Dolores Alcatena, quien obtuvo el premio a Mejor Obra Autoeditada en los Premios Cinder por segundo año consecutivo, publicó en Abril de 2023 ‘Las Locas’, nuevamente bajo su propio sello Jano Comics. Como ocurre en anteriores trabajos de la autora, los relatos que se retratan en las 284 páginas con las que cuenta la novela gráfica apelan nuevamente a personajes que, aunque corresponden a animales que viven en su propio ecosistema natural, evocan situaciones que reflejan mucho de lo que acontece en nuestra sociedad.

Desde las primeras páginas, Alcatena nos presenta a un grupo de hienas que viven en la sabana y que tienen como antagonistas a quienes ellas llaman ‘los gatos’, esto es, los leones. La hienas enfrentan a esos felinos en sus cacerías y su orgullo como especie nos recuerda que son tan cazadoras como ellos, solo que muchas veces quedan rezagadas como simples carroñeras por su rivalidad natural. A las hienas no les queda más que conformarse con las sobras, con todo aquello que desechan los leones, por lo que, junto con los buitres, pareciera que tienen un ‘papel menor’ en el mundo natural.
Sin embargo, las hienas tienen orgullo y Alcatena lo plantea desde sus primeras historias, las cuales se vuelven un faro para Namono, la hiena que -a lo largo de las páginas- se perfila como la verdadera protagonista. Alcatena establece dos mitos fundacionales: la historia de una hiena que se convierte en la ‘ primera loca’ al imponerse ante sus rivales felinos; y la hiena salvadora que ilumina el mundo para volverse el sol que le concede vida a toda la fauna de la sabana. Serán esos relatos iniciales, narrados por la madre de Namono, los que la guiarán en su aventura, más allá de los límites de lo conocido para las ‘locas’, donde el horizonte señala el fin del mundo.

En su camino y su viaje personal -¿o podemos decir animal?-, puesto que parece no encajar y encontrarse llena de preguntas, Namono se sumergirá en lo desconocido, se encontrará con otro individuo de su especie que le cambiará su manera de ver la vida y recuperará su naturaleza cazadora. Durante su aventura, Namomo atravesará la pérdida, el amor, la soledad y la resignación para resignificar sus tristezas, sus miedos y frustraciones. Eventualmente, volverá con su manada originaria, a la cual le transmitirá su experiencia para impactar en el grupo. A lo largo del viaje íntimo de la protagonista, Alcatena atinará a cerrar una historia cíclica -o a lo mejor más bien, ¿elíptica?- en la que Namono se vuelve el mito para las nuevas generaciones, esto es, el referente de unidad como especie.

Sin ahondar mucho más en la trama de ‘Las Locas’ para no generar más ‘spoilers’, el relato de Alcatena busca plasmar los legados que se transmiten de generación en generación, de madres a hijas, sin importar, debido a su naturaleza matriarcal, si se trata de ‘hembras con vientre, o no-hembras sin vientre’ -tal como expresa la autora al inicio de su obra. Entre los legados que la autora refleja, se encuentra el estigma de ser simplemente hienas, lo que supone marginación por una fealdad que solo pueden combatir a través de su eterna risa, la cual las dignifica y les permite enorgullecerse y les otorga fortaleza como especie y luchar ante la adversidad. A partir de esta premisa Alcatena solapa y concatena las historias para construir un gran relato que nos habla de la imposición de la hegemonía estética y del concepto de belleza, sus consecuencias sociales y la importancia de encontrar vías para resistir colectivamente. Al respecto, más allá de la eterna discriminación que las hienas sufren por parte de sus oponentes felinos, en un momento la humanidad se hace presente a partir de la introducción de personajes humanos en el relato, los cuales manifiestan abiertamente su odio hacia ellas para hacernos recordar cómo esa hegemonía estética de la que no gozan las hienas es una idea completamente humana -como también lo es la supuesta rivalidad entre leones y hienas.

En cuanto a la propuesta estética y artística, Alcatena nuevamente recurre al blanco y al negro, aunque en comparación con sus trabajos anteriores, lo hace mediante un trazo y un uso de la línea más definidos y maduros. Durante las 284 páginas, la autora jugará con la luz y las sombras para dar paso a un estilo más perturbador a partir de la construcción de una forma capaz de jugar más inquietantemente con su relación con el fondo. Un ejemplo, es cuando Alcatena juega con las siluetas de las hienas que anteceden a cada parte de la obra, las cuales se fusionan con el entorno para volverse una retórica visual que dice mucho del tema sobre el que gira cada apartado. El blanco y negro en el que se relata la historia de ‘las locas’, se complementa muy pertinentemente con los colores que Alcatena elige para su portada y su contratapa, en las cuales el rojo resulta predominante y, de alguna manera, expresa esa tragedia llena de sangre de la que las hienas no podrán escapar.

En general, las viñetas presentan diálogos concisos pero que nos dicen realmente mucho, puesto que las expresiones y las acciones de los personajes se vuelven el motor de la narrativa. Las risas de las hienas exceden a la imagen y si nos permitimos sumergir en la historia pareciera que podemos escuchar sus carcajadas. En el diseño de personajes, los ojos de las hienas lo son todo. La expresividad que emana de las miradas resulta clave para empatizar con las vivencias, con la marginalidad y con el destino inevitablemente trágico del que los personajes y principalmente Namono, no podrán escapar. Todos estos condimentos artísticos y narrativos, le dan un ritmo lo suficientemente dinámico al relato para entretener y promover lectura bastante rápida de la obra, la cual resulta de muy fácil acceso, pese a los dilemas sociales y existenciales que brotan de las viñetas.
A lo largo de las viñetas de ‘Las Locas’, Alcatena, logrará introducirnos en el universo de las hienas, una especie históricamente desestimada por la mirada humana y que, debido a su destino dramático e ineludible, deberá sentirse ‘orgullosa’ de sí misma. Ese concepto que atravesará toda la obra, será retomado hacia el epílogo, donde Alcatena expresa su interés personal por las hienas para construir puentes muy interesantes respecto a cómo culturalmente se las ha concebido y cómo en verdad, en su entorno natural, no son más que una especie salvaje más, parte de la cadena alimenticia.

Sin dudas, ‘Las Locas’ nos propone revisitar la obra de toda la artista. Cuando volvemos hacia atrás, y recorremos la mayoría de sus novelas gráficas, es posible apreciar cómo la autora se ha encargado de contextualizar muchos de sus trabajos en entornos naturales en los que, de sus personajes animales, brotan rasgos de humanidad. Hay algo en la obra de Alcatena que nos habla sobre ese mundo real ‘objetivo’ que está allá afuera y que prácticamente resulta inalcanzable apreciar debido al filtro de la cultura, es decir, esa mirada humana de la que no nos podemos despegar y que al fin y el cabo lo transforma todo, para terminar -inevitable e irremediablemente- humanizándolo.

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