es una abogada de bastante prestigio cuyas últimas apariciones fueron en los Titans de Dan Jurgens y en Chronos, una miniserie de corta duración que nunca pegó; en estos comics ella sigue casada con otro tipo muy feliz, de hecho es el mismo hombre con el que le puso los cuernos a Ray para posibilitar que este pudiera irse con su princesa del microverso en Sword of the Atom. La separación fue en términos amistosos. 2) Dr. Light no es un imbécil. Tiene mala suerte, no aprovecha su potencial, pero es malvado –quizás medio ‘coyotesco’, pero de ninguna manera es un minusválido mental. 3) Deathstroke es grosso, pero no puede ganarle a la Justice League. 4) en los nºs 166 y 167 de Justice League of America (Mayo/ Junio de 1979) la Secret Society of Super-Villains cambia de cuerpos con los miembros de la Liga. Bancame que ya llegamos.


-Un último condimento para agregar al plato, que va a tener sentido al final: Strangers on a train (en España, Extraños en un tren; en Hispanoamérica, Pacto siniestro) es una película estadounidense de 1951 dirigida por Alfred Hitchcock basada en la novela homónima de 1950, escrita por Patricia Highsmith. Raymond Chandler, el maestro del misterio y el género noir, fue uno de los escritores involucrados en la primera parte del guion. Durante un viaje en tren, Guy Haines se topa con Bruno Anthony y terminan revelando sus más oscuros deseos, que los lleva a realizar un pacto: si Guy mata al padre de Bruno —que, según él, le hace la vida imposible— él matará a la esposa de Guy, de la que este se quiere divorciar. Dos desconocidos sin motivos, nadie sospecha de nadie. Guy se lo toma a broma hasta que muere su mujer y Bruno comienza a perseguir de forma implacable a Guy para que, de inmediato, cumpla su parte en ese contrato verbal que Bruno cree que acordaron entre los dos. Parece que estoy desvariando, pero esta vez, no. Esperame que ya va a tener sentido.

Ahora veamos rápidamente qué pasa en esta saga: todo gira alrededor de tres ejes que se entrecruzan. 1) el asesinato de Sue Dibny, el personaje más tierno y querible del DCU; 2) los ataques a los familiares de los héroes (además de Sue, ahorcan a Jean Loring, Captain Boomerang mata al padre de Tim Drake y amenazan a Lois Lane) y 3) los lavados de cerebro que la Liga perpetró en años pasados. A esto podemos agregarle el plot no desarrollado del hijo del Capitán Boomerang con supervelocidad y madre misteriosa (que le cuesta innecesariamente la vida al entrañable y odioso Digger Harkness), la muerte más pedorra de Ronnie "Firestorm" Raymond (atravesado por una espada, te lo juro), y el giro del Calculator, que se convierte en una especie de anti-Oracle (bien ahí).
El nº1mete en el tablero una armadura de Luthor y el ataque a Bolt, como si tuvieran algo que ver, mientras asesinan a Sue Dibny. Los héroes duelan y Elongated Man dice “Fue Dr. Light”. Chan. Para el nº2 nos enteramos que en algún momento de la Liga de Conway, entre esas historias pedorras contra hippies místicos o robots alienígenas, o cualquier combinación de esas palabras, Dr. Light accedió al satélite de la JLA y violó a Sue. Porque sí, porque era muy malo. Y el villano de pronto sabe las identidades secretas y amenaza a todos los familiares de los héroes. Tras una breve discusión, Atom, Black Canary, Hawkman, Flash (Barry Allen), Green Lantern y Green Arrow le piden a Zatanna que le borre la memoria, que en cierta forma, lobotomice al Doctor Light. La maga lo hace y aparentemente ese procedimiento es lo que convierte a Light en el boludo perdedor que amamos. Pero esto no termina acá. 
Oliver desclasifica que cuando Floronic Man, Wizard, Star Sapphire, Reverse-Flash y Blockbuster tomaron los cuerpos de la Liga y descubrieron las identidades secretas de Superman, Batman, Flash, Green Lantern (Hal Jordan) y Black Canary, de nuevo Zatanna los pasó por la lavadora de mentes para proteger a sus compañeros. Los héroes van tras Light –que no se sabe cómo, pero por las dudas contrata a Deathstoke para que lo proteja y le gana a toda la Liga junta, hasta que llega Superman-, Atom alcanza a salvar a Jean Loring que fue atacada y colgada, muere Drake pero -como había recibido una nota con un arma- puede acabar con su atacante (Boomerang), y ahora Tim es huérfano como los demás Robin. 


Al interrogar a Green Arrow por el accionar de esa Liga setentosa, Wally quiere saber si Barry estuvo de acuerdo, si Batman estuvo de acuerdo y resulta que Bruce se opuso y a él también le borraron recuerdos (la misma maga que dejó a Light hecho un salame se mete a toquetear en la mente más brillante del mundo, vamos). El Dr. Midnite y Mr. Terrific realizan la autopsia más larga de la historia y determinan que Sue no murió quemada sino que tiene huellas minúsculas por sobre su corteza cerebral que le produjeron un infarto. El asesino tiene que tener acceso a la tecnología de Ray Palmer para reducirse de tamaño. No hay muchas opciones. Termina el capítulo 6 con Batman desesperado por encontrar a Atom, mientras este se mete en la cama con su ex-mujer con una mirada extraña. Podría haber terminado todo acá y hasta era una historia con algunas torpezas, pero que abría puertas interesantes. 


Supuestamente, la historia original de Meltzer era un homenaje a la película de Alfred Hitchcock donde Ralph y Ray decidían matar cada uno a la esposa del otro. Atom asesina a Sue pero Ralph, devastado por el ‘asesinato’ falla en ahorcar a Jean. Tremendo. Atom se volvía un villano del DCU, hubiera sido genial. Elongated Man iba en cana un tiempo, también era grandioso para el personaje, pero no. DC tenía que recular. Paren las rotativas. Hay que encontrar otra solución. De la nada, en la página 3 del nº 7 (que salió con un mes y pico de retraso, porque evidentemente hubo que redibujar varias escenas) Batman se contradice con su última aparición y afirma: "Ray? It's not Ray ...", aunque nunca se explica cómo llegó a esa conclusión. La respuesta es que la asesina es Jean Loring, que hizo todo para que Atom volviera con ella (todo menos preguntarle a él si quería volver). Y claro, la gran abogada mete la pata y no puede negar nada ante Atom, porque ahora nos dicen que está loca, que ella fingió su ahorcamiento, que armó lo del padre de Tim, etc., y su ex la termina metiendo en el Arkham Asylum (sin juicio, ni condena, ni un psiquiatra) donde le hacen pasar el infierno más temido. Fin.


Esto es básicamente Identity Crisis. Según Meltzer, se trata de las consecuencias de las acciones, de cómo el uso del poder trae repercusiones. Si descubrís la identidad de los héroes, te toca lavado de cerebro. Si te oponés, también. Si te volvés loca, vas a ser desterrada a Arkham a que te violen los locos. Esas son las consecuencias que se muestran en la miniserie. Después, en "Crisis of Conscience" (JLA nºs 115 a 119, Agosto–Diciembre de 2005) se verán las ramificaciones del borrado de mente de Batman, en algún momento en la revista de Flash se acordarán del hijo de Boomerang, más tarde se explicará en Infinite Crisis que la manipulación mental de la Liga, la demencia de Jean Loring e incluso la violación de Dr. Light contra Sue, fueron efectos secundarios de los sacudones de la continuidad creados por Alexander Luthor Jr. y Superboy-Prime. Sí, claro, todo solucionado. También podríamos postular que -como consecuencia de este oscurecimiento al pedo de DC- Marvel se anima para el crossover de 2006/2007 -Civil War- a mostrar a un Iron Man muy facho (para no hablar de Reed Richards y su robot asesino, entre otras oscuridades). 


Pero sin duda lo más criticable de esta miniserie que trató de ser de misterio y terminó por ser de venganzas y personajes fuera de personajes, es que todas las protagonistas femeninas terminan o locas (Jean), o sucias (Zatanna) o muertas (Sue). Y ese gran hito que ofreció DiDio (“Tenemos una violación”- se dice que festejaba en los pasillos de la editorial) nunca tiene en cuenta a Sue. Ella no importa (de hecho, la violación no influye en la historia y nunca se vuelve a mencionar después del nº 2; el castigo a Light no es por violador sino por descubrir las identidades secretas); todo el incidente de la violación contra Sue Dibny, no solo está mal hecho y busca apenas el impacto, sino que a ella la tratan como una completa secundaria en su propia violación y nunca vemos su perspectiva ni cómo lo procesa, solo se habla de pasada (principalmente por hombres); es innecesaria y no se maneja con el tacto y el cuidado que un tema tan serio y real merece. Si no podés usar una violación como punto de la trama con buen gusto, no lo hagas. Además, el tema de lo ético y lo moral en un comic de superhéroes queda para el orto cuando lo hacés sin los personajes adecuados y el tono correcto. 
Acá tenemos otra vez una historia que quiere modificar para siempre el DCU, que arruga cuando tiene que definir (como en Armageddon) y eso termina por convertir a Identity Crisis en una película de Michael Bay. Es decir, algo que supuestamente nace para entretener, pero en realidad su único objetivo es hacer el mal y ganar guita.